Cuba y EEUU anuncian la apertura de sus embajadas
02/07/2015 EL MUNDO
Obama calificó de histórico el restablecimiento de relaciones entre ambos países tras más de medio siglo de hostilidades. Los republicanos criticaron el acercamiento.
Cuba y Estados Unidos anunciaron ayer un histórico acuerdo para reabrir embajadas el próximo 20 de julio, el paso más trascendente entre ambos países en más de medio siglo de hostilidades. «Puedo anunciar que Estados Unidos ha llegado a un acuerdo para restablecer formalmente relaciones diplomáticas con la república de Cuba y reabrir embajadas en nuestros respectivos países», anunció el presidente estadounidense, Barack Obama, en una breve intervención desde el jardín de la Casa Blanca. El mandatario reconoció las diferencias que persisten entre los dos gobiernos, pero afirmó que los avances alcanzados demuestran que «no tenemos que ser prisioneros del pasado». Aunque Obama no mencionó una fecha concreta, la parte cubana comunicó que abrirá su legación en Washington el próximo 20 de julio. «Me complace dirigirme a usted para confirmarle que la república de Cuba ha decidido retomar relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América y abrir misiones diplomáticas permanentes en nuestro respectivos países el 20 de julio», citó la televisión cubana una carta del presidente Raúl Castro dirigida a Obama.
Sendas misivas. Ambos gobiernos entregaron ayer en Washington y La Habana sendas misivas en las que Obama y Castro comunicaban oficialmente a su contraparte la decisión de abrir embajadas. En la carta a Castro, Obama también habla del 20 de julio como fecha prevista. En la ceremonia de ese día en la que es hasta ahora la Sección de Intereses de Cuba en Washington participará el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez. También el secretario de Estado norteamericano viajará a la isla con ese fin, explicó Obama. John Kerry viajará «más adelante a La Habana para izar con orgullo la bandera estadounidense en nuestra embajada», dijo el presidente. Para Obama, el acercamiento con Cuba es, junto con las negociaciones nucleares con Irán, una de las grandes apuestas de su gobierno en política exterior para los dos años que le quedan de mandato. Washington y La Habana rompieron relaciones en 1961, dos años después del triunfo de la revolución de Fidel Castro, y han mantenido una relación altamente conflictiva desde entonces. Washington impone hasta hoy un duro embargo comercial y económico a la isla, que sólo puede ser levantado por el Congreso. Obama volvió a pedir ayer al Legislativo que acabe con las sanciones.
La enemistad entre Washington y La Habana es vista como uno de los últimos lastres de la Guerra Fría del siglo XX, y condiciona hasta hoy fuertemente las relaciones de Estados Unidos con América latina. «Hace más de 54 años, en los momentos álgidos de la Guerra Fría, Estados Unidos cerró su embajada en La Habana», recordó ayer Obama. La reapertura de legaciones es ahora «un histórico paso hacia a adelante para normalizar las relaciones con el gobierno de Cuba y su pueblo, y para empezar un nuevo capítulo con nuestros vecinos en las Américas», agregó. «Hace un año pudo parecer imposible que Estados Unidos volviera a izar su bandera, de barras y estrellas, en una embajada en La Habana», afirmó. «Nadie espera que Cuba se transforme de la noche a la mañana», comentó por otro lado Obama en relación a las diferencia entre ambos países. El mandatario consideró sin embargo que el acercamiento permitirá «apoyar la democracia y los derechos humanos» en la isla.
Cuba, por su parte, señaló que espera unas relaciones que respeten «la igualdad soberana» y busquen «el arreglo de las controversias por medios pacíficos», según la misiva de Castro a Obama. Ambas partes deben «abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado» y respetar «la no intervención en los asuntos que son de la jurisdicción interna de los Estados», dijo la carta.
El gobierno cubano rechaza tradicionalmente como una injerencia en asuntos internos las críticas de Estados Unidos por la situación de los derechos humanos y de los disidentes políticos en la isla.
Largo camino. Debido a esas diferencias, el proceso a largo plazo de normalización de relaciones será para ambas partes largo y complejo. «No podrá haber relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero», recordó ayer el gobierno cubano. En el mismo texto exige también la devolución de la base naval de Guantánamo y «compensaciones» a Cuba por los daños que atribuyen a las políticas estadounidenses.
En Estados Unidos, los republicanos criticaron el gesto de Obama. «La administración Obama está entregando a los Castro el sueño de toda su vida sin obtener nada para el pueblo cubano», protestó entre otros John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes. El ex gobernador de Florida y candidato a las primarias republicanas Jeb Bush también se mostró en contra.
A su vez, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, saludó el histórico acercamiento.
Retos y temas pendientes: Guantánamo y el embargo
Con las relaciones diplomáticas restauradas, Washington y la Habana enfrentarían luego el reto más difícil: la normalización de los nexos en general. Los principales obstáculos incluyen el embargo económico a la isla caribeña y la devolución de la base naval estadounidense en la Bahía de Guantánamo, en el extremo más oriental de la isla, que Washington ha alquilado desde 1903. Consultado sobre si podía imaginar el día en que Estados Unidos devuelva a Guantánamo, el secretario de Defensa, Ash Carter, dijo en una rueda de prensa en el Pentágono que “no un existe plan ni anticipación respecto a la estación naval de la Bahía de Guantánamo en Cuba”.
El gobierno castrista dijo que Estados Unidos también debe detener sus transmisiones de radio y televisión en la isla y suspender programas “subversivos”, que de acuerdo a Washington sólo buscan promover la democracia. Obama ha instado al Congreso de Estados Unidos, controlado por los republicanos, a terminar con los 53 años del embargo contra Cuba, pero el liderazgo conservador rechazó sus intentos. “Llevamos 56 años así y creo que esto beneficiará a los que queremos ver a nuestras familias, a nuestros hijos que están allá (Estados Unidos)”, dijo Jesús Hernández, un cubano que hacía fila ayer para solicitar una visa para viajar a Miami.