Córdoba vuelve a apostar al vino

Viñedos. En Traslasierra y Calamuchita se organizan paseos para recorrer los viñedos y probar los productos, apostando al turismo.

Viñedos. En Traslasierra y Calamuchita se organizan paseos para recorrer los viñedos y probar los productos, apostando al turismo.

Hay 300 hectáreas productivas, 140 viñedos, una decena de bodegas industriales y unas pocas más artesanales, con capacidad para producir un millón de litros. Buscan crecer en productos de media y alta calidad para el turismo.

La última cosecha de vinos en la provincia no fue buena. Las heladas tardías del año pasado y el exceso hídrico hicieron perder el 60 por ciento de la producción. Pero ni esto ni las dificultades de los productores Pyme para crecer le sacan al sector el optimismo con el que ven a Córdoba en esta nueva etapa.

La provincia inició su historia vitivinícola en el norte en etapas previas a la llegada de los jesuitas a esa zona (1618), lo que se mantuvo hasta la década del 80 del siglo pasado, cuando el vino perdió lugar frente a bebidas como la cerveza.

Luego, los argentinos pasaron a consumir varietales y bivarietales, convirtiendo al malbec en el consumo casi excluyente. Córdoba tardó en reaccionar, pero entre 1998 y 2000 inició su reconversión, sobre todo en Colonia Caroya, trayendo vides italianas.

A esto se sumaron planes de desarrollo de las economías regionales e iniciativas individuales, con viñedos en zonas nuevas y en otras que habían sido olvidadas, formando un mapa provincial con tres zonas productivas: Calamuchita, Traslasierras y el norte cordobés, con centro en Colonia Caroya y una “pata” en Ischilín (ver mapa).

Según datos sectoriales y oficiales, Córdoba tiene 300 hectáreas para producir vinos; el Instituto Nacional de Vitivinicultura (NV) registra 279 hectáreas, ya que el resto no elaboró vino en la última cosecha.

La cifra está lejos del área histórica (2.200 hectáreas, cerca de lo que hoy tiene Salta), pero el potencial es alto. Hay 140 viñedos, de los cuales 110 están en Colonia Caroya. En total, Córdoba puede producir un millón de litros. La última cosecha, por las heladas y las lluvias, sólo llegó a 535.590 litros (0,4 por ciento del total nacional) y marcó la zafra más pobre en una década, pero entre 2011 y 2012 superó el millón de litros.

La actividad volvió a la atención pública cuando firmas como Noble de San Javier, una bodega boutique que produce al pie del cerro Champaquí, logró el premio al Mejor Vino de Córdoba con su Reserva Malbec 2011, y Las Cañitas obtuvo la medalla de oro en Vinandino 2013 con su bivarietal Cabernet Sauvignon-Malbec Familia Navarro Torres.

En este marco, el Gobierno de la Provincia puso en marcha el Programa para Fomento y Desarrollo de la Producción Vitivinícola en agosto del año pasado, con el que intenta instalar a Córdoba como nueva referente entre los vinos argentinos.

Vino y turismo

Cada una de estas zonas productivas tiene su perfil de producto. Colonia Caroya tiene casi la totalidad del volumen y las hectáreas de producción (ver Perfil productivo); el 60 por ciento de la producción es de vinos regionales, sobre todo para la Mesopotamia argentina, con productos cuyos precios oscilan entre los 20 y 100 pesos. A esto se suma el jugo de uva para exportación al mercado asiático.

El resto, como Ischilín, Calamuchita y Traslasierra, están dedicadas a vinos de calidad media y alta, con varietales y bivarietales (malbec, syrah, cabernet sauvignon, merlot, etc.) con precios de 40 a 500 pesos (algunos llegan a 800 pesos).

Marcos Blanda, director de Producción Agrícola de la Provincia, y Esteban Papalini, productor de Colonia Caroya y titular del Programa Vitivinícola, indican que el objetivo es generar un nuevo mercado, apuntando a productos de mayor calidad, destinados al turismo.

“Toda la producción de Córdoba apenas alcanzaría para cubrir 1,5 por ciento del consumo provincial de vinos; además, no podemos competir en supermercados. Así que la idea es darle valor agregado al turismo. Es por eso que en el marco de este programa se están abriendo contactos en el sector hotelería y gastronomía, para que el visitante que come platos locales también consuma un vino de Córdoba”, explica Papalini.

Además, varias de estas fincas montaron en sus predios hosterías (como es el caso de El Noble de San Javier) o lugares de alojamiento (como Las Cañitas), al tiempo que se organizan paseos en cada una de estas zonas para recorrer los viñedos. Sobre esta base, la agencia Córdoba Turismo busca desarrollar “Los Caminos del Vino Córdoba”, un recorrido que se articula con otras rutas ya instaladas entre los operadores turísticos como Estancias Jesuíticas y El Camino Real.

El programa incluye también asistencia técnica (se proveyó de mallas antigranizo) y legal y planes de apoyo financiero, que todavía no alcanza cubrir las necesidades de los productores Pyme (ver Las nuevas tierras vitivinícolas).

Fuente: La Voz del Interior