Coronavirus: los paradores de la Ciudad de Buenos Aires, potenciales focos de contagio

La Defensoría del Pueblo porteña alertó sobre la falta de protocolos e insumos de bioseguridad y la ausencia de personal médico.

La Defensoría del Pueblo porteña alertó sobre la falta de protocolos e insumos de bioseguridad y la ausencia de personal médico. Los alojamientos para las personas en situación de calle tampoco tienen lugares adecuados para aislar a quienes presenten síntomas.

Un relevamiento de la Defensoría del Pueblo porteña sobre la red de paradores para las personas en situación de calle muestra a esos establecimientos como un potencial nuevo foco de contagio de la pandemia covid-19, como ya ocurre en las villas, geriátricos y neuropsiquiátricos porteños. El informe condensa las problemáticas que se viven en los paradores, donde no se cuenta con protocolos específicos, la entrega de insumos de bioseguridad es insuficiente, no hay presencia de personal médico y los edificios no cuentan con espacios adecuados donde aislar a quienes presenten síntomas.

En los últimos días, se conocieron nuevos contagios en la red de paradores del gobierno porteño que encendieron las alarmas. Ocurrieron en el Centro de Inclusión Social Costanera, único dispositivo de la red pública que permite el alojamiento de grupos familiares, y del Centro de Inclusión Social La Boca, en el que residen hombres con problema de salud o discapacidad.

El gobierno porteño recibió una primera advertencia de lo que tal situación puede generar en ese sector de la población, que por su situación de vida conforma un grupo de riesgo, y los trabajadores de esos establecimientos. Hace dos semanas se debió cerrar el Centro de Inclusión Social de Retiro, donde al menos 79 personas dieron positivo por Covid-19 , entre ellos, un trabajador que contagió a toda su familia y permanece internado en el hospital Méndez, según pudo conocer este diario, mientras que otras personas no llegaron a ser testeadas.

En ese contexto, la Defensoría solicitó que se realice un hisopado previo al ingresado del parador a todo nuevo ingreso –según el informe no se registraba ninguno desde el 20 de marzo– y testeso rápidos para quienes ya están cumpliendo su aislamiento en los establecimientos.

Además, el defensor del Pueblo, Alejandro Amor, entregó el relevamiento hecho sobre 15 paradores de la red pública porteña y elevó un oficio a su responsable, el titular de la Dirección General de Atención Inmediata (DGAI), Mariano Goyenechea, quien depende del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, para solicitar que se informe la cantidad de contagios registrados entre alojados y trabajadores, y las medidas de prevención adoptadas. Este diario consultó al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat sobre los resultados del informe, sin obtener respuesta.

Sin aislamiento, sin médicos ni vacuna antigripal  
La red de alojamiento transitorio de la Ciudad está integrada por dispositivos propios y otros bajo convenio con organizaciones de la sociedad civil, que desde antes de la pandemia contaban con plazas insuficientes para las 7251 personas en situación de calle . Sin llegar a cubrir esa cantidad de plazas, se sumaron en marzo nuevos espacios en parques y polideportivos de la Ciudad. Todos permanece abiertos las 24 horas solo por lo que dure la pandemia.

El informe de la Defensoría precisa que, entre los 15 paradores relevados, solo los nuevos centros habilitados en polideportivos tenían la totalidad de plazas cubiertas. Eso no significa que la capacidad de los paradores esté subutilizada, ya que para poder adoptar medidas de prevención sanitaria «es condición necesaria que las vacantes no estén cubiertas en su totalidad».

«Sólo uno de los establecimientos relevados manifestó contar con un espacio dividido específico para el alojamiento de personas que se encuentren dentro de los grupos de riesgo», resalta el informe.

«Al principio del aislamiento la capacidad, para 200 personas, estaba completa. Quienes estaban en el parador, amontonados, sintieron que estaban en riesgo y quienes podían volver con sus familias, lo hicieron. No hubo acción del gobierno sino de las propias personas en situación de calle, así el parador bajo hasta los 94, que resultaron contagiadas», graficó a PáginaI12 un trabajador del clausurado parador de Retiro, que cumple la cuarentena en su domicilio, y prefirió resguardar su nombre por miedo a perder su trabajo. Por la misma razón, otres prefirieron no dar su testimonio.

«Debe priorizarse la creación de espacios de aislamiento y disponer la apertura de más espacios de albergue si ello hiciera falta para poder implementarlo», recomienda la Defensoría en su informe.

A la falta de espacio donde poder aislar a quienes presenten síntomas, se presenta otro problema en medio de la emergencia sanitaria: «En alrededor del 50% de las entrevistas se destacó la imperiosa necesidad de contar con personal de salud, ya que lo usual es que los equipos directamente no estén integrados por personal sanitario o que el mismo sólo cubraun turno y no todos los días».

Además, el informe revela que el 50% de los establecimientos «aún no contaban con información» sobre la campaña antigripal para esos espacios donde la mayoría de la población tienen enfermedades preexistentes.

Protocolo por WhatsApp
En la red de alojamientos transitorios, desde el inicio de la pandemia, el protocolo se aplica «en la medida de las posibilidades», según la resolución oficial.  Según ese protocolo, si se detecta alguien con posibles síntomas de covid-19, el personal del parador es responsable de aislarlo, colocarle un barbijo y ubicarlo en un lugar con puerta, preferentemente con baño propio. Para luego llamar al 107 y la DGAI.

El relato del trabajador del parador clausurado en Retiro enumera la «medida de las posibilidades»: «no había barbijos ni alcohol en gel», «no tuvimos termómetro en los primeros 30 días», «había solo dos trabajadores sociales para 200 personas», no había personal de seguridad, todos compartían un solo vestuario.

El informe de la Defensoría agrega que «algunos entrevistados refirieron que, al contactarse con la Línea 107, la ambulancia no se presentó en el lugar, sino que en cambio les había sido informado que la persona debía dirigirse hasta el hospital más cercano por sus propios medios».

Eso ocurre en el caso de detectarse síntomas, pero la Defensoría subraya algo obvio en su informe: «Todo protocolo que se pretenda sea efectivo, debe contener medidas de prevención y ser aplicable en función de la infraestructura disponible, a la vez que debe estar acompañado de una articulación constante y capacitación».

¿Qué capacitación se está recibiendo en la red de paradores? «Es pertinente señalar que la notificación del protocolo por parte de las autoridades fue efectuada a la coordinación de cada uno de los dispositivos a través de WhatsApp o correo electrónico», señala el informe elevado a la DGAI.

«Resulta a todas luces evidente que el dictado de un protocolo para el funcionamiento de los dispositivos de alojamiento transitorio durante la emergencia sanitaria es condición necesaria para que no terminen constituyéndose en centros de propagación del virus pandémico», advierte el informe de la Defensoría porteña.

Talleres de fabricación tapabocas y barbijos rotos 
«Surge de lo relevado, que en ciertos establecimientos fueron los y las trabajadoras quienes debieron impulsar y realizar asambleas de concientización o talleres», advierte el informe sobre el rol del gobierno porteño en los cuidados a este sector de la población. Los talleres, según surgen del relevamiento, fueron desde lavado de manos hasta la confección de sus propios tapabocas.

En paralelo, de la consultas surgió que la calidad de los barbijos entregados en algunos efectores era regular, ya que por lo menos el 20% presentaba rotura del elástico. En ese sentido, el 60 % de los entrevistados indicó que la entrega de insumos de bioseguridad es algo problemático por la falta de barbijos, alcohol en gel o etílico y lavandina.

Mientras que si bien la entrega de elementos para higiene personal estaba siendo cumplida, también se registró en un 20% de los casos algunos faltantes.  Esa situación también se condice con el panorama relatado de lo ocurrido en el parador de Retiro, donde «en los últimos días antes de que se detectaron los contagios, los usuarios cortaban las sábanas para hacer tapabocas» y vivieron hasta tres días sin papel higiénico.

Fuente: Página 12