Creció un 25% la contratación a través de consultoras de empleo temporario en Rosario

Son un termómetro de la economía, porque suben cuando hay reactivación y bajan cuando hay crisis. Las empresas las eligen porque no quieren arriesgarse a tomar personal fijo.

Son un termómetro de la economía, porque suben cuando hay reactivación y bajan cuando hay crisis. Las empresas las eligen porque no quieren arriesgarse a tomar personal fijo.

En un centro médico laboral de Echesortu todos los días hay cola desde muy temprano para hacer exámenes preocupacionales. Hombres y mujeres jóvenes esperan su turno para someterse a los test que les darán el apto para trabajar. El lugar, según los conocedores del rubro, trabaja especialmente con las consultoras de empleo temporario tercerizado, como Randstadt, Manpower Adecco, Grupo Gestión, Bayton o Pae, que son un buen termómetro porque suelen ser las primeras en mostrar movimiento cuando se reactiva la economía. En cambio, cuando el ciclo es al revés y viene la crisis, lo primero que baja es el empleo eventual.
En efecto, en la región hay cierta reactivación en algunos sectores desde el primer trimestre. La última medición del Indec registra crecimiento del empleo en Rosario, donde el índice de desocupación bajó a 10,9 puntos, a la par que subió la tasa de empleo al 42 por ciento. Los rubros que mostraron luz verde son principalmente la industria y la construcción. También volvió a moverse el empleo doméstico, porque ya muchas empresas exigen presencialidad.

En este contexto, las agencias muestran mayor actividad, con un crecimiento en Rosario del empleo eventual de más del 25 por ciento de junio de 2020 a junio de este año, de acuerdo a sus estimaciones. Las perspectivas son buenas, aunque a pasos pequeños, para todas las firmas del rubro. «Hoy las empresas que necesitan sumar gente lo hacen a través de temporales, no salen a tomar fija porque está el corset de la doble indemnización y que no podés desvincular. Entonces toman personal eventual y cuando ven que la capacidad productiva sigue creciendo y no se trató de un veranito de tres meses, efectivizan», apunta Maximiliano Schellhas, director general de Staffing de Randstadt.

Cómo funciona
Randstadt es una consultora en recursos humanos cuya casa central está en Holanda y tiene sucursales en 38 países. El año pasado facturó más de 20.700 millones de euros a nivel global. En Argentina tienen 37 sucursales que manejan 15 mil empleados para 800 clientes. En Rosario tiene el 30 por ciento del mercado con entre 1.700 y 2.000 personas eventuales. Se dedican a tercerizar personal: una empresa solicita el servicio, ellos buscan personas para contratar y se las proveen. Luego le cobran a la empresa usuaria, y no al empleado, como alguna vez flotó en el imaginario colectivo. Generalmente son contratos discontinuos o temporales. «Somos una buena herramienta para el primer empleo. Tenemos mucha gente joven de entre 18 y 24 años, siempre en blanco», resalta Schellhas.

Cuando una empresa tiene una necesidad extraordinaria y no la puede satisfacer con su staff regular, acude a una de estas prestadoras de servicios. Allí plantea que necesita, por ejemplo, 10 trabajadores por 15 días con determinadas habilidades porque tuvo que aislar un grupo por Covid. La agencia los selecciona, los contrata (en su nómina, son empleados de la consultora, no de la empresa usuaria) y los manda a trabajar al cliente. Los contratados cobran según el convenio que rige en la firma a la que vayan y el sueldo se lo paga la agencia, que luego le factura por servicios al cliente por el tiempo que esos colaboradores trabajaron.

Esta forma de contratación fue muy difundida entre 1990 y 2010, y es especialmente utilizada por grandes firmas lucrativas, muchas veces multinacionales, ya que hacerlo de esta manera implica el gasto de una contratación directa más un importante porcentaje extra que se abona a las Empresas de Servicios Eventuales (ESE). Según fuentes del sector, por cada 10 pesos que paga la consultora al cliente le cobra entre 17 y 19 en concepto de cargas, aportes patronales, impuestos municipales, seguridad e higiene, ART y su rentabilidad.

Rubros demandados
El perfil más demandado dentro del empleo eventual es hoy el tecnológico. «No hay, y lleva más tiempo conseguirlos. No lo piden, como hace tres años, solo las empresas de tecnología. Dada la transformación digital y el home office, son muchas las compañías que los necesitan para llevar adelante esos procesos de cambio», explica el jerárquico. Los rubros que más demandan: retail, autopartistas, automotrices (John Deere y General Motors) se están moviendo, pidiendo gente, «aunque no de manera infernal». También las de consumo masivo, como supermercados Coto, o empresas de alimentos como La Virginia. La línea blanca estuvo muy parada y se empezó a mover (Bambi y Frimetal). En la zona portuaria del cordón tiene mucha demanda en Timbúes y San Lorenzo.

Del otro lado, los que no: gastronomía, hotelería, eventos y casinos se complicaron durante la pandemia. Pero para las consultoras, el virus generó otra oportunidad: empresas que debían aislar a su personal y tuvieron que salir a cubrir puestos por entre 15 y 20 días. «Hubo muchísimo trabajo por reemplazos por Covid, aunque bajó un poco ahora», admite Schellhas. A diferencia de otros sectores, al rubro le fue bien el año pasado: «Tuvimos que acompañar a muchas empresas que tuvieron problemas y salimos a cubrir esos baches. Fue un año normal para nosotros, pero a la mayoría le fue mal. A los que les fue más o menos, los ayudamos a salir adelante», cerró.

¿Precarización o dinamizador?
La intermediación es resistida por distintos sectores ligados al mundo laboral. Hay una historia muy vieja donde hubo, como siempre, abusos de la herramienta. Desde la cartera de Trabajo provincial apuntan que si las agencias de empleo eventual respetan la regulación específica para proveer estos servicios, aportan. «Si cumplen con la normativa, tienen una función importante», aseguran. Los grandes jugadores aseguran que las malas prácticas son parte del pasado. «Hace años podías tener una empresa que tenía 10 empleados permanentes y 40 eventuales. Ahora ninguna consultora te toma un negocio que no sea 100 por ciento correcto. Hoy ni las grandes empresas ni las grandes agencias se van a embarcar en abusos. Mucho menos los sindicatos lo van a permitir», cuenta un hombre del sector.

Por default, todos los contratos indefinidos tienen un período de prueba de 90 días. Pero hay cientos de situaciones en las que las firmas usan una consultora porque precisan trabajadores por plazos menores o mayores. «En general se considera que hasta 6 o 9 meses es razonable, porque no tiene límite. Tenés que tener una causa: vacaciones, incremento de producción, el Covid», apunta el director de Staffing de Randstadt, Maximiliano Schellhas. La persona que entra a trabajar de esta manera no siempre sabe de antemano cuándo termina, porque se los necesita mientras dure la eventualidad que dispara la contratación.

Fuente: La Capital