Ciudad de Buenos Aires: Caídos del mapa

La concurrencia a comedores comunitarios en la ciudad creció entre un 40 y un 50 por ciento en el último año. Hasta familias de clase media ahora comen allí.

La concurrencia a comedores comunitarios en la ciudad creció entre un 40 y un 50 por ciento en el último año. Hasta familias de clase media ahora comen allí. Pero el gobierno porteño destina cada vez menos fondos al programa que busca disminuir la desigualdad

La asistencia a comedores comunitarios en la Ciudad aumentó entre un 40 y un 50 por ciento en el último año y son cada vez más las familias de clase media que recurren a ellos porque no les alcanza para comer. La situación social en la ciudad de Buenos Aires es cada vez peor. La indigencia se duplicó en los últimos tres años y la pobreza en la ciudad escaló al 20 por ciento: uno de cada cinco habitantes es pobre en la ciudad más rica del país. Sin embargo, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta destina cada vez menos presupuesto al Programa Ciudadanía Porteña cuyo objetivo es disminuir la desigualdad a través de programas de subsidios orientados a garantizar el acceso a productos de primera necesidad, el cuidado de la salud y la continuidad educativa.

Según un informe realizado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), “en los últimos cuatro años el Programa tiende a disminuir su peso específico en términos presupuestarios”. Además, el estudio señala que la cantidad de hogares cubiertos por el programa tiende a la baja y su presupuesto fue reducido y subejecutado.

“El análisis del presupuesto del Programa Ciudadanía en la Ciudad de Buenos Aires tiene como objetivo determinar la inversión que realiza la Ciudad para brindar recursos a los sectores más vulnerables. Lo que observamos claramente es que la ciudad más rica de nuestro país ha tomado la decisión de desfinanciar programas sociales y de asistencia a los sectores más vulnerables y de menos ingresos, mientras aumentan la pobreza y la indigencia”, aseguró a PáginaI12 Nicolás Trotta, rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), una de las casas de estudio que integra dicho organismo.

El beneficio que otorga el programa consiste en un subsidio mensual, a través de la entrega de una tarjeta de compra precargada, emitida por el Banco Ciudad de Buenos Aires para ser utilizada únicamente en la Red de Comercios adheridos al programa exclusivamente para la adquisición de alimentos, productos de limpieza e higiene, combustible para cocinar y útiles escolares.

Los cifras son contundentes. Según datos de la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad, en el tercer trimestre de 2018 había 639 mil pobres en la ciudad, de ellos 198 mil estaban en situación de indigencia. A pesar del aumento de la pobreza y la indigencia en la ciudad, no se aumentó el presupuesto para políticas sociales que permitan contener y dar respuesta a la crisis. Por el contrario, el informe del CEM muestra que “las metas presupuestarias del Programa Ciudadanía Porteña se mantienen en una cobertura de 96 mil hogares en situación de pobreza desde el presupuesto 2015 hasta el 2019 pese a que en ese mismo período los hogares pobres pasaron de 123 mil a 191 mil, más de un 55 por ciento más”.

“Lo que se observa es que el nivel de recursos que se viene invirtiendo es marcadamente inferior al propio crecimiento del presupuesto del gobierno porteño. Si analizamos el periodo de 2015 al 2019, el crecimiento del presupuesto ha sido de un 276 por ciento, teniendo en cuenta estos años de fuerte inflación y también de aumento de la capacidad recaudatoria del Estado porteño. Pero cuando analizamos el presupuesto del programa, vemos que fue del 150 por ciento. Esto está claramente por debajo de la inflación –que en la ciudad de Buenos Aires se calcula en un 185 por ciento desde que gobierna Mauricio Macri– y del crecimiento del presupuesto general”, detalló Tro­tta. “Esto demuestra una falta de acompañamiento del gobierno porteño a los sectores que más están sufriendo el impacto de las políticas macroeconómicas nacionales”, analizó.

El panorama es aún más preocupante cuando se analiza el presupuesto ejecutado del programa. En 2015, fue de 786 millones de pesos, un 78 por ciento del presupuesto aprobado originalmente. Desde entonces la ejecución no paró de bajar: 72 por ciento en 2016, 60 en 2017 y 39 en los primeros tres trimestres de 2018. Todo esto, en el marco de una caída relativa de la participación presupuestaria del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano, de quien depende el programa. La cartera a cargo de Guadalupe Tagliaferri pasó de contar con el 5,49 por ciento del presupuesto de la ciudad en 2016 a apenas el 4,41 por ciento en 2019.

Trotta señaló que hay dos factores claves que explican el aumento de la pobreza y la indigencia no sólo en la Ciudad sino a nivel nacional: la enorme pérdida del poder de compra de los salarios –que solo en 2018 fue de 11 puntos porcentuales– y la destrucción de puestos de trabajo. En ese sentido, el abogado y docente universitario hizo hincapié en el impacto de la crisis sobre la clase media. “Los sectores medios están sufriendo una crisis muy profunda en parte por esta caída de la capacidad de compra del salario que va acompañado por un aumento irracional de las tarifas de los servicios públicos porque hay ciertos gastos que uno no puede evitar realizar –como son la luz, el gas y el agua– y han tenido aumentos promedio de más del 2 mil por ciento. Si a esa cuenta le sumamos el aumento de los alquileres, eso termina impactando fuertemente en las familias de sectores medios que se han visto empobrecidas en este periodo”, sostuvo.

En esa misma línea, la legisladora porteña mandato cumplido Claudia Neira aseguró que la asistencia a comedores comunitarios en la ciudad aumentó “entre un 40 y 50 por ciento en el último año” y que son cada vez más las familias de clase media que recurren a ellos. “Lo que nosotros vemos es un aumento descomunal de personas que asisten a comedores para poder alimentarse y, sobre todo, cómo los sectores medios empiezan a tener problemas para alimentarse y por eso cuando llega fin de mes muchos acuden a los comedores a buscar un plato de comida, mientras que muchos otros empiezan a asistir cotidianamente”, dijo. “Los comedores comunitarios están realmente desbordados. Tenemos un caso en Barrio Mugica donde a principios del año pasado iban 500 personas diariamente y hoy van 1000. La cantidad de gente se duplicó, pero las raciones que envía Desarrollo Social no llegan a cubrir ni un tercio de lo que se necesita”, denunció Neira en diálogo con PáginaI12.

“Hay una situación de desamparo hacia una gran parte de los porteños y ha reaparecido el hambre como un factor determinante. Y no es que nosotros creamos que antes no había pobreza, pero hace muchos años que no se veía el hambre que se ve ahora en la Argentina y, particularmente, en la ciudad de Buenos Aires. Y tampoco se veía a la clase media trabajadora sufriendo la situación de desesperación que vemos ahora”, analizó.

Neira aseguró que  “la situación de desigualdad se ha profundizado en la Ciudad, y el foco de esa desigualdad claramente está entre el norte y el sur”. Y es que según un informe reciente del Centro de Estudios de Ciudad (CEC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 2015 el 10 por ciento más rico de la ciudad tenía un ingreso de 17 veces superior al del 10 por ciento más pobre y en 2018 dicha brecha se amplió a 25 veces. “Pero además de esta desigualdad histórica entre norte y sur, hoy vemos un importante deterioro de las condiciones sociales en la zona del centro de la ciudad, donde históricamente se han alojado los sectores medios trabajadores que hoy no pueden afrontar el aumento de los alquileres, los servicios públicos y el alto costo de los alimentos”, manifestó.

Además, señaló el brutal impacto de género de la crisis social y económica. “La mujeres son las más golpeadas por la crisis y, a la vez, son las que contienen el hambre en la Argentina”, sostuvo. “Son las que salen a buscar nuevos recursos ante la pérdida del trabajo en el hogar, son las que se acercan a pedir a los comedores y las que se pasan horas haciendo números y buscando precios para que todos puedan comer con lo poco que puede comprar; pero también son las que le ponen el cuerpo y, sobre todo en los barrios más vulnerables, salen a resolver las necesidades del barrio y trabajan gratis en los comedores cocinando horas y horas para miles de pibes y pibas”, agregó.

Por último, Neira se refirió a la falta de políticas públicas por parte del gobierno de la ciudad para contener la situación social y aseguró que “el gobierno porteño no ha tenido una respuesta adecuada a la crisis generada por la política nacional de su propio partido”. “Si bien lo que define esta situación es la política económica nacional –que ha sido desastrosa– la ciudad más rica del país no ha tenido respuestas frente a esto. El gobierno porteño se quedó haciendo obra pública en una sintonía que no tiene nada que ver con la catástrofe social que está viviendo la ciudad de Buenos Aires, una política totalmente desfasada de la realidad que vive la gente”, manifestó la dirigente del peronismo porteño y se preguntó: “¿Cómo se explica que en el momento más difícil de la Argentina en muchos años se restrinja el acceso a los comedores escolares y no se refuercen los alimentos en los comedores comunitarios? ¿Cómo se desarticula un programa como Ciudadanía Porteña en este contexto?”. “Creo que la única manera de explicarlo tiene que ver con la forma en la que Cambiemos ve la política y el Estado, y con el modelo de ciudad y de país que proponen: un modelo para pocos”, analizó.

Fuente: Página 12