Economías regionales: seis actividades en rojo alertan sobre el deterioro del negocio
El semáforo de Economías regionales de Coninagro advierte que es necesaria una política de estado para acompañar a estas actividades.
12/09/2025 El PaísEl semáforo de Economías regionales de Coninagro advierte que es necesaria una política de estado para acompañar a estas actividades.
Durante julio de 2025, el semáforo de economías regionales de Coninagro volvió a encender luces de alarma. Seis producciones quedaron clasificadas en rojo: yerba mate, arroz, papa, vino y mosto, hortalizas y mandioca.
Todas muestran un denominador común: el fuerte deterioro del componente negocio, dado que los precios que reciben los productores cayeron o se quedaron muy por debajo de la inflación y de los costos.
En total, el semáforo de Coninagro contabilizó en julio 4 actividades en verde, 9 en amarillo y 6 en rojo. No hubo cambios respecto al mes anterior, lo que refleja cierta estabilidad, aunque sin señales de mejora para los sectores críticos.
Entre las actividades en verde se destacaron bovinos, porcinos, aves y ovinos, donde los precios evolucionaron por encima de la inflación y los costos. En contraste, las nueve actividades en amarillo mostraron un escenario intermedio: sin crisis, pero tampoco con un repunte claro en precios, producción o mercados.
El estudio explicó que el componente negocio es el más determinante para explicar la fragilidad de varios sectores, dado que la inflación y la apreciación cambiaria dejaron rezagados los ingresos de los productores. En el componente productivo, la situación es dispar: algunas actividades expandieron superficie o stock, mientras que otras sufrieron caídas. En cuanto al componente mercado, las exportaciones en general fueron positivas, pero las importaciones crecieron fuerte tras la normalización del comercio exterior, generando más competencia para la producción local.
Según el relevamiento, difundido por la entidad cooperativa, estas economías no lograron recomponer ingresos pese a que en algunos casos la producción aumentó o las exportaciones mostraron dinamismo. El atraso en la actualización de precios, sumado al incremento de insumos y a la presión de importaciones más competitivas, puso a los productores en una situación crítica.
El desafío de sostener la competitividad
Coninagro advirtió que la continuidad de estas tendencias podría erosionar aún más la rentabilidad de las economías regionales. La entidad resaltó la importancia de acompañar con políticas de financiamiento, incentivos a la exportación y medidas para aliviar la presión de costos.
“El componente negocio sigue siendo el gran punto de dolor de las economías regionales en rojo, donde la suba de costos supera ampliamente a la evolución de precios”, señalaron desde la entidad en su informe.
Así, el semáforo vuelve a funcionar como una radiografía de la producción nacional: mientras algunos sectores logran sostenerse gracias a exportaciones dinámicas y precios firmes, otros se debaten entre el aumento de costos, la retracción del consumo interno y la competencia de importaciones.
En este escenario, la resiliencia de las economías regionales depende de algo más que de la capacidad productiva: requiere un entorno macroeconómico más estable y políticas que amortigüen el impacto de las distorsiones de precios. De lo contrario, el rojo del semáforo seguirá siendo una señal de alerta que no se apaga.
Yerba mate y arroz: precios rezagados y costos al alza
En el caso de la yerba mate, la tonelada de hoja verde se pagó en torno a $300.000, con apenas un 7% de aumento interanual, muy por debajo de la inflación (36,6%) y de los costos. A pesar de que el área cultivada creció 10% —alcanzando las 230 mil hectáreas—, la producción retrocedió 11% hasta 886,6 mil toneladas. El consumo interno se mantuvo estable, mientras que las exportaciones sumaron 109 millones de dólares (+37%), insuficientes para revertir el rojo en el negocio.
El arroz atravesó una paradoja: más superficie y más producción, pero menor rentabilidad. En julio, el productor recibió $200.000 por tonelada, casi la mitad de los $387.000 que obtenía un año atrás en términos reales. La producción creció 23%, llegando a 1,6 millones de toneladas, y las exportaciones se dispararon 222% hasta los 341 millones de dólares. Sin embargo, la caída de precios internos del 48% marcó el deterioro del sector.
Papa y hortalizas: los más golpeados
El informe también advierte sobre la situación de la papa, cuya cotización promedio fue de $379 por kilo en julio. Aunque mostró una suba mensual del 26%, en la comparación interanual arrastra una baja real del 30%. Con más de 65 mil hectáreas sembradas y 2,3 millones de toneladas anuales, la producción se mantiene estable, pero el negocio se erosiona por la debilidad de los precios.
Algo similar ocurre con las hortalizas, que registraron una caída interanual del 56% en los precios. El componente mercado tampoco aportó alivio: las exportaciones retrocedieron 25% hasta los 41 millones de dólares, mientras que las importaciones crecieron 106%, una competencia difícil de enfrentar en el mercado interno.
Vino y mosto: caída en el consumo interno
La vitivinicultura, otra de las actividades en rojo, también refleja tensiones. El precio promedio pagado al productor fue de $281 por litro, un 23% menos que en julio de 2024. A nivel productivo, la superficie cayó 2% hasta 200 mil hectáreas, aunque la producción mostró un leve repunte del 2% con 19,5 millones de toneladas. El problema principal está en el consumo interno, que descendió a 15 litros por habitante al año, una baja del 7% interanual. Las exportaciones, en cambio, crecieron 29% hasta los 960 millones de dólares, pero el negocio sigue condicionado por precios internos deprimidos.
Mandioca: sin exportaciones y con precios atrasados
La situación de la mandioca confirma la tendencia de precios desfasados. El kilo se pagó $275 en julio, con una baja mensual del 8%. En la comparación anual, el alza del 18% quedó muy por debajo de la inflación y de los costos. Sin ingresos por exportaciones en los últimos doce meses, la actividad depende exclusivamente del mercado interno, donde el consumo ronda apenas 2 kilos por habitante al año.