Deboto, Cordoba: Más de un mes con sus campos bajo agua

En el este provincial siguen muy complicadas varias regiones. Una recorrida por un sector cercano a San Francisco muestra cómo lo padecen quienes viven de actividades rurales en severa e inédita crisis.

En el este provincial siguen muy complicadas varias regiones. Una recorrida por un sector cercano a San Francisco muestra cómo lo padecen quienes viven de actividades rurales en severa e inédita crisis.

Devoto. “Esta zona nunca fue inundable y queremos saber de dónde viene esa agua”, enfatiza Gerardo Cerutti, productor lechero que desde hace un mes tiene su campo de 500 hectáreas inundado.

Su tambo está preparado para ordeñar 15 mil litros diarios y desde que el agua lo invadió solamente está sacando unos 2.500 litros por jornada. “Hay que luchar para que vuelva a ponerse en marcha todo por acá. Necesitamos volver a producir”, explica a modo de rezo.

A pesar de que en los últimos días las condiciones climáticas mejoraron, el agua no da tregua en varias regiones del este provincial. En el sudeste, algunas zonas llevan más de tres meses bajo agua. En el nordeste, miles de hectáreas llevan un mes anegadas.

Se estima que en toda la provincia de Córdoba son más de un millón y medio las hectáreas anegadas. Se trata de un problema humano y productivo muy profundo que, ya por acostumbramiento a la situación, va dejando de ser noticia cotidiana. Pero la gente que habita en esas zonas sigue padeciendo esa realidad.

La propiedad de Cerutti está ubicada en Colonia Amalia, a 12 kilómetros de la localidad de Devoto, en la zona de San Francisco.

“El agua no se va y hasta sigue subiendo, parece un río sin control. Hace unos días evacué una familia que vivía al frente de la escuela y los llevé a vivir con nosotros. Hay otro vecino que tiene el agua arriba y nosotros la tenemos a menos de un metro de la casa”, afirma con desesperación.

Sobra agua arriba pero también abajo: las napas freáticas están casi al nivel del suelo.

El año pasado sufrieron una situación similar pero por menos tiempo y pudieron seguir produciendo. Ahora están incomunicados porque los principales caminos rurales se encuentran anegados desde hace semanas y no permiten sacar la producción de las cosechas ni el retiro de leche de los tambos, entre otras consecuencias.

Al campo de Cerutti se llega solamente en tractor. En esa propiedad viven seis familias de tamberos, quienes tienen a su cargo unas 300 vacas.

Las casas de estas familias están rodeadas por agua y en los patios debieron colocar pasarelas para poder salir y llegar, al menos, al sector más alto del terreno. “A los animales se los está alimentando con silos bolsa porque no podemos llevar alimentos. Están descansando a dos kilómetros, en el único terreno sin agua”, indica Gerardo. “Antes ordeñábamos dos veces por día y ahora solamente una, para cuidar a los animales y la poca transitabilidad que nos queda”, agrega.

Entre los empleados, los hombres se encargan de mover a los animales por los campos inundados, con muchas restricciones, y las mujeres quedaron a cargo del limitado ordeñe.

Por esta grave situación varios tambos del este cordobés fueron cerrados en las últimas semanas y muchos debieron tirar leche que no podían retener ni vender.

“Los números no están cerrando. Mi circuito está organizado para una producción de 15 mil litros y con lo que estamos haciendo ya ni puedo cubrir los gastos”, precisa Cerutti. El año pasado, construyó mejoras para aumentar la producción levantando un tambo modelo. A poco de terminar la inversión, el predio se transformó en una laguna, más apta para mojarras que para vacas.

Más pérdidas

En la misma zona hay otros emprendimientos que están sufriendo graves pérdidas. Un criadero de pollos, por ejemplo, tuvo que desprenderse de toda su producción porque el agua entró en los galpones. La familia debió construir un muro de contención para evitar que el agua también ingresara a su vivienda familiar.

Cerca, un criadero de cerdos también se ve perjudicado: los animales no tienen terreno para permanecer. “Necesitan un alimento especial y no estamos pudiendo llegar a cubrir esas necesidades”, indica uno de los propietarios, mostrando los corrales inundados.

Entre los que se dedican a cultivar los campos en esta área, se asegura que muchos perdieron la producción de este año. Roberto Vietto, productor agropecuario, precisó que en esta zona las pérdidas son elevadas y que el poco porcentaje de soja que se pudo sacar es de muy mala calidad y de bajo valor comercial. El fenómeno es idéntico en buena parte de la Provincia y los cálculos de la Bolsa de Cereales de Córdoba indica que las pérdidas totales en granos serán de unos 5.800 millones de pesos.

Promesas

Los productores afectados marcan que hay nuevas promesas ante sus reclamos. Esta semana, por caso, personal de Recursos Hídricos de la Provincia recorrió la zona para evaluar el inicio de obras de canalización pendientes.

Entre las posibilidades, aparece refuncionalizar los canales para drenar los líquidos hacia el arroyo Los Guevara, que el antiguo curso del río Xanaes que desemboca en la laguna Mar Chiquita.

Los propietarios sostienen que esta zona nunca se inundó. Algunos desconfían de que desde que se usan bombas arroceras para evitar que se inunde la cercana San Francisco comenzaron sus problemas. Las autoridades niegan esa causa de los anegamientos.

“En 80 años no tenemos registros de una situación similar. El año pasado tuvimos el primer antecedente y no se alcanzó a ir toda el agua. Las lluvias no fueron tan abundantes este año como para que quede tanta agua y aún siga subiendo. Hay que encontrar el origen, saber de dónde viene este problema”, sostiene un productor que pide no ser nombrado.

De dónde viene tanta agua es la pregunta de muchos, en varias regiones del amplio llano cordobés.

Escuela cerrada

Aislados. Los padres de los alumnos de la escuela rural Elpidio Gonzáles, de Colonia Amalia, cuentan que desde hace un mes no asisten al colegio porque el agua bordea el patio y está a pocos centímetros de ingresar. Tampoco están transitables los caminos que llegan al establecimiento. Las maestras se las ingenian para enviar las tareas por teléfono o en sobres con consigna para que los alumnos no se atrasen, sigan atendidos y puedan completar el ciclo lectivo.

Fuente: La Voz del Interior