Coronel Moldes: 56 familias y una ciudad en vilo por la crisis de Sancor

La planta local seguirá sin producir por un mes más. Los empleados exigen a la empresa que se sincere. Con los sueldos atrasados, la cadena económica local se resiente e impacta en los comercios y servicios

La planta local seguirá sin producir por un mes más. Los empleados exigen a la empresa que se sincere. Con los sueldos atrasados, la cadena económica local se resiente e impacta en los comercios y servicios

Sancor fue por años sinónimo de trabajo en Coronel Moldes. En 1976 abrió sus puertas y con ella la localidad se subió al tren de la industrialización. Lograr un puesto en tan prestigiosa empresa era para los jóvenes que buscaban su primera oportunidad laboral asegurar su futuro y no emigrar a las grandes ciudades.

Pero hoy la realidad de esta cooperativa duele, y mucho. Un total de 56 familias vive con la angustia y la incertidumbre de no saber si la fábrica volverá a producir. Desde hace 15 días la actividad en la planta se paralizó y ahora se anunció que tal medida se extenderá por un mes más.

Algunos de estos trabajadores “heredaron” el puesto de sus padres, otros debutaron en el mercado laboral al mismo momento de ponerse en marcha la fábrica láctea y tienen allí toda su vida. “Tenemos la camiseta pintada”, se anima a decir uno de los más veteranos, que hoy vive con tristeza lo que está pasando con Sancor.

PUNTAL viajó hasta Coronel Moldes y se reunió con un grupo de obreros que contaron en primera persona lo que están viviendo. Admiten que están dispuestos a seguir poniendo el hombro para que la fábrica no decaiga. Pero a su vez se sienten defraudados por los directivos de la empresa que no bajan “a poner la cara”, y los trabajadores se enteran por los medios de las novedades.
Aquel prestigio de la firma que llegó a tener 150 empleados comienza a desmoronarse. Hoy el personal recibe sus sueldos hasta en 4 cuotas y son notificados de los pagos con un frío papel colocado en un transparente de las instalaciones y sin mayores explicaciones. “No sabemos todavía si pagaron todo enero. Este mes nos depositaron 5 mil pesos. Suponemos que es de ese mes, pero nos deben febrero y no hay fecha para los depósitos”, señalan.

Impacto en la economía local

El impacto del cierre por ahora temporario de la planta ya comienza a sentirse en esta ciudad.

Es que el cobro en cuotas de los salarios de los trabajadores desestabiliza la cadena económica en otros sectores. Se retrasan los pagos de servicios, así como también los créditos en los comercios, y las familias que dependen directamente de esta planta ven resentidos sus ingresos.

Pero los efectos colaterales también alcanzan a torneros, mecánicos, gomeros y camioneros que trabajan prestando servicios a la planta. En total serían alrededor de 400 los puestos laborales que se verían afectados directa o indirectamente.

Aunque en la ciudad hay otras fuentes laborales -como frigoríficos y cerealeras-, los sueldos de Sancor son de los más altos, y una disminución en estos ingresos impacta en todos los sectores.

“Viejos para conseguir otro laburo”

De los 56 trabajadores el promedio de edad supera los 50 años, lo cual genera aún más preocupación. “Quién nos va a dar trabajo a esta edad. Si se tratara de gente más joven tienen otras oportunidades, pero nosotros qué hacemos, quién nos va a dar laburo”, se preguntó Mario Martino, quien lleva 40 años en la planta.

“Cuando entramos no hacía falta tener un título. Ahora es obligatorio. En los últimos 4 o 5 años sólo se tomaron dos muchachos, pero profesionales. Después no se incorporó más gente”, grafica Daniel Brarda, empleado y delegado gremial.

Sobre la crisis que atraviesa la firma  Brarda admite que es grave. “Versiones hay muchas sobre lo que va a pasar, pero en concreto nadie nos dice nada. Tenemos que confiar en que no va haber cierre, sólo suspensiones”, expresó.

Desconfianza

“Hasta el 31 de diciembre trabajamos bien. De pronto se decidió paralizar por falta de amoníaco, y a los días nos enteramos que paraban la planta por un mes”, detalló Brarda.

“Nos han fallado un montón de veces y lo hemos comprobado nosotros. No les tenemos confianza”, reafirma Raúl Cruceño, también delegado gremial de Atilra. Y asegura que hasta el momento venían acompañando a la empresa. “Nos pidieron apoyo para salir adelante. Lo hacemos, pero pedimos que sean sinceros y también digan qué pasará”, agrega este trabajador.

Sobre los argumentos de la firma que se excusa en la caída abrupta de materia prima, los obreros admiten que hubo una disminución pero en Coronel Moldes lo que se recepta sobradamente asegura el sostenimiento de la producción quesera.

“Es cierto que hace 3 años ingresaban a Sancor unos 5 millones de litros diario, y éramos 4.700 trabajadores (incluidas todas las plantas). Seguimos siendo la misma cantidad de empleados pero ingresa 1,4 millones de leche. A la empresa los números no le cierran, pero no es culpa nuestra esta situación. Ellos debieron pensar en la reestructuración”, sentenció Cruceño.

De los cuestionamientos de la Nación al aumento otorgado por la empresa a  su personal del orden del 40%, los trabajadores sentencian: “Si los dio es porque los puede pagar”.

En la planta de Moldes, ubicada a 5 kilómetros del centro de la ciudad y a la vera de la ruta E86, los motores están apagados. Sólo dos operarios realizan mínimas tareas en los distintos turnos, y apenas dos camiones por días llevan la leche hasta aquí. El resto se envía a otras fábricas.

Fuente: Puntal