Crisis: los rosarinos cambian de hábitos y comen menos afuera

Hay un corrimiento del consumo a los supermercados. Los fines de semana se sale poco a comer y se compran alimentos para reunirse en el ámbito doméstico

Hay un corrimiento del consumo a los supermercados. Los fines de semana se sale poco a comer y se compran alimentos para reunirse en el ámbito doméstico

Por la crisis económica, los rosarinos están reemplazando el consumo en gastronomía por comprar en el supermercado para cocinarse. Los supermercadistas notan un corrimiento del consumo, ya que los fines de semana las personas salen menos a comer afuera y piden menos por delivery, y en su lugar compran más alimentos para cocinar y reunirse en el ámbito doméstico.

«Claro que hay corrimiento de consumidores, es de las primeras cosas que se ven en momentos recesivos. Obviamente que lo que no se consume por un canal, se consume por el otro», aportó Sergio Casinerio, presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario (Casar).

Si bien a nivel general, los supermercados observan una caída del 10% interanual en la facturación, durante el último mes la baja se desaceleró y confían en que mayo va a cerrar dos o tres puntos por arriba de abril. Es algo que no venía pasando, ya que se acumulaban descensos de dos o tres puntos mensuales, siempre con algún motivo: en enero y febrero por las vacaciones, en marzo por el comienzo del ciclo escolar que distrajo los gastos, etcétera.

En el supermercado
Casinerio refirió que es natural que se produzca este corrimiento en épocas de crisis: «Siempre ha pasado, la gente cambia el hábito de comer afuera a cocinar en la casa. El fin de semana uno lleva el vino, otro el postre y un tercero la comida porque así se gasta menos. La diferencia es bastante grande, una pareja gasta entre 15 y 20 mil pesos en la casa y 40 mil si sale a comer afuera», detalló.

Sin embargo, los clientes no compran exactamente lo mismo que hubiesen consumido en un restaurante: «No se reemplaza el mismo consumo. Cuando vos te quedás en tu casa, de alguna manera te retrotraes a lo hogareño. No hacés en tu casa la paella que no compraste afuera por cara, te inclinás por lo que cocinás normalmente, entonces se agranda la brecha del gasto», explicó.

Uno de los productos cuya venta se disparó en los super es la carne de cerdo: «Es más barata, y la gente lo lleva para hacer la carne desmechada, dentro de esta moda de las cocciones lentas, para gourmetizar un poco la cosa», apuntó el supermercadista. Las bebidas alcohólicas son otros de los productos que a pesar de que están aumentando su precio más que el promedio, se ve claramente que de lunes a viernes el consumo es bastante bajo, y repunta el fin de semana.

Cambio de hábito
Otros artículos están saliendo directamente del radar de consumo de los rosarinos. Por ejemplo, los enlatados como frutas al natural, atún, arvejas y lentejas están perdiendo mucho terreno, porque se pueden reemplazar por otras alternativas más económicas. «Hoy se está fondeando en lo estacional. Una lata de duraznos cuesta 2500 pesos. Entonces el consumidor va y compra dos o tres en la verdulería. Se terminaron los tiempos en los que era normal tener una lata de duraznos o ananá al natural en la mesa. Esos consumos se corrieron, no existen más», aseveró.

En tanto, los lácteos han tenido aumentos por encima del promedio por cuestiones inflacionarias y porque hay poco producto. «Muchos tambos han cerrado, hay menos vacas lecheras, entonces hay menos producción, y además hay mucha exportación de esos productos. Los quesos y sus derivados han quedado bastante caros y el consumo se ha retraído», apuntó Casinerio.

El perfil del cliente que protagoniza el cambio de hábito es general, pero afecta sobre todo a las familias. «Por una cuestión de número, el que vive solo se puede bancar una salida, pero el que tiene que pagar para tres o cuatro personas es el primero que se ha corrido. Las parejas con hijos son los primeros que se han bajado», agregó.

Movimientos
«Estamos en ese punto en el que no le cierra al que paga y ni al que cobra. Al que vende un paquete de fideos no le queda mucha rentabilidad, y el que lo compra cree que pagó mucho. La velocidad del movimiento del dinero es tan rápida, porque la plata no vale y te tenés que desprender al instante, que no le queda nada a ninguno», ejemplificó el presidente de Casar.

En tanto, explicó que hubo algunos movimientos entre los distintos formatos de los puntos de venta, ya que los más pequeños se han recuperado al dejar de existir los programas de precios. «Como solo los tenían los medianos y grandes, la gente se corría a consumir ahí, y además oficiaban de proveedores de autoservicios y pequeños negocios, ya que los chicos no conseguían esos valores de sus proveedores y mayoristas. La diferencia sigue existiendo en precios, pero no es tan grande como para que la gente prefiera sacar el auto. Por eso los más grandes van a tener una caída mayor», precisó.

Fuente: La Capital