Córdoba: Por la crisis la feria del parque Las Heras llegó a los 5 mil puestos, y ya no quedan lugares

La feria del parque Las Heras, símbolo de la venta ambulante de ropa usada y de la ocupación del espacio público en Córdoba capital, sufre por estos días el impacto de la crisis en la misma crisis.

La feria del parque Las Heras, símbolo de la venta ambulante de ropa usada y de la ocupación del espacio público en Córdoba capital, sufre por estos días el impacto de la crisis en la misma crisis. Entre agosto de 2018 y hasta septiembre pasado, sumó mil puestos nuevos, por lo que el número total de feriantes ya ronda los cinco mil. La comercialización de prendas disminuyó. Y cada vez son más los que llegan en búsqueda de verduras y productos alimenticios más económicos.

Desde el puente Centenario y hasta el Antártida, todo el espacio del parque está ocupado por percheros, tablones y mantas en el piso repletas de ropa, zapatillas y herramientas. No hay casi pasillos para circular porque los vendedores se instalan uno al lado del otro. Incluso, desde los viernes a la noche se apuestan para ganar espacios libres los sábados, cuando comienza la feria.

La crisis también impacta a estos feriantes. No sólo por la caída en las ventas de indumentaria usada, sino porque cada vez son más los vecinos que llegan con bolsas y valijas para ofertar su ropa, electrodomésticos o comida.

Apretados. Con la llegada de nuevos feriantes en los últimos meses, ya casi no queda espacio para caminar. Igual, todos se hacen un lugar.Los que llevan casi una década en ese lugar advierten la llegada de nuevos y nuevos feriantes. Les llaman “vendedores de clase media”, ya que sacan de sus placares prendas en desuso y las ofrecen a cambio de unos pocos pesos. El precio medio en este sitio es de unos 20 pesos por unidad.

También están los que llegaron después de haber perdido su empleo. Y un tercer grupo, al que identifican como “los jubilados”: en su mayoría, mujeres mayores que van a la feria con una hija o un nieto que los ayude.

“Es impresionante la cantidad de puesteros. De puente a puente. Yo tengo hace nueve años mi puesto y no puedo menos que correrme y hacerle un lugar al que llega, aunque venda el mismo trapo. Ahora viene gente de clase media a vender sus tapados, sus cosas. Ya no es más como antes, cuando la clase media era la que venía a comprar”, le contó a La Voz Mirta Arce.

Mirta, todos los fines de semana armaba su puesto en el parque, pero ante el poco movimiento comercial, decidió con su pareja salir a ferias del interior provincial para vender su stock de ropa y zapatillas.

“Es tristísimo lo que estamos viviendo porque no se vende nada. Sumamos unos cinco mil puesteros, ya no tienen ni para alquilar un tablón. Llega gente a vender verduras de las quintas, vienen de los barrios con sus productos porque acá no les roban y pueden poner un camioncito. Gente que está vendiendo para el viaje de estudios del hijo. Es tremendo. La clase media está devastada también”, insistió la mujer.

María Estela Álvarez, de barrio Pueyrredón, también tiene un puesto de ropa en el parque y fue una de las primeras en llegar hace nueve años. En noviembre próximo dejará la feria porque ya no se vende.

“Está muy, muy, muy crítico. Es muy triste lo que estamos viendo. Hay mucha gente jubilada que se sumó o que pasa y deja una bolsa de ropa para que se la vendamos. Vienen desde las quintas con verduras. Lo único que sale es la comida, porque algo tienen que comer. Porciones de 80 o 100 pesos porque no aguantan tantas horas”, relató a La Voz María Estela, quien con sus hijos decidió salir a ofrecer postres en su barrio.

Tablones y mantas

Alquilar un tablón en la feria puede costar entre 30 y 60 pesos, y el uso de los baños químicos, 10 pesos. No hay presencia policial, ni de la Municipalidad de Córdoba. La organización queda en manos de los mismos puesteros, que se alinean con percheros y tablones en hileras para dejar pasillos para los clientes. Tampoco hay corredores de emergencia, ni ambulancias. “Acá es de puente a puente. Se vende ropa, plantas, herramientas. No hay trabajo en las fábricas, los han despedido y vienen a la feria porque lo ven como una alternativa. Nadie es más que nadie, puede venir ahora un carro y al lado uno llega en una camioneta, pero que también está sin trabajo”, explicó Cristian, quien alquila tablones, aunque también –como el resto de los feriantes– observa cómo merma su trabajó: ahora, la gente coloca los productos en mantas para evitarse el pago de la tabla.

Desde la Municipalidad de Córdoba estimaron que hoy el número de feriantes se ubica entre los 4.500 y cinco mil, aunque no hay un relevamiento certero por tratarse de una actividad no habilitada.

Hernán Esteban, director de Control Integral de la Vía Pública, reconoció que en medio de la crisis, y ante la necesidad de la gente por ofrecer sus productos, la administración municipal no realizó mayores intervenciones. Y que la prioridad es evitar la venta de comida. “La decisión es no tener una política represiva. Los feriantes van variando, pero sí notamos un aumento. Lo cierto es que es muy difícil ante la necesidad y ante tanta gente”, expresó.

Fuente: La Voz