Cristina, las corporaciones y los dólares

En su (para variar) excelente nota del domingo, Alfredo Zaiat aporta datos internacionales al discurso de Cristina del pasado lunes que generó, como cada vez que habla, un debate que parece interminable.

En su (para variar) excelente nota del domingo, Alfredo Zaiat aporta datos internacionales al discurso de Cristina del pasado lunes que generó, como cada vez que habla, un debate que parece interminable. El centro del argumento de Cristina apuntaba al tema más candente de la agenda económica nacional y mundial: la inflación. Como bien comenta Zaiat, Cristina se salió de las explicaciones de manual de los economistas en los medios dominantes y enhebró los vínculos que hay entre la deuda de Macri, la economía bimonetaria, la tensión cambiaria y el alza de los precios. En cuanto a los dólares, el diagnóstico de la vicepresidenta fue contundente: más allá de lo que pase con las reservas del central el problema no es que Argentina no produzca dólares sino que un considerable porcentaje de estos son fugados a guaridas fiscales.

En su artículo Zaiat contextualiza este argumento con el informe 2020 de la Tax Justice Network que estima una pérdida de 427 mil millones de dólares en impuestos cada año debido al abuso fiscal global. De esta cifra más de la mitad (245 mil millones) corresponde a la planificación tributaria de las corporaciones multinacionales. Además del uso sistemático de guaridas fiscales, las grandes corporaciones cuentan para sus maniobras fraudulentas con un mecanismo de almacenero a gran escala: la manipulación de los precios de transferencia.

Cristina explicó esta estrategia simple y de baja estofa: subfacturación de exportaciones (para declarar menores ganancias) y sobrefacturación de importaciones (para reportar mayores costos). El resultado de los pases de magia tramados por las unidades de planificación tributaria de las corporaciones, los buffettes de abogados y los estudios contables internacionales es que las multinacionales disminuyen drásticamente la recaudación del fisco y son generadoras permanentes de tensión cambiaria.

Como se sabe las cosas no han mejorado con la pandemia. En la última evaluación de la TJN el fraude fiscal se elevó a 483 mil millones de dólares, de los cuales 312 mil millones corresponden a las multinacionales. Y esta suma es la punta del iceberg. Los últimos informes de TJN se basan en la declaración a la OCDE de las empresas multinacionales que facturan más de 750 millones de dólares anuales. Este es un universo importante, pero restringido del espectro de multinacionales que operan en paraísos fiscales y es en especial limitado para países del mundo en desarrollo que no cuentan con muchas compañías con esos niveles de facturación. La inmensa mayoría de las corporaciones que operan en la región facturan por debajo de esa cifra y, sin embargo, son grandes evasoras que usan los mismos mecanismos que las grandes multinacionales.

La ventaja del dato de la OCDE para los informes de la TJN es que no se trata de una estimación que puede ser cuestionada por razones metodológicas en las diversas negociaciones que se están haciendo a nivel mundial sobre el tema sino que proviene de la declaración misma que le hacen las empresas a la OCDE desde 2020. La desventaja es que, como decíamos, deja fuera a, según ciertos cáculos, unas 10 mil multinacionales.

Esto es lo que dijo al respecto el director de TJN Alex Cobham a PaginaI12. “Los grupos corporativos que aportan los datos de la OCDE representan alrededor de un 10 o 15 por ciento de los grupos multinacionales y un 90 por ciento de los ingresos. Pero excluye a muchas multinacionales y tiene un sesgo que afecta en especial a países en desarrollo en los que muchas compañías operan con márgenes mucho menores. De manera que nuestra estimación debería ser un 10 o 15 por ciento más elevada si incluimos el conjunto de las corporaciones.

Pero además, el cálculo de este primer informe anual se hace sobre las pérdidas directas del abuso fiscal corporativo mundial. A esto habría que sumar las pérdidas indirectas, es decir las de ingresos fiscales debido a que los gobiernos reducen las tasas impositivas corporativas como parte de una “competencia fiscal” con otros países para atraer inversiones, lo que termina en la denominada “carrera a la baja”.

En 2017 Cobham co-publicó con el economista checo Petr Jansky un informe sobre la evasión y elusión corporativa mundial para el Instituto Wider, dependiente de Naciones Unidas. En el informe Argentina figuraba entre los cinco países del mundo con mayor pérdida de ingresos fiscales a manos de las multinacionales, solo superados por Estados Unidos, China, India y Japón, países que tienen un PBI infinitamente superior. Según el informe, el fraude fiscal de las multinacionales en Argentina equivalía a 21 mil millones de dólares, más del 4 por ciento del PIB nacional.

“La estimación que hicimos en aquel informe se basaba en la metodología propuesta por el FMI para lidiar con un escenario en el que había mucho menos información que la actual. Era una estimación que sumaba pérdidas directas e indirectas. En el informe de 2020 incluimos solo las pérdidas directas: para Argentina suman 2,3 mil millones de dólares. Ahora si le sumamos las pérdidas indirectas y la diferencia entre tasa nominal y tasa efectiva que contabiliza exenciones impositivas y otros beneficios, la suma puede fluctuar entre siete mil y 37 mil millones. El cálculo estimativo que hicimos en 2017, momento en el que, como decía, había mucha menos información, se encuentra a mitad de camino de estas dos cifras”.

Por Marcelo Justo

Fuente: Página 12