Crecen los feriantes de la economía social en Rosario y la mayoría son mujeres

En 2019 eran 400 y hoy suman mil los productores que nutren el sistema en pos de mejorar sus ingresos. La crisis económica explica el fenómeno

En 2019 eran 400 y hoy suman mil los productores que nutren el sistema en pos de mejorar sus ingresos. La crisis económica explica el fenómeno

La feria de plaza Sarmiento es una de las tres que se incorporó en 2021. En total, se sumaron 300 emprendedores.
Los feriantes de la economía social en Rosario no paran de crecer: según datos oficiales, desde finales de 2019 a la actualidad pasaron de 400 a mil, y este 9 de marzo ingresarán al sistema otros 160. Se trata de emprendedores que acreditan el desarrollo de una producción artesanal propia tras pasar por las etapas de formación que plantea el municipio (la semana pasada arrancó una nueva capacitación que durará hasta mayo y en la que se anotaron 550 vecinos, unos cien promedio por distrito). La abrumadora mayoría del sector de la economía social, es decir el 85 por ciento, son mujeres.

El responsable del área a nivel local, Pablo Nasi Murúa, delinea los contornos de esta radiografía que los rosarinos conocen de primera mano porque las ferias están presentes en casi todos los barrios y en el centro desde hace por lo menos dos décadas. La pérdida de puestos formales de trabajo, la pandemia, la inflación, la necesidad de buscar un segundo ingreso o el sustento principal para sostener a la familia son factores que influyen en el fenómeno ferial y que las políticas públicas contienen y retroalimentan. Así sucedió también tras la crisis de 2001, cuando nacieron en Rosario nuevos espacios como la feria americana El Roperito en Pichincha o los parques huertas de la mano del programa de agricultura urbana.

Ahora la Escuela de Emprendimientos Sociales está abierta todo el año y la demanda para participar “es permanente, sostenida”, dice Nasi Murúa, subsecretario de Economía Social. En este espacio se dictan en total cuatro formaciones teórico prácticas denominadas “ABC de mi emprendimiento” para potenciar y fortalecer proyectos económico-productivos con eje en la autogestión. Una vez evaluadas y aprobadas las iniciativas, podrán sumarse a las ferias Arriba Rosario.

En 2022 completaron esas capacitaciones oficiales 500 emprendedores; a 160 de ellos se les dará ingreso al sistema el próximo 9 de marzo durante un acto formal en la Asociación Mutual de Trabajadores Municipales de Rosario. Y hay más que quieren sumarse: en el ABC de verano que arrancó el 16 de febrero, con cien cupos por distrito, se anotaron 550 personas.

De todos modos el fenómeno es más extendido: solo las ferias populares en barrios, con otro perfil ya que allí está permitida la reventa de artículos, involucran a cinco mil personas. Además hay que considerar las que dependen de la Secretaría de Cultura y las doce autogestivas, un número que a lo largo del año se va a ampliar según Nasi Murúa. “Se agregarán tres más”, anuncia sobre los mercados que se montan en plazas cada 15 días a pedido de un grupo determinado de vecinos con producción artesanal. Un ejemplo es la plaza Buratovich del barrio Echesortu.

Lo cierto es que a finales de 2019 la red de comercialización de la economía social en el espacio público, si se tienen en cuenta sus distintas variantes, comprendía a 400 feriantes y ahora ronda los mil. En el medio, tras las fuertes restricciones que impuso la pandemia, se abrieron tres nuevas ferias en el distrito centro: la de diseño en la plaza San Martín, la de la plaza Sarmiento y la del parque Urquiza nacieron en 2021. Esto le inyectó al sistema 300 emprendedores, que elaboran alimentos, juguetes, calzado y vestimenta entre otros rubros (pueden consultarse los artículos en la web feriasverdes.com).

“El 85 por ciento de quienes trabajan en este ámbito en Rosario son mujeres. Producen en su casa mientras cuidan a sus hijos y en un 50 por ciento son sostén del ingreso familiar”, advierte Nasi Murúa sobre la feminización del sector y recuerda que en 2016 se creó el programa Rosario Emprende, capaz de promover y potenciar las iniciativas de muchos ciudadanos que por distintas razones quedaron afuera o nunca ingresaron al mercado formal de trabajo.

La apuesta es también darle una salida a venta de los productos desde la perspectiva del comercio solidario.

Fuente: La Capital