El desempleo ya se vuelve costumbre
Los despidos fueron generados por empresas como Adidas, Gaelle, BGH, Nevares, Coca-Cola, Fabricaciones Militares, Bio Ramallo y Criave. Según cifras oficiales, en los primeros ocho meses del año la destrucción de empleo sumó 33.100 puestos.
02/11/2018 El PaísLos despidos fueron generados por empresas como Adidas, Gaelle, BGH, Nevares, Coca-Cola, Fabricaciones Militares, Bio Ramallo y Criave. Según cifras oficiales, en los primeros ocho meses del año la destrucción de empleo sumó 33.100 puestos.
La corrida cambiaria y el ajuste recesivo implementado para intentar hacerle frente aceleraron la destrucción de puestos de trabajo en la industria. Durante agosto se registraron 4200 empleos menos que en julio. Los despidos fueron generados por empresas como Adidas, Gaelle, BGH, Nevares, Coca Cola, Fabricaciones Militares, Bio Ramallo y Criave. Las estadísticas oficiales elaboradas por la Secretaría de Trabajo revelan que en los primeros ocho meses del año se perdieron 33.100 posiciones fabriles. El desplome acumulado en los niveles de ocupación industrial desde que comenzó la presidencia de Mauricio Macri alcanza a los 98.200 empleos. La cifra equivale al 7,8 por ciento de la dotación de trabajadores industriales que existían a finales de 2015.
Golpeada por el tembladeral financiero, la contracción de la demanda interna, el aumento en sus costos y la apertura comercial, la actividad industrial retrocedió 5,6 por ciento en agosto contra el mismo mes de 2017 mientras que la utilización de la capacidad instalada retrocedió al 63 por ciento, 4,3 puntos por debajo del mismo período del año pasado. El empleo de maquinarias y equipos no registraba un nivel tan escaso para ese mes desde 2002. Semejante retroceso profundizó la destrucción de empleo industrial. El sector contabiliza caídas en 32 de los 33 meses de la gestión de Cambiemos cubiertos por las estadísticas oficiales. La cantidad de trabajadores en la industria es la más baja en nueve años. Los registros de agosto son comparables con las cifras exhibidas en septiembre de 2009.
La destrucción de empleo alcanzó a 10 de los 14 de las ramas de actividad relevadas. Después del deterioro industrial, la caída mensual más significativa fue para la construcción. La parálisis en la obra pública y el frenazo experimentado en los proyectos privados resultaron en la pérdida de 1700 posiciones frente a julio. También anotaron un saldo negativo de 1500 empleos las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler. Un retroceso de igual magnitud fue observado en el transporte.
Los datos oficiales ofrecen una aproximación para la caída en la capacidad de compra de los salarios de los trabajadores registrados. La remuneración promedio anotó en agosto un alza interanual del 26,2 por ciento mientras que la inflación marcó en el mismo período un alza del 34,4 por ciento. Estimaciones realizadas por el programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (Cetyd) de la Universidad de San Martín arrojan que los ingresos de los empleados en relación de dependencia experimentarán una contracción de hasta 16 por ciento al finalizar 2018 según la rama de actividad. La pérdida en el poder adquisitivo no solo afecta las condiciones de vida sino que impacta directamente sobre las empresas industriales cuya producción depende del consumo interno.
Después de recurrir a elusivos eufemismos durante la primera mitad del año la cartera laboral pasó a referirse a la crisis como “Recesión 2018”. La denominación forma parte del informe elaborado para presentar la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL). El relevamiento que permite anticipar el comportamiento de empleo privado registrado arrojó en septiembre una caída mensual de 0,3 por ciento. La EIL muestra que la tasa de entrada al mercado de trabajo fue de 1,5 por ciento, uno de los valores más bajos de los últimos 16 años. La cifra dimensiona la decisión de las empresas comenzar a frenar la contratación de personal. Aunque en algunos aglomerados como Córdoba, Rosario y Bahía Blanca la tasa de salida supera los niveles observados durante el estallido de la convertibilidad las desvinculaciones promedio se ubicaron en 1,7 por ciento. El dato también representa un comportamiento contractivo frente a los últimos dos años que no contradice la existencia de una recesión ya que ante escenarios depresivos tiende a reducirse el número de trabajadores que renuncian.