¿Cuánto costaba vivir en Neuquén hace 10 años?

Avisos publicitarios permiten recrear el impacto de la inflación en la provincia. ¿Qué se podía comprar con un billete de 100 pesos?

Avisos publicitarios permiten recrear el impacto de la inflación en la provincia. ¿Qué se podía comprar con un billete de 100 pesos?

No debe haber un país que más naturalice la inflación y los constantes y casi cotidianos aumentos de precios como la Argentina. Cambian los gobiernos, pasan los años y el costo de vida se incrementa una y otra vez como si se tratara de un fenómeno normal de la economía.

En los últimos 10 años, desde el 1 de enero de 2013 a julio de este año, la inflación acumulada en el país rozó el 3.000 por ciento. La cifra real puede llegar a ser más alta si se recuerda las polémicas mediciones que realizó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) durante varios años.

El número acumulado es altísimo, pero en un país donde las variables económicas vienen dando negativas termina siendo un número más. Si fuera 2.000 o 4.000 para la mayoría sería lo mismo.

La mejor forma de entender la inflación y la desvalorización del peso argentino, es recordar cuánto costaba vivir en el país hace 10 años; cuánto había que gastar para comprar cualquier cosa.

Viejas promociones de distintos artículos publicadas por comercios en LMNeuquén y crónicas de la época dan cuenta del desmadre económico que hubo en esta última década. No son números sueltos. Están asociados a productos que se consumen hoy, pero con el valor que tenían entonces.

No pasó una eternidad ni un siglo, sino un período de tiempo muy corto para la vida de cualquier persona, pero que parece lejano cuando uno compara lo que paga en la actualidad el mismo artículo.

Apenas inauguró en 2014, la cadena de supermercados Coto tentaba a los neuquinos con una rebaja en los precios. Así ofrecía el asado de novillito a $39,90; el vacío, a $49,90 y el kilo de pollo a $15,90.

El costo de la Canasta Básica Total (CBT) para una familia tipo –que define el nivel de pobreza- se había ubicado en noviembre en los 1.750,28 pesos, con un incremento del 0,92%, según el Indec. La Canasta Básica Alimentaria, que define el nivel de indigencia, había tenido un costo de 769 pesos, también para una familia tipo de cuatro miembros.

Mientras tanto, los comercios neuquinos realizaban todo tipo de promociones para lograr una mejor venta de sus productos.

La Cooperativa Obrera ofrecía todo tipo de artículos de almacén y verdulería en las páginas de los diarios: el kilo de cebollas ($3 pesos), el de naranjas ($5,90), rollos de cocina ($9) y latas de choclo ($7), entre otros. De la misma manera, las promociones de La Anónima tentaban a los consumidores con conservas de atún ($10,49), aguas saborizadas ($6 llevando un pack de 4 unidades) y duraznos al natural ($9,99).

En forma paralela, las casas de electrodomésticos como Garbarino seducían con la mejor tecnología en una amplia variedad de productos marca Samsung. Hace 10 años un televisor Smart de 32 pulgadas costaba 5.400 pesos (o 24 cuotas de $208), un teléfono, modelo Galaxy se ofrecía a $1299, un lavarropas de 6,5 litros se podía pagar al contado con $3.999 y un aire acondicionado se podía comprar por $4.499.

La Red Megatone, otra cadena comercial de productos tecnológicos, no se quedaba atrás con las promociones para vender artículos de última generación. Una computadora HP Pavilion costaba $5.399, una Tablet Samsung, $2.099 y una afeitadora Phillips, $399.

Mientras tanto, los diarios nacionales comenzaban a monitorear el comportamiento del dólar que de a poco comenzaba a crecer.

A fines de 2013, el billete verde en el mercado marginal superaba la barrera de los 10 pesos, “alentado por la demanda turística en vísperas de las próximas vacaciones de verano y tensiones financieras, mientras que en el segmento oficial la divisa avanzó a $6,50”, según las crónicas de la época. “El blue llegó a los $10,05 para la venta en «cuevas» porteñas, tras ganar 40 centavos en apenas tres días durante esta semana corta, debido al asueto administrativo del martes y al feriado de Navidad del miércoles último”, indicaban. También se informaba que la inflación acumulada en un año alcanzaba el 8,48 por ciento, según las estadísticas del Indec.

¿El costo de vida era tolerable con esos números? ¿Y los sueldos?

En diciembre de 2013 los gremios estatales neuquinos estaban en pie de guerra luego de enterarse que el gobierno le había dado un aumento a la Policía del orden el 70 por ciento. Si bien los salarios de la fuerza estaban muy atrasados, el incremento generó una inmediata reacción de los sindicatos nucleados en la CTA que pidieron por nota una “mesa salarial urgente” con el Gobierno y convocaron a un paro con movilización. Ese mismo día se hizo una radio abierta, se organizó una movilización al monumento a San Martín y el gremio ATEN debatió en asambleas los pasos a seguir. El sector Salud, que venía con reclamos hacía ocho meses, marchó a los puentes.

Toda la ebullición gremial que generó una parálisis en las actividades del Estado tenía un objetivo: lograr un salario inicial de 10.000 pesos.

El tiempo pasó, pero a una velocidad mucho más lenta que la que tuvieron la inflación, el dólar y los precios, al punto que aquellos números que reflejaban cuánto costaba vivir, hoy parecen tan lejanos como ridículos.

La inflación acumulada en la Argentina desde de enero de 2013 a julio de 2023 llegó al 2.900 por ciento. El billete de 100 pesos con el que hace una década bastaba para comprar tres kilos de carne, dos pollos o para pagar una de diez cuotas para adquirir un teléfono celular, hoy no alcanza ni para comprar un alfajor. Y con un sueldo como el que reclamaban los gremios del Estado en esa dura puja con el gobierno, en la actualidad apenas sirve para sentarse en un local de comida chatarra para comer cuatro hamburguesas.

Así de febril, vertiginosa y compleja es la economía argentina.

Así de asombrosa parece cuando uno mira cuánto costaban las cosas hace 10 años y busca respuestas para tratar de entender por qué el país está como está y por qué pasan las cosas que pasan.

Fuente: La Mañana Neuquén