El desguace de los programas de Educación

Las últimas cesantías anunciadas hicieron foco en trabajadores que se desempeñaban en el Instituto de Formación Docente y en las áreas de alfabetización, educación sexual, coros y orquestas infantiles, entre otras.

Las últimas cesantías anunciadas hicieron foco en trabajadores que se desempeñaban en el Instituto de Formación Docente y en las áreas de alfabetización, educación sexual, coros y orquestas infantiles, entre otras.

Las 200 cesantías decretadas por Esteban Bullrich en el Ministerio de Educación generaron “un panorama de parálisis en los programas de inclusión”, afirmó el secretario gremial de la junta interna de ATE, Rodrigo Recalde. Los telegramas de despido, anunciados la semana pasada, terminaron de llegar entre el viernes y el lunes, y estuvieron focalizados en trabajadores del Instituto de Formación Docente y de los programas de alfabetización, de educación sexual integral y de coros y orquestas infantiles, entre otros.

“Los despidos forman parte de la reforma de neoliberal del Estado, al que ahora no le importa que haya un alfabetizador menos, un docente que ya no entra en las villas, ni el libro o la notebook que no se entrega en las escuelas”, denunció el delegado.

Contra los despidos marchó la semana pasada buena parte de la comunidad educativa, en un abrazo simbólico alrededor del Palacio Sarmiento para el que se unieron estatales, docentes y militantes de organismos de derechos humanos. El reclamo apuntó también al desembarco del sector privado en programas como Conectar Igualdad y la tercerización de funciones propias del ministerio en ONG y empresas (como la contratación de la fundación Red Creativa para el dictado de cursos de prevención de adicciones), que se dan en paralelo al ajuste de personal y el cierre de áreas.

Los despidos fueron comunicados “a través de llamados anónimos”, denunció Recalde, “en los que se les intimaba a los compañeros a dejar las tarjetas de ingreso, casi a modo de apriete”. “Hay un ataque sobre los trabajadores porque ellos representan los programas que fueron recortados y que para este Gobierno no coinciden con el modelo de Estado”, graficó.

El panorama de desguace quedo trazado de la siguiente forma:

– Dirección Nacional de Políticas Socioeducactivas: hubo 70 despidos. Creada a partir de la Ley Nacional de Educación, el área se ocupaba de actividades infantiles como los coros y las orquestas, que fueron descentralizadas a los municipios pero aún sin los recursos para funcionar. “Descentralizaron la escuela primaria en la dictadura, la secundaria en los 90 y ahora los programas. Es el correlato de una reforma neoliberal del Estado”, aseguró Recalde. Además de docentes, fueron despedidos músicos y pedagogos. A través de estos programas, muchas escuelas abrían sus puertas los sábados, lo que dejó de hacerse.

– Instituto Nacional de Formación Docente: hubo 50 despidos. Fue creado en 2007, con el objetivo de potenciar la formación entre los docentes y fortalecer la “articulación pedagógica” con los alumnos. Una de las líneas de acción del Instituto, el programa Nuestra Escuela, con 400 mil docentes inscriptos, cerrará a partir del año próximo en la provincia de Buenos Aires.

– Educación de jóvenes y adultos: hubo otros 20 despidos, en su mayoría alfabetizadores. “El programa apuntaba a que el Estado pueda incluir a quienes la estructura formal educativa había excluido. El Estado había reconocido una falencia, estaba llegando a escuelas de frontera, a las villas, a los sectores que forman parte del núcleo de pobreza. Hoy está presupuestaria y pedagógicamente destruido”, señaló Recalde.

– El resto de los despidos se produjeron en la Dirección Nacional de Información y Estadística de la Calidad Educativa, el Plan Nacional de Lectura, Educación y Memoria, Educación Sexual Integral, Educación Intercultural Bilingüe, Biblioteca de Maestros, Educación para Adultos y Educación Artística.

Fuente: Página 12