Despidos: historias en la primera línea

Las últimas dos semanas, con los seis días feriados en el medio, estuvieron signadas para muchísimos trabajadores y trabajadoras por el duelo de perder el trabajo o la ansiedad de no saber si serían las próximas personas en la lista.

Las últimas dos semanas, con los seis días feriados en el medio, estuvieron signadas para muchísimos trabajadores y trabajadoras por el duelo de perder el trabajo o la ansiedad de no saber si serían las próximas personas en la lista. 70 mil despidos anunció el presidente como una buena noticia que esconde que detrás de esos puestos de trabajo vacíos hay derechos que se pierden, accesibilidad para quienes la necesitan, protección de las infancias, políticas públicas para familias campesinas y un largo etcétera que da cuenta de lo poco que vale la gente para el gobierno libertario. Además, ya despidieron a un 10 por ciento de las personas trans y travestis que habían accedido al trabajo por la ley de cupo.

Es brutal la violencia con la que el gobierno Milei-Villarruel está realizando las primeras olas de despidos, hoy fundamentalmente de trabajadoras/es estatales. A pesar del dolor, el miedo, la desolación que atraviesan las casas de quienes “recibieron el telegrama”, y la incertidumbre de quienes “no lo recibieron… por ahora”, lo que predomina no es la resignación, sino la bronca, y las numerosas búsquedas organizativas para la resistencia y para vivir día a día.

Las mujeres, las travestis y lxs trans -que accedieron a estas posibilidades de trabajo por la ley de cupo laboral travesti trans-, están en la primera línea de la resistencia. Son concientes de que no se trata solamente de un ataque a su trabajo, sino también al conjunto de sus vidas, marcadas por el crecimiento del hambre -con el desabastecimiento de las ollas y comedores populares-, con las dificultades de acceso a la salud, la vivienda, y a otros muchos derechos. Estos despidos son un primer paso hacia la remodelación del estado, que busca arrasar con los derechos conquistados en años de lucha

Aquí circulan voces que expresan angustias, pero también la inmensa capacidad de resistencia, y que muestra lo aprendido con y desde los feminismos populares, en la organización territorial, sindical, de base, tejiendo redes, y en el acuerpamiento en casos límites. Las movilizaciones recorren el país. María Rosa Mauregui una de las despedidas que trabajaba en la Agencia Territorial Mar del Plata del Ex Ministerio de Trabajo nos dice: “Somos 14 despedidos/as, siete de los cuales somos mujeres y diversidades. La mayoría de mis compañeras son sostén de hogar, mamás, y la mayoría somos precarizadas, con mucha antigüedad, algunos con 20 años. En mi caso, hace ocho años que estoy en la Encuesta de indicadores laborales, y últimamente estaba como contratada artículo 9. Es la realidad de la mayoría de los despedidos. Es un ataque a nosotras como trabajadoras, y también a los programas que llevábamos adelante. Nosotras relevábamos a partir de la encuesta, la evolución del empleo registrado, las altas, bajas, las búsquedas de personal. Es un dato que al gobierno no le interesa: cuál es la realidad de los trabajadores y trabajadoras de Mar del Plata, una ciudad que tiene mucha precarización laboral y que la inmensa mayoría somos las mujeres. Los funcionarios de Techint se hicieron cargo a nivel nacional de la Secretaría de Trabajo, para hacer estas listas de despedidos, y desarticular las tareas que veníamos realizando, que tienen que ver con inserción laboral, programas hacia las mujeres víctimas de violencia de género, la problemática laboral, para que no haya empleo no registrado, para evitar el trabajo infantil, la trata”. Rosa da cuenta de los procesos organizativos previos, que permiten la respuesta colectiva: “Estamos organizadas, en pie de lucha. Hemos sido parte de la marea verde, de enfrentar la violencia machista y la violencia que sufrimos las mujeres con la precarización, con los bajos salarios, hoy echadas a la calle. Planteamos “Ni una menos sin trabajo”.

Daniela Frencia, Delegada General de la junta interna de ATE Trabajo, subraya: “Este golpe durísimo, está vinculado al objetivo estratégico que tiene el gobierno -y concretamente el grupo Techint. En Trabajo quieren desarticular los mecanismos de defensa de los derechos laborales que tienen todos los trabajadores. Desde la Junta Interna estamos planteando que ahora es el momento de frenar a esta gente, y que en esta pelea se tienen que involucrar todos los sectores de laburantes, todas las centrales sindicales, porque lo que se pone en juego no son solamente los puestos de trabajo de nuestros compañeros, sino las políticas de empleo, de regulación del trabajo que consagran derechos y conquistas históricas”.

La crueldad y la indiferencia
Hace 15 años Luján trabajaba en la Agencia Territorial La Plata, del Ministerio de Trabajo de la Nación. “Esta no renovación del contrato significa no solo haberme quedado sin trabajo, sino sin la posibilidad de pagar un alquiler, ya que soy separada, tengo dos hijos, en septiembre del año pasado me diagnosticaron cáncer, por lo que el 3 de enero me hicieron una operación múltiple de mama. Actualmente estoy cursando un tratamiento oncológico. Perdí mi estabilidad, no sé dónde voy a vivir, ni cómo voy a hacer, porque el tratamiento implica días que no puedo trabajar. Tenemos pensado realizar un pedido para que se pueda rever mi situación situación médica, y como última instancia hacerlo vía judicial si es necesario”.

Maive Carone Fernández es Licenciada en Audiovisión, Asesora en Accesibilidad Comunicacional, trabajadora despedida de la Dirección de Accesibilidad de la Agencia Nacional de Discapacidad: “Soy parte de la última camada de despidos. El total de personas despedidas entre todas las camadas es de 340 trabajadores y trabajadoras. La Agencia Nacional de Discapacidad es un organismo bastante pequeño, tiene 1.380 trabajadores en todo el país. Es muy llamativo el modo en el que los despidos apuntan contra el trabajo territorial y la federalidad, e impiden que la ciudadanía pueda informarse respecto de sus derechos, y gestionar los trámites y servicios que la agencia puede brindar, como las pensiones, los fondos de ayudas técnicas y demás. Al día de hoy la agencia se encuentra absolutamente detenida. La dirección de accesibilidad trabajaba específicamente en dos ejes, la promoción y la producción de accesibilidad. Se abordaba la accesibilidad a los entornos físicos, y la accesibilidad web, audiovisual, la accesibilidad a textos, en lengua de señas argentina, y distintos aspectos a partir de un área conformada por muchos profesionales que trabajábamos interrelacionados. Yo me encargaba del diseño de proyectos audiovisuales, la accesibilización de material preexistente y la creación de material nuevo con características de accesibilidad. La accesibilidad es la condición mediante la cual las personas pueden participar en igualdad de condiciones en cualquier entorno o en vinculación con cualquier producto, servicio, situación. Me parece absolutamente preocupante la intención de esta gestión de desbaratar un área que ha mostrado ser necesaria y con gran capacidad para generar cambios en una sociedad tan desigual. Estas personas odian al pueblo y odian sobre todo a la parte del pueblo más vulnerada, a las personas pobres, a las personas con discapacidad. A nivel personal esta situación me afecta como a cualquier otra persona que queda sin trabajo, siendo que ya no voy a poder alquilar, no voy a tener acceso al sistema de salud. Mi carrera se ve interrumpida. Espero volver a conseguir trabajo de esto que me apasiona y para lo cual me he formado durante toda mi vida. Espero desde algún otro lugar poder seguir aportando a una sociedad más igualitaria”.

Carla Morales trabajaba en la Agencia Nacional de Discapacidad, a lo que accedió por el cupo laboral travesti trans. “El quedarnos sin trabajo implica que la mayoría de nosotras va a volver a la calle, ejerciendo la prostitución, porque la mayoría de las compañeras no accedió anteriormente al sistema educativo y por consiguiente a la formación profesional. Pero nosotras, las personas trans, travestis, no binarias, hemos aprendido a organizarnos desde hace mucho. Es por eso que hemos logrado la mejor ley de la identidad de género del mundo y hemos peleado por el cupo laboral trans que se logró en el 2021. Nos estamos organizando con nuestros gremios, en todo el país, a través de reuniones virtuales, por whatsapp, y usamos todos los medios para poder hacerlo”.

Verónica Soto es trabajadora despedida del Instituto Nacional de Agricultura Familiar Campesina Indígena. “Hemos sufrido la baja de 31 compañeros del Instituto, de los cuales el 80% somos mujeres, trabajadoras del sector que, en mi caso, tenemos ahí 14 años. Hay compañeras que hace más de 20 años vienen desarrollando la tarea de acompañar al sector de la agricultura familiar, al campesinado y los pueblos originarios en lo que es la producción de alimentos saludables en armonía con el medio ambiente, tendiendo a promover la soberanía alimentaria. En mi caso soy técnica socio-territorial del Valle de Punilla, Punilla Centro y Norte, acompañando a productores y productoras en la elaboración de alimentos para el pueblo”.

El miércoles 3 de abril la Asociación de Trabajadores y Trabajadoras del Estado llamó a un paro en los lugares de trabajo con un ingreso masivo de quienes habían sido despedidos.
Mariana Gerardi Davico, trabajadora de la SENAF (Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia), la Negrita, también recibió el golpe: “Mis tareas en estos 14 años fueron bien variadas y hermosas. Nuestro trabajo era el acompañamiento a familias que tienen niñas y niños de cero a cuatro años y personas gestantes. Cuando decimos acompañar, para nosotras implica poner el cuerpo en ese acompañamiento, en ese sostén que necesitan muchas mamás, papás, abuelas, familias, niñas. Tenemos espacios construidos que se llaman zonas de crianza, que están alojados en diferentes lurgares como los CICs (Centros Integradores Comunitarios). 74 compañeres del Programa Nacional Primeros Años, de un total de 200, recibieron la información de la no renovación de su contrato. La desocupación implica la ruptura de lo cotidiano, eso que de alguna manera uno hace todos los días, y en mi caso con compromiso, amor a la tarea que desarrollo, con la que me he capacitado, y con la que intento poner siempre el mayor compromiso con las infancias. Nosotros venimos organizándonos en la Asamblea Federal de Trabajadores y Trabajadoras, espacio que forjamos hace muchos años, que nos sostiene como colectivo de trabajadoras/es. Venimos con asambleas permanentes, pensando cómo visibilizar nuestro trabajo, teniendo en cuenta que tiene que ver con el acceso a derechos, que si esta política pública se retira de los territorios, implica dejar sin ese acompañamiento, a niños, niñas, familias enteras en todo el país”.

Esto recién empieza
El miércoles 3 de abril en varios Ministerios y Secretarías se ingresó colectivamente, dando una muestra de capacidad de desafío. Luego se realizaron asambleas para ver la continuidad del plan de lucha. Al mismo tiempo, se vienen organizando colectas para atender a las situaciones más urgentes, y creando redes para resolver los temas de la alimentación, la salud, el cuidado.

Reuniones de base de delegadas/os estatales, de sectores sindicales combativos, de feminismos populares, se multiplican con la conciencia de que es en estos tiempos en los que se juega la posibilidad de frenar el avance de las políticas capitalistas, patriarcales y punitivistas. La CGT, la burocracia sindical y política, los gremios y partidos del orden, están siendo interpelados desde sus propias bases, con la exigencia del paro general. Y junto a eso, nuevos modos de organización, desde las asambleas barriales, territoriales, van tomando forma. La lucha será seguramente muy dura, y esto exige caminar con firmeza, recuperando y animando la solidaridad, la ternura, y una pedagogía rebelde, que no permita que se consoliden las políticas de crueldad o de indiferencia. Las mujeres, las travas, las trabajadoras y trabajadores organizades, están una vez más en la primera línea de la lucha por la vida, y marcan caminos de reinvención del trabajo y del buen vivir, desde abajo, donde al miedo se lo combate colectivamente, y donde la resistencia social permite que el dolor no venza a la esperanza.

Por Claudia Korol

Fuente: Página 12