Un discurso dedicado a los trabajadores
En el Día del Trabajador, el Presidente criticó el “trabajo público inútil”, “el ausentismo” y “el abuso de licencias”. Sobre la ley que busca frenar los despidos, dijo que “si fuera cuestión de leyes, saquemos una para ser felices”.
02/05/2016 El PaísEn el Día del Trabajador, el Presidente criticó el “trabajo público inútil”, “el ausentismo” y “el abuso de licencias”. Sobre la ley que busca frenar los despidos, dijo que “si fuera cuestión de leyes, saquemos una para ser felices”.
Al final, no hubo foto con Luis Barrionuevo. El presidente Mauricio Macri compartió ayer un almuerzo con dirigentes gastronómicos, pero el titular de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, pegó el faltazo. Después de la masiva marcha sindical del viernes pasado, el Presidente redobló la apuesta y trató de “inútiles” a las personas que fueron despedidas por su Gobierno. También intentó ridiculizar la ley que busca frenar las cesantías en el sector privado: “Si fuera cuestión de leyes, saquemos una para ser felices”, soltó. “El ausentismo, el no cumplir con el trabajo o el abuso de licencias nos perjudica a todos”, apuntó contra los trabajadores.
El gobierno nacional viene trabajando en todos los frentes para impedir que salga la ley que prohíbe los despidos y reinstaura la doble indemnización. La iniciativa fue aprobada en el Senado y podría ser tratada por la Cámara de Diputados esta semana, si el PRO no continúa demorando el giro de la Cámara alta a la baja. Desde el comienzo, Macri manifestó su oposición al proyecto y aseguró que cuando se había aprobado una ley similar “se destruyó trabajo”. Los datos de la evolución del empleo entre 2002 y 2007, cuando estuvo vigente una ley similar, desmienten esa afirmación del mandatario, quien amenazó con vetar la ley si finalmente es aprobada por el Congreso.
El macrismo intentó negociar con Sergio Massa, quien presentó su propio proyecto para las pymes. En el PRO nadie se anima a asegurar que Massa no terminará acompañando la ley antidespidos, sobre todo a partir de la interna que tiene en su bloque con quienes provienen del sindicalismo y se muestran reacios a abandonar esa iniciativa. De todas formas, en el Gobierno consideran que esa batalla no está perdida. “Vamos a buscar acuerdos para proteger el trabajo”, aseguró ayer Massa, que se reunirá hoy con el jefe de la bancada del FpV en el Senado, Miguel Angel Pichetto.
Macri también intentó otras estrategias, como presentar una ley de empleo joven que había prometido en la campaña o mostrarse en la empresa avícola Cresta Roja, que el Gobierno enarbola como un ejemplo de puestos de trabajo salvados por el PRO (trabajaban 3500 empleados, hoy queda menos de la mitad).
Ayer, el Presidente resolvió echarle nafta al fuego tras la movilización masiva que unió a las cinco centrales sindicales por primera vez y que demandó acciones del Gobierno para cuidar los puestos de trabajo y que no se vete la ley antidespidos. “Si fuera cuestión de leyes, saquemos en lugar de una ley para conservar lo que tenemos, una que diga que somos todos felices. Y ya está. Lo resolvimos. Pero no es así”, chicaneó Macri, en un encuentro con dirigentes gastronómicos.
A la cita faltó finalmente Barrionuevo, quien era el que se había mostrado más oficialista de los dirigentes que convocaron a la movilización (eligió hacer un acto aparte y cuestionó a los opositores). No obstante, no se sacó la foto con el Presidente. En su lugar, Macri debió contentarse con comer locro con el titular del gremio, Dante Camaño, en sede de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra). Camaño, uno de los primeros sindicalistas en apoyar a Macri, se hizo conocido por ingresar al Congreso de la mano del represor Luis Patti y manifestarse a favor de la pena de muerte. A Macri lo acompañaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y su esposa, Juliana Awada.
Pese a las advertencias de que las centrales están dispuestas a ir a un paro general y a la cifra de despidos que sigue en ascenso (se calculan más de 120 mil puestos de trabajo perdidos), Macri optó por atacar a los despedidos, al tratarlos de inútiles. “Hace cinco años que no se genera trabajo de calidad, porque ocultaron el desempleo con trabajo público inútil”, afirmó el Presidente. “La primera víctima es la persona, cuando se da cuenta que no cumple una tarea útil para la sociedad. La suma de los empleos inútiles es una ruta descuidada donde los argentinos pierden la vida”, sostuvo.
Luego afirmó que con “pelearnos uno contra otros no vamos a conseguir la Argentina que soñamos” y aseguró que buscará construir “un puente”. No obstante, advirtió: “Requiere que no apelemos a arbitrariedades”. “Si queremos que en este país haya trabajo de calidad para todos tenemos que comprometernos y pensar que no hay salvación individual”, aseguró. Y se esperanzó: “El primer desafío del cambio es generar trabajo. Es la columna vertebral de la vida de cada persona”.