Córdoba: Datos van, datos vienen, mientras tanto los pobres no se entretienen

“Durante los distintos gobiernos, hemos estado un poco mejor, un poco peor… . pero nunca hemos salido de pobres”

Sentada en un rincón rodeada de otras 30 coordinadoras, Nora lanza una aseveración que da por terminado el debate de la asamblea: “Durante los distintos gobiernos, hemos estado un poco mejor, un poco peor… . pero nunca hemos salido de pobres”. Nora es militante de Barrios de Pie y desde 2001 coordina una copa de leche en barrio Chino, en la ciudad de Córdoba.

La pobreza es una realidad que las organizaciones sociales conocemos bien. Cada vez son más los niños y niñas que asisten a nuestros comedores y merenderos y los jóvenes que piden inscribirse en talleres educativos o cuadrillas de trabajo que organizan los centros comunitarios.

Esta creciente demanda nos resulta imposible de abordar sin la ayuda de políticas públicas que acompañen el trabajo que desarrollamos las organizaciones de la sociedad civil.

Por ese motivo, venimos articulando y acercando relaciones con distintas instituciones académicas, profesionales y eclesiásticas, con el fin de concertar propuestas colectivas.

Sin embargo, a raíz de los informes presentados por los gobiernos de la Nación y de la Provincia acerca de los índices de pobreza, fuimos espectadores de cómo un tema que involucra a miles de familias impedidas de acceder a un desarrollo integral, en vez de poner en la agenda del debate público el dato de un 30 por ciento de pobreza y las políticas de Estado, instaló –en un contexto electoralista– una polémica acerca de si hay 10% más o 10% menos de pobres.

Es que cuando el jueves pasado el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó sus cifras oficiales correspondientes al primer semestre de este año resultó curioso que en Córdoba haya ahora 10 por ciento menos pobreza que en el semestre anterior (de 40,5% a 30,7%). La nueva estimación se alinea con la medición del Gobierno provincial y muestra una evolución alejada de la del resto del territorio nacional, donde se anunció una leve reducción de los índices, de 30,3% a 28,6%.

¿Será un error técnico-metodológico que el Indec se comprometió a revisar? ¿O será que en épocas electorales es cuando ocurren los milagros? Nosotros nos reservamos el derecho a la duda.

Pero el debate lleva implícita una lógica adversa a los sectores más vulnerables. Porque cuando el Gobierno de Córdoba se adjudica como una victoria de su política social el que haya 140 mil pobres menos, no sólo naturaliza la pobreza (40% está mal, 30% es normal), sino que también olvida que detrás de cada cifra hay personas que tienen rostros, nombres y apellidos, que tienen sueños y esperanzas de un mejor futuro, familias que intentan sobrevivir en una sociedad que les arrebata las oportunidades.

Es bueno tener datos, siempre y cuando sirvan para elaborar políticas públicas que aborden este tremendo flagelo.

Y así como Nación y Provincia lograron ponerse de acuerdo en cuanto a datos estadísticos, los cordobeses necesitamos que se pongan de acuerdo en trabajar para hacer frente a tan cruda realidad. Porque ahora podemos decir con seguridad que Córdoba cuenta con un tercio de su población en situación de pobreza: medio millón de personas, y más de 60 mil en situación de indigencia, de los cuales en su mayoría son niños y jóvenes.

Ante esto, es necesario llamar la atención e interpelar a la Provincia para que modifique el enfoque con el que aborda la dimensión de la pobreza y sus políticas públicas. Primero, reconociendo que los altos niveles de exclusión constituyen, en parte, un fracaso de las políticas sociales que el Gobierno ha implementado a lo largo de sus casi 20 años de ejercicio en el poder.

En segundo lugar, resulta imprescindible cambiar las políticas de gobierno por políticas de Estado, capaces de convocar a todos los sectores de la sociedad, pues la pobreza es un martirio que no sólo incumbe a los pobres, sino que es un mal que afecta a toda la sociedad.

Desde nuestro movimiento, venimos desarrollando distintas herramientas destinadas a aportar elementos en la discusión sobre la pobreza y sus repercusiones. Por ejemplo: el índice barrial de salud nutricional, cuyos resultados de la primera medición demuestran que 5 de cada 10 niños y niñas que asisten a copas de leche presentan alguna variable de malnutrición.

La presencia de obesidad y niños con baja talla junto a la ingesta de alimentos con alto contenido calórico y bajo consumo de frutas y hortalizas los predisponen en la edad adulta a la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles: diabetes, hipertensión arterial, aumento del colesterol en sangre.

Son todas enfermedades que vienen como consecuencia de que no hay elección ni posibilidad de acceder a una alimentación adecuada en cantidad ni calidad, con los requerimientos nutricionales para el período de crecimiento.

Es hora de que el combate de la pobreza deje de ser una pelea de números y se transforme en una política de Estado.

Por Silvia Quevedo

*Coordinadora del movimiento Barrios de Pie de Córdoba.

Fuente: La Voz