Chile: Jaime Mañalich, el fin de una era

Con la renuncia de Jaime Mañalich al Ministerio de Salud, el futuro político de Sebastián Piñera se ve un tanto sombrío. La caída del "Big Boss", cómo se lo conocía, habría comenzado mucho antes de su renuncia.

Con la renuncia de Jaime Mañalich al Ministerio de Salud, el futuro político de Sebastián Piñera se ve un tanto sombrío. La caída del «Big Boss», cómo se lo conocía, habría comenzado mucho antes de su renuncia. Sin su polémico ministro, el Presidente queda solo mientras que el fantasma del estallido vuelve a rondar a toda su administración.
No se puede entender la pandemia de Covid-19 en Chile sin ponerle un ojo al estallido social de octubre de 2019. Así como tampoco se puede entender la gobernabilidad de Sebastián Piñera sin el – ahora – ex ministro de Salud Jaime Mañalich.

El brote mundial de coronavirus le dio, paradójicamente, un poco de oxígeno político al presidente chileno luego de haber empezado el año con una de las cifras de apoyo mas bajas en las encuestas de la historia post dictadura del país. Tan solo un 6%. Sin duda, octubre pego fuerte en el palacio La Moneda y la gobernabilidad de Piñera se vio muy comprometida.

Hasta tuvo que sacrificar al que hasta entonces era su fusible y escudo contra las balas de la oposición y la ciudadanía. Su primo hermano, el ministro del interior Andrés Chadwick dejó el gobierno a fines de octubre, muy golpeado por el estallido y dejando solo al presidente.

Cuando marzo parecía el momento del rebrote del estallido social, otro brote se apoderó de las grandes alamedas. La pandemia mundial llegó al país y el ministro de Salud comenzó a liderar una estrategia para enfrentar al Covid-19 que le otorgó una cuota importante de poder. Ese poder que el presidente había perdido.

FUERTE PERSONALIDAD

Ministro de salud durante todo el primer gobierno de Piñera, Jaime Mañalich es reconocido por su estilo enérgico y confrontacional. Su carácter lo hizo pelearse con varios medios de comunicación, enfrentarse a los alcaldes de colores propios, tener un impasse con el ministro de educación cuando dijo que había sido “un gran error suspender las clases” y mostrarse como el “Big boss” ante sus fans en Twitter, los que el sábado por la noche realizaron un cacerolazo para despedir a su ministro estrella. Toda una celebridad.

Lo cierto es que Mañalich si bien dejó la cartera de salud el sábado pasado, su muerte política habría comenzado un mes antes, el 10 de mayo cuando anunció la cuarentena total para toda la región metropolitana. De esta forma renunciabaa su metodología de cuarentenas selectivas y progresivas en el afán de evitar otro tipo de pandemia que es la social. Ante la disyuntiva entre salud y economía, el gobierno chileno optó por esta última.

Ese día de mayo el ex ministro de Salud perdía todo su poder cuando reconoció a la sombra de los números y públicamente, que su método había fracasado. Un poder acumulado a base de frases para el bronce, como decir que Chile tenía “el mejor sistema de salud del planeta” u otras por el estilo, como “He sido felicitado por autoridades internacionales hasta el cansancio”. Un ministro sin problemas de personalidad.

Pero el desfase entre el 10 de mayo y su renuncia, se hizo mas evidente. “Desde ese minuto comienza a ocurrir algo muy común en los ciclos de descomposición de la política: Una persona que ha perdido su poder sigue ostentando el cargo formal de autoridad” explica MirkoMacari, periodista y analista político en su podcast “La Cosa Nostra”.

“Esas 5 semanas en que se demora este episodio habla de que son 5 semanas perdidas no solo en el combate a la pandemia sino, sobre todo, en las posibilidad de tener algo de control político sobre el problema” dice Macari y explica que como en toda gestión de poder, esta “también cumplía un ciclo”.

MINISTRO MUERTO CAMINANDO

A partir de ese momento se hizo evidente la descolocación del ex ministro que a la luz de los datos veía empeorar cada vez mas su manejo de la crisis sanitaria. La primer munición la recibió cuando hace muy poco, debió transparentar los números de la pandemia y cambió su metodología de conteo para justificar el aumento en los muertos y los contagiados.

Fue en ese momento cuando reconoció que “todos los ejercicios epidemiológicos, las fórmulas de proyección con las que yo me seduje en enero, se han derrumbado como un castillo de naipes”. O cuando en otro fallido, confesó que “hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual yo no tenia conciencia (…) la magnitud que tenía”.

El tiro de gracia, lo recibió el mismo día de su renuncia, el sábado por la mañana, cuando el portal periodístico CIPER Chile denunció que los números de muertos reportados a la OMS diferían en algo mas de 3.000 casos con los que se informaban a la opinión pública nacional.

Y tan importante era Mañalich para Piñera que lo retuvo aun cuando en menos de 7 días hizo un cambio de gabinete exprés en el que el ministro de Salud no aparecía. Macari explica que ese tiempo perdido habla de lo perdido que esta el presidente ya que se dio el lujo de hacer el cambio de gabinete antes de sacar a su ministro favorito. “Eso habla de lo necesario que era Mañalich para mantener su gobernabilidad”, afirma el periodista.

Con Jaime Mañalich y a partir de la pandemia, Piñéra subió en las encuestas hasta un 26%, recuperando al electorado duro de derecha que lo abandonó luego del “18 O” por considerar que el presidente no había aplicado la suficiente mano dura para parar el estallido social.

Así fue como falló el modelo sanitario y político del gobierno para enfrentar al virus, una modalidad centralizada y unipersonal. Algo que el renunciado ministro manejaba con maestría. En ese sentido, el sociólogo y académico Alberto Mayol, compañero de podcast de Macari señala que la tendencia de evitar una cuarentena general, no es tan descabellada y tiene su lógica pero requiere de una autoridad que la sostenga, mas allá de sus vicisitudes y tropiezos.

Según el sociólogo, Mañalich hizo algo parecido al modelo sueco. “Si no hay un segundo brote, Suecia va a quedar muy mal parada. Pero si hay un segundo o tercer brote y todavía no se ha encontrado la vacuna, Suecia va a quedar muy bien porque habría generado una inmunidad de rebaño que no van a tener los otros países. La cuarentena no es un problema en si mismo sino las condiciones políticas de la cuarentena” dijo el sociólogo. Y afirmó que si bien pudiese considerarse una irresponsabilidad sanitaria, “no lo es en términos políticos”.

Ahora solo resta saber qué rumbo tomará el Ministerio de Salud, con Enrique Paris a la cabeza. De tendencia centro izquierda –ex presidente del Colegio Médico y antiguo asesor de la Presidenta Michelle Bachelet,- deberá desmarcarse de su antecesor, y mostrar una política mas plural e inclusiva. Si ese es el camino, sin duda le dejará muchas piedras a lo que queda de la presidencia de Sebastián Piñera.

Fuente: Minuto Uno