El Conicet Rosario sumó más de 300 investigadores en los últimos 7 años
06/06/2015 MUNICIPIOS
El número de administrativos fue el que más creció (300 por ciento), sin embargo, fueron más de 320 los investigadores, becarios y técnicos profesionales que se sumaron en esos siete años.
La incorporación a partir de 2008 de más de 300 investigadores, becarios y técnicos profesionales al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Rosario marcó el crecimiento de la ciudad como uno de los núcleos fuertes de investigación en el país. A eso se sumó la construcción de casi 10 mil metros cuadrados en infraestructura en tres años, la puesta en marcha de cuatro nuevos institutos de investigación sólo en 2014 y la inversión de más de 200 millones de pesos anuales en la provincia para el desarrollo de proyectos de investigación.
«Buscaremos seguir creciendo, pero ya podemos decir que Rosario es un polo científico y tecnológico consolidado», aseguró ayer el director de Conicet Rosario, Roberto Rivarola. Claro que no falta la otra cara de la moneda: el reclamo que mantienen los becarios y administrativos del Conicet nucleados en ATE por un convenio colectivo de trabajo propio y, en ese marco, una paritaria donde discutir su salario.
El augurio de que Rosario se convertiría en uno de los principales centros de investigación del país comenzó a escucharse en 2008, cuando empezó a definirse el destino de las inversiones que comenzaron a hacerse desde recién creado el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. Así, en paralelo al crecimiento que tuvo el Conicet a nivel nacional, el Centro Científico Tecnológico (CCT) Rosario logró concentrar recursos humanos e inversiones suficientes para que el augurio se concrete.
Entre 2008 y 2015, la planta de la sede local del Conicet creció un 54 por ciento, pasando de tener 685 integrantes a superar los mil. El número de administrativos fue el que más creció (300 por ciento), sin embargo, fueron más de 320 los investigadores, becarios y técnicos profesionales que se sumaron en esos siete años.
En detalle y en ese mismo período, el número de investigadores se incrementó en un 77 por ciento y en un 35 por ciento lo hizo el número de becarios, mientras que la cantidad de técnicos profesionales que se incorporaron a la planta aumentó en un 25 por ciento.
«Teníamos muy poco personal de apoyo en la administración, pero el incentivo al desarrollo de la investigación se vio esencialmente en el ingreso de personal de investigación, en investigadores que estaban afuera del país y que retornaron con propuestas de trabajo concretas a través del Programa Raíces; y el crecimiento real de la oferta científica, es decir de inversión, que ahora hace que Rosario esté importando investigadores de otras provincias e incluso gente que viene a trabajar de otros países», detalló Rivarola.
El incremento de las becas para doctorados, se da a nivel nacional y se replica en Rosario, donde pasaron de ser 380 en 2008 a 514 este año, con un incremento promedio de entre 10 y el 12 por ciento anual. «Cada año estamos sumando entre 50 y 60 nuevos becarios», agregó el director.
Inversión. Como parte del crecimiento y en paralelo al incremento de los recursos humanos, también se multiplicó la inversión en el desarrollo de proyectos de investigación, en creación de nuevos institutos y en infraestructura.
En ese punto, el director del Conicet Rosario destacó que «el 10 por ciento del total del presupuesto que a nivel país la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica destina a proyectos de investigación y becas, es para Santa Fe». Lo que anualmente representa 200 millones de pesos.
Así, sólo en 2014 se crearon en el marco del CCT Rosario cuatro de los 12 institutos de investigación en funcionamiento, y que dependen también de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Se trata de los institutos de Procesos Biotecnológicos y Químicos, de Inmunología Clínica y Experimental Rosario, de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos, y de Investigaciones Agrarias —el único que está en proceso de concurso de su dirección—.
Infraestructura. El aumento de investigadores y de institutos también tuvo su correlato en los casi 10 mil metros cuadrados de infraestructura que ya se construyeron, y que se llevaron adelante con aportes del propio Conicet, del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, y con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
«Las inversiones fuertes se decidieron a partir de 2008 y ya en 2011 logramos inaugurar la sede del CCT Rosario (alberga sus oficinas administrativas) y Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR)», apuntó Rivarola.
En 2012 se sumó el Centro Internacional Franco Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas (Cifasis) y un año después el Instituto de Física Rosario (Ifir). Un total de 9.500 metros cuadrados que requirieron un aporte de más de 100 millones de pesos por parte de la Nación, 37 millones de pesos a través del BID y 62 millones aportados por el Conicet.
Actualmente, está en plena construcción el Instituto de Química Rosario (Iquir) que sumará otros 3.400 metros cuadrados con 31 millones de pesos ya invertidos y otros 21 millones que llegarán este año para su conclusión; y otros 2.600 metros cuadrados se están levantado para ser destinados al Instituto de Fisiología Experimental (Ifise) y al Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (Cefobi), el que ya requirió una inversión de 10 millones de pesos y este año sumará otros 15 millones.
Los becarios quieren tener su propia paritaria
«Investigar es trabajar». Esa es la consigna bajo la cual los becarios del Conicet Rosario, nucleados en ATE, impulsan su reclamo por derechos laborales y que son la contracara del crecimiento y desarrollo del campo científico en la ciudad. «No desconocemos el crecimiento real que existió en términos de financiamiento, pero esa ampliación también se dio con el aumento del número de becarios y del personal administrativo, que trabajamos en forma precarizada, y que representamos más del 50 por ciento de la planta del Conicet», planteó Sofía Vitali, becaria e integrante del equipo de investigación Núcleo de Estudio de la Conflictividad Social de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), y una de las participantes de las jornadas de protesta que se llevaron adelante a fines de mayo.
Un convenio colectivo de trabajo propio para el personal de Conicet, que incluya tanto a los becarios como al personal administrativo, es la principal exigencia. Un cambio que permitiría no sólo salir del estatuto que los rige actualmente, sino además tener un espacio de discusión paritaria propia, que actualmente no existe, ya que sus mejoras salariales dependen de los acuerdos alcanzados por los gremios a nivel nacional.
«Hoy los becarios hacemos el mismo trabajo que un investigador, cumplimos las mismas funciones, hacemos trabajo de campo y publicamos, no gozamos de derechos laborales como jubilación y aguinaldo, y firmamos una cláusula de exclusividad que nos impide tener otro trabajo. Todo eso con un monto de apenas 9.100 para cubrir toda nuestra capacitación doctoral y posdoctoral, que incluso en las universidades públicas está arancelada», remarcó Vitali, que además hizo hincapié en que el personal administrativo «trabaja con contratos basura anuales y ganan apenas 6.500 pesos, menos del 50 por ciento de la canasta básica actual».
Además, recordó que los becarios están regidos «por el Estatuto de las Carreras del Investigador Científico y Tecnológico, sancionado y promulgado con fuerza de ley por el dictador Alejandro Lanusse dos días antes de dejar el poder».