El día que, por la muerte de Perón, Argentina se quiso retirar del mundial

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La Selección argentina de fútbol, que disputó hace 40 años el mundial de Alemania 1974, pudo no haber jugado el último partido de la segunda ronda luego que se conociera la noticia de la muerte de Perón.

Según relatan los propios jugadores argentinos, el ‘‘paso a la inmortalidad’’ que el caudillo peronista, golpeó duramente en el ánimo colectivo de un grupo que, ya eliminado, debía enfrentar un último partido contra Alemania Democrática dos días después.

La participación política que reinaba en el país a principios de los ‘70 también abarcaba al fútbol: un año antes del mundial, integrantes del plantel de Huracán firmaron una solicitada en favor del regreso definitivo de Perón y se conservan de esa época instantáneas en las que se pueden ver a Enrique Wolff y a Miguel Brindisi posando junto al ‘‘Tula’’ y su bombo peronista.

En sus años de esplendor como jugador, Brindisi se había negado a jugar en el exterior, actitud que le valió un encuentro con el líder justicialista para recibir la medalla de la ’’Reconstrucción Nacional’’.

Carlos Babington, figura de aquel equipo de Parque Patricios y uno de los mejores rendimientos durante la competencia en Alemania, recordó que la noticia de la muerte de Perón ‘‘fue un impacto muy grande’’ para una delegación nacional ‘‘ultra política’’.

En diálogo con Télam, el ‘‘Inglés’’ recordó ‘‘con cariño’’ aquellas jornadas de junio del ‘74 y destacó la calidad futbolística de los jugadores que integraban ese plantel.

Además confirmó que luego de conocida la muerte del Presidente se realizaron negociaciones para no jugar el encuentro con Alemania.
Sin embargo sostiene que, a pesar del dolor que tenían muchos, ‘‘nadie se negó a jugar’’ y que ‘‘fueron los dirigentes, en su mayoría políticos peronistas quienes hicieron lo imposible’’ para evitar el cotejo.

Sucede que los espectáculos deportivos del tamaño de los Juegos Olímpicos y los mundiales de la FIFA son manejados desde hace tiempo por corporaciones empresarias de escala global que poco entienden del dolor y que siempre ponen por delante el estandarte que reza por la continuidad del show.

Esa actitud de los organizadores del Mundial tuvo su antecedente más triste cuando los Juegos Olímpicos de Munich 1972 siguieron adelante a pesar de la muerte de 17 personas -entre ellos 11 deportistas- por el operativo terrorista del grupo de origen palestino Septiembre Negro.

La misma actitud se tomó luego de que una bomba matara a dos personas e hiriera a más de 100 en los Juegos de Atlanta 1996.

Por esa ‘‘política’’ deportiva, aquel 3 de julio de 1974 Argentina debió salir a la cancha con un equipo en el que debutaba Ubaldo ‘‘el Pato’’ Fillol y que contaba con nombres de la talla de Enrique Wolff, Brindisi, Roberto Telch, Rubén Ayala, Babington, Mario Kempes y René Houseman.

Ese ventoso día en el Parkstadion de Gelsenkirchen la Bandera Nacional flameó a media asta, los jugadores portaron brazaletes negros y se hizo un minuto de silencio en memoria de Perón, aunque el gesto se realizó recién en el minuto 10 del primer tiempo, cuando el árbitro John Taylor detuvo la acción para realizar el homenaje.

El ‘‘Loco’’ Houseman, quien ha declarado públicamente que no había querido jugar, marcó el 1 a 1 final en un partido marcado por el dolor y que poco importó a los argentinos que estaban en Alemania y a los que vivían en el país, porque en esa ocasión había otros motivos para llorar.

Fuente: El Tribuno, Salta