Córdoba: El cambio de los “naranjitas” tras la aparición de Movypark

Con la implementación del nuevo sistema, los cuidadores de automóviles buscaron alternativas para mantener sus ingresos. Algunos lavan coches. Otros directamente cambiaron de zona y se llevaron los clientes.

Con la implementación del nuevo sistema, los cuidadores de automóviles buscaron alternativas para mantener sus ingresos. Algunos lavan coches. Otros directamente cambiaron de zona y se llevaron los clientes.

El sistema Movypark cambió mucho más que la forma de pago del estacionamiento medido en Córdoba. Impactó directamente sobre los “naranjitas”, que desde un comienzo se resistieron, aunque sin mucho éxito, a su implementación. Ahora, buscan alternativas para mantener su fuente de ingresos.

La aplicación provocó dos fenómenos entre los cuidadores de autos: la reconversión del oficio y la migración. Agregar un nuevo “servicio” o correrse un par de cuadras por fuera de los límites de los controles municipales son las dos opciones que encontraron para saldar este problema.

Abonar una doble tarifa no es una opción para los automovilistas. Por eso, los “naranjitas” apelan a la “voluntad”, aunque sin los mismos rindes. “La recaudación en el último mes bajó estrepitosamente”, coincide a coro la media docena de “naranjitas” consultados ayer por La Voz.

“Antes, en un buen día podías hacer 700 pesos. Ahora, apenas 250. La gente te da cinco pesos y está bien que no quiera pagar dos veces”, dice Juan Carlos, que trabaja en Achával Rodríguez casi Independencia desde 2015 y es cuidacoches hace una década.

El rebusque vino de la mano de reconvertir el oficio: de cuidar a lavar autos. “Le ofrezco a la gente lavarle el auto por 70 u 80 pesos”, cuenta, en la zona del Parque de las Tejas, Miguel, quien desde hace años tiene clientes que le confían su auto. Con lavar entre cuatro o cinco autos por día, más unas colaboraciones, se iguala el dinero que conseguían antes de la llegada de Movypark. La postal se repite varias veces en la ciudad

Otros “naranjitas” se han convertido en “facilitadores” de Movypark. Como la aplicación no la tienen todos los usuarios, algunos la bajaron en sus propios teléfonos y desde allí les cargan crédito a los autos estacionados, o bien lo hacen en algún quiosco.

Esto tiene una “cláusula” vidriosa y librada a la suerte. Si no pasa ningún control, los “naranjitas” no pagan y se embolsan el dinero. Hasta ahora, los mismos cuidacoches y algunos delegados de la propia “zorrera” comunal coinciden en que no hubo mucha fiscalización municipal.

Migración

El otro fenómeno es la migración. En la zona de Tribunales II, el sistema prepago expulsó a la mayoría de los “naranjitas” hasta los límites de la zona controlada. Calles como Laprida, Fructuoso Rivera, Achával Rodríguez y Capital Federal, en las que meses atrás era imposible estacionar por la cantidad de autos, ahora lucen con muchos “vacíos”.

“Les dije a mis clientes que me mudaba unas cuadras. Los empleados de Tribunales me conocen”, dice Mónica, quien se movió unos 100 metros, sobre Laprida, para no coincidir con Movypark.

En esa zona de barrio Observatorio, los “naranjitas” tuvieron que mudarse hasta los límites con Mariano Moreno, un par de cuadras más allá del Palacio de Tribunales. Con la migración, arrastraron a gran parte de sus clientes.

Los precios son también un atractivo para los usuarios de Tribunales II. Un trabajador promedio deja su auto seis horas o más en la calle. Con la aplicación, se trata de 60 pesos, o más, por jornada. Mientras que un “naranjita” de la zona cobra entre 25 y 30 pesos el día. Sin fraccionamiento, ni la posibilidad de una multa por demora, la cuenta es más barata para los usuarios diarios del estacionamiento medido.

En Tribunales, “gambetean” la aplicación

Hasta hace apenas unas semanas, estacionar en la zona de Tribunales podía ser una odisea. Encontrar un lugar disponible podía llevar varias vueltas a la manzana, pero desde la implementación de Movypark hay espacios disponibles en plena hora pico.

“Desde las siete y media de la mañana, esta cuadra estaba repleta de autos de punta a punta”, recuerda Norma Brambilla, vecina de calle Laprida. Ahora, a 10 pesos la hora, estacionar por toda la jornada laboral es más costoso en comparación con los 30 pesos que cobran los “naranjitas” por todo el día de trabajo.

En la zona hay, además, dos playas de estacionamiento que cobran entre 35 y 40 pesos la hora. La opción más económica siguen siendo los “naranjitas”.

Fuente: La Voz