Desde la salida del Cepo, Caputo ya se patinó los dólares del FMI
El Gobierno liberó parcialmente el cepo en abril y, en apenas cuatro meses, el sector privado sacó del sistema financiero casi la misma cantidad de divisas que ingresó por el Fondo Monetario Internacional.
02/09/2025 El PaísEl Gobierno liberó parcialmente el cepo en abril y, en apenas cuatro meses, el sector privado sacó del sistema financiero casi la misma cantidad de divisas que ingresó por el Fondo Monetario Internacional. La apuesta oficial fracasó: los billetes no quedaron en los bancos, sino en colchones y cuentas externas
El experimento de Luis Caputo con la desregulación cambiaria expuso un resultado claro: los dólares no se quedaron en el sistema financiero. Según el balance del Banco Central, en julio se fueron US$ 5.432 millones, pero los depósitos en moneda extranjera del sector privado crecieron apenas US$ 1.713 millones. La diferencia, lejos de impulsar el crédito o reforzar las reservas, se transformó en ahorro fuera de los bancos o fuga hacia el exterior.
Desde abril, cuando el Gobierno habilitó la compra de billetes sin tope para personas físicas, la “compra venta de divisas del sector privado no financiero” acumuló US$ 14.719 millones, una cifra casi idéntica a los desembolsos recientes del FMI. Sin embargo, solo una quinta parte de esos fondos quedó depositada en el sistema.
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió que “esta salida de dólares es la segunda más elevada desde 2002, tan solo por detrás de los US$ 5.946 millones demandados en agosto 2019”. El informe destacó además que en apenas cuatro meses, tras la unificación cambiaria, el drenaje alcanzó esos US$ 14.719 millones, lo que colocó a la actual gestión en un récord histórico negativo.
El Gobierno intentó incentivar que los dólares guardados volvieran al circuito formal al liberar a los bancos de la obligación de preguntar por el origen de los fondos. Pero ocurrió lo contrario: el retiro de depósitos en divisas superó a los ingresos. En los hechos, Caputo impulsó un blanqueo encubierto que no generó confianza y que aceleró la salida de capitales.
La economista Marina Dal Poggetto explicó la dinámica: “Junto con el déficit de turismo, explica en gran medida que la formación de activos externos no quede en el sistema financiero. Entre abril y junio la FAE alcanzó a US$ 9.600 millones y solo quedaron en los bancos US$ 2.524 millones”. A esos números se sumaron los de julio, con un patrón idéntico: US$ 5.432 millones comprados frente a apenas US$ 1.713 millones de depósitos.
El mercado minorista reflejó con crudeza la tendencia. En julio, 1,3 millones de personas adquirieron billetes por US$ 3.408 millones, mientras que apenas 576.000 vendieron por US$ 367 millones. Un mes antes, la cantidad de compradores había sido de un millón, con operaciones por US$ 2.416 millones. La liberalización multiplicó la demanda en tiempo récord.
La presión también golpeó las reservas internacionales del Banco Central. En julio cayeron US$ 1.107 millones, pese a los ingresos extraordinarios de exportaciones y desembolsos de organismos internacionales. El drenaje se explicó por el pago de capital de títulos públicos por US$ 2.711 millones y de intereses por US$ 1.516 millones. El alivio del Tesoro con compras en el mercado y el ingreso de divisas de otros préstamos apenas compensó el rojo.
El balance cambiario mostró un superávit en cuenta corriente de US$ 3.887 millones, sostenido por exportaciones por US$ 10.175 millones y pagos de importaciones por US$ 6.289 millones. Sin embargo, la liquidación anticipada del agro por la baja de retenciones explicó buena parte de esos ingresos y dejó dudas sobre la continuidad de ese flujo en los próximos meses.
La cuenta de servicios registró un déficit de US$ 928 millones, con un salto en los gastos de turismo, consumos con tarjeta y pasajes al exterior.
En conclusión, el experimento de Caputo quedó desnudo: los dólares del FMI se esfumaron en pocos meses, sin fortalecer reservas ni estabilizar depósitos. El oficialismo defendió la apertura como un gesto de confianza hacia los ahorristas, pero el resultado fue otro: más fuga, menos respaldo y un Banco Central debilitado.