Destinan una partida para el Brexit duro
El ministro británico para el Brexit explicó además que la partida presupuestaria permitirá cubrir áreas de seguridad, fronteras y comercio internacional. La decisión se tomó ayer en una reunión del gabinete de May.
19/12/2018 EL MUNDOEl ministro británico para el Brexit explicó además que la partida presupuestaria permitirá cubrir áreas de seguridad, fronteras y comercio internacional. La decisión se tomó ayer en una reunión del gabinete de May.
A menos de cuatro meses de abandonar la Unión Europea (UE) y ante la incertidumbre sobre cómo ocurrirá, el gobierno británico aprobó ayer 2000 millones de libras para una planificación de una salida del Reino Unido sin acuerdo. Sin embargo, el ministro británico para el Brexit, Steve Brclav, subrayó que el objetivo es una salida con pacto. Así también lo afirmó el secretario de comunidades, James Brokenshire: “hemos tomado (la perspectiva) de un no-acuerdo con seriedad por un considerable periodo de tiempo. No es lo que queremos hacer (…) ya que queremos asegurar (la aprobación) del acuerdo con un voto en el Parlamento, pero creo que es correcto y apropiado mantener nuestro trabajo de preparación en caso de falta de acuerdo.” El ministro británico para el Brexit explicó además que la partida presupuestaria permitirá cubrir áreas de seguridad, fronteras y comercio internacional. La decisión se tomó ayer en una reunión del gabinete que convocó la primer ministra británica, Theresa May, luego de suspender la votación del pacto por falta de apoyo.
En una intervención en la Cámara de los Comunes, el ministro para el Brexit agregó que el gobierno dará más directrices a hogares y empresas sobre cómo deben prepararse en caso de una salida no deseada. Esta planificación, puntualizó, será aún más prioritaria para las empresas de todo el país. La planificación de una posible salida no arreglada reorganizó también a las fuerzas de seguridad. En este sentido, el Ministerio de Defensa afirmó que movilizará a miles de soldados. Según explicó el funcionario Gavin Williamson, 3500 militares estarán en estado de alerta para apoyar a los servicios gubernamentales que lo requieran.
Por su parte, los detractores de May consideraran que los movimientos del gobierno británico anuncian una partida ya perdida. “Los esfuerzos de Downing Street para asustar a los parlamentarios con historias vacuas sobre sus preparativos para un Brexit sin acuerdo serán vistos como lo que son: una amenaza vacía por parte de un gobierno que ya no tiene una estrategia real sobre Brexit”, afirmó el diputado laborista Owen Smith.
Además del rechazo de la oposición, el acuerdo negociado entre Londres y Bruselas choca con un amplio rechazo entre los diputados del propio Partido Conservador. La fuerza May está divida entre euroescépticos, proeuropeos y defensores del actual acuerdo.
Consciente de que la cámara rechazaría el texto, la jefa de gobierno anuló en el último momento la votación prevista el 11 de diciembre y volvió a Bruselas a pedir garantías para tranquilizar al Parlamento. Sin embargo no obtuvo de la UE los apoyos esperados. Un portavoz de la Comisión Europea adelantó que no tiene previstos nuevos contactos con líderes de la UE. Al volver de Bruselas, sus detractores la acusaron de perder el tiempo buscando poner a los parlamentarios entre la espada y la pared, obligándolos a elegir entre aprobar su acuerdo o a precipitar al país al caos.
Luego de aplazar la fecha, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó el lunes una moción de censura contra May que el gobierno británico descartó de inmediato. En un reto a la oposición, el oficialismo señaló que solo se reservará tiempo parlamentario, tal como exige la ley, si los laboristas plantean una moción contra la administración “tory” en su conjunto. El portavoz laborista de Vivienda, John Healy, contraatacó: “La moción de censura la presentaremos cuando esté claro que el gobierno ha fracasado por completo”. Es una cuestión de cuándo y no de si nos moveremos para confrontar al gobierno con una moción de censura”, dijo el dirigente a la BBC. Si el pacto es rechazado, el laborismo confía que algunos diputados tories y sus socios parlamentarios podrían apoyar la moción, último recurso con el que cuenta la oposición para forzar la salida de un gobierno. Por su parte, los partidos minoritarios del SNP escocés, los liberaldemócratas, el galés Plaid Cymru y el Partido Verde presionan a Corbyn para que presente cuanto antes una moción completa con el fin de que, si es rechazada, los laboristas pasen a apoyar la celebración de un segundo referéndum de Brexit.
Mientras tanto, más de cincuenta personalidades del mundo empresarial del Reino Unido pidieron a May que apoye la celebración de un segundo referéndum sobre la UE a fin de desbloquear el punto muerto en que se encuentra el proceso del Brexit. En una carta remitida al diario The Daily Telegraph, empresarios británicos, entre ellos el expresidente de la cadena de grandes almacenes Mark&Spencer (M&S) Lord Myners,afirmaron que todo indica que el acuerdo parece imposible de resucitar, por lo que piden a la primera ministra que deposite la última decisión en el pueblo británico. Por su parte, la jefa del gobierno insiste en que los líderes de la UE se muestran a favor de clarificar los asuntos que inquietan a los diputados, en concreto la salvaguarda pensada para evitar una frontera física entre las dos Irlandas. La salvaguarda o garantía prevé que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera y que Irlanda del Norte esté alineada con ciertas normas del mercado único hasta que se establezca una nueva relación comercial. El período de transición negociado entre ambas partes empieza el 29 de mayo- fecha final de salida del bloque- y termina a finales de 2020.
Por su parte, el Banco de Inglaterra ya salió a advertir sobre el posible caos que provocaría una Brexit sin acuerdo. En ese escenario, la entidad bancaria vislumbra un panorama crítico para la economía como consecuencia de altas tasas de desempleo e inflación. De esta manera el Banco de Iglaterra prevé una caída de la libra, del precio de las viviendas y una reducción del PIB en casi un diez por ciento.