El difícil camino de los que eligieron los créditos UVA para tener la casa

Cada vez se suman más reclamos por la suba constante de las cuotas. En casi todos los casos la deuda se duplicó y el aporte representa un porcentaje alto. Piden al Gobierno una solución. Analizan si hubo defraudación. 

Cada vez se suman más reclamos por la suba constante de las cuotas. En casi todos los casos la deuda se duplicó y el aporte representa un porcentaje alto. Piden al Gobierno una solución. Analizan si hubo defraudación.

«El préstamo UVA que tomé por $ 900.000 está actualmente en      $ 1.600.000 con una cuota mensual de casi $ 11.000 y con 18 años por delante para pagar. Mis ingresos están en 30.000 pesos y de ese sueldo se sostienen mis tres hijos y esposa con los gastos diarios de cualquier familia. Sr. Presidente, por la presente le ruego pueda dedicar a su equipo de trabajo en la búsqueda de una solución a esta situación antes que muchas familias terminemos perdiendo todo el esfuerzo».

El relato de Esteban está dirigido a Mauricio Macri y lo publicó en uno de los tantos foros de redes sociales donde los tomadores de créditos UVA se agrupan buscando una solución. Casi todos ven crecer el monto de lo que deben aunque la cuota sube y sus salarios pierden contra todos los índices.

Hace más de una semana un grupo se reunió en las escalinatas del Congreso para cantar «vivienda sí, negocio no» luego de escuchar una vez más que se cerraba la chance de tratamiento de su problema en las comisiones en las que se acercaron a plantear sus casos. Quedaron bloqueadas las gestiones en las comisiones de Finanzas que preside Eduardo Amadeo y en la de Presupuesto que conduce Luciano Laspina, ambos del Pro.

Un cordobés que tomó uno de estos créditos resumió que «UVA es sinónimo de cuotas que se ajustan por inflación». Aunque técnicamente es un poco más complejo el concepto la idea resume la angustia de ver crecer los montos de deuda a medida que estallan todas las variables de la economía.

La unidad de valor adquisitivo (UVA) se ajusta de acuerdo al coeficiente de estabilización de referencia (CER) que refleja el índice de precios al consumidor (IPC) del Indec. El 27 de abril del año pasado el valor era de 23,11 pesos y el viernes pasado -un año después- es de 35,21. La indexación es diaria y el precio se mueve todos los días. Es fácil imaginar la angustia de los que deben. Por ejemplo, alguien que tomó 1.100.000 pesos en octubre de 2017 con el dólar a 17 y acordó un plan de pago en 240 cuotas debía en aquel momento 56.000 UVAs. Hoy, luego de pagar 18 cuotas de 360 UVAs mensuales adeuda 49.000 que son equivalentes a 1.725.000 pesos a los que hay que sumarle una tasa de 4,5 por ciento mensual. La ecuación se parece a pedalear en una bicicleta fija o peor aún, en una que va para atrás.

Para entender el cambio que significó la crisis económica y las corridas cambiarias del último año basta comparar los requisitos que exigía el sistema hace un año y medio cuando hacía falta 27.000 pesos de ingresos comprobables y ahora -para el mismo monto- requiere 130.000 pesos.

Se estima que en Argentina se otorgaron 130.000 préstamos con estas condiciones y la tasa de morosidad o atraso es muy baja. Algo que tiene una explicación histórica: siempre los créditos hipotecarios tienen alto nivel de cumplimiento porque la consecuencia es la ejecución de la hipoteca lo que equivale a quedarse sin casa.

La situación para las familias endeudadas ha sido un deterioro de su nivel de vida porque más porcentaje de su salario se lo lleva la cuota y en otros casos ha sido la aplicación de la cláusula que permite extender número de cuotas pero sólo puede ser aplicado por única vez. Para el economista de la UBA Federico Wahlberg, la solución debería pasar por «congelar la cuota por un determinado plazo para que se restablezca la relación cuota-ingresos o modificar la indexación con algún sistema que contemple la evolución de los salarios» según dijo en el diario Perfil.

El martes pasado el presidente del Banco Nación Javier González Fraga dijo en Radio Continental que «los que tomaron créditos en UVA hicieron un brillante negocio» y agregó que «si bien la cuota aumentó un 50%, el valor del inmueble subió un 100% porque en Argentina esos valores están atados al dólar».

Las respuestas no tardaron en llegar y todos los foros donde se agrupan los deudores el concepto giraba en un solo sentido: nadie compró para especular con los inmuebles sino que lo hicieron para acceder a la casa propia.

De todos modos, González Fraga dijo que el Nación «no va a ejecutar a nadie por un crédito hipotecario. Ya instruí a los 750 gerentes para que escuchen cada caso y den una solución. Tenemos herramientas», dijo. El Banco Nación fue la entidad que más créditos otorgó: 47.000 por un monto de 56.000 millones de pesos.

“Defraudación”

El 24 de julio de 2017 el gobernador recibió en el aeropuerto Taravella al presidente Mauricio Macri y juntos ofrecieron una conferencia de prensa. Luego de un par de cruces fuertes por los fondos que recibía la provincia y después del evento Juan Schiaretti retornó a la sala para hablar en rueda con los periodistas y disparó contra una de las medidas que el gobierno nacional usó en aquella campaña por las legislativas: los créditos UVA.

«Este plan de vivienda tiene olor a la 1.050 porque se indexa diariamente. Si quieren hacer planes de vivienda, que se corrija por salario. Hago votos para que no pase lo mismo que la 1.050. Simplemente estoy diciendo los riesgos. Lo que tendría que haber hecho el gobierno es que los créditos se corrijan por la variación salarial, para que la casa no se les torne impagables», cuestionó el gobernador.

A pesar de las críticas, Bancor lanzó sus propios créditos en UVAs y también están disponibles líneas con este mecanismo en dos de las cuatro propuestas del recién lanzado Plan 25.000 viviendas.

Otro que se sumó a las advertencias en noviembre del 2017 fue el Consejo Profesional de Ciencias Económicas cuando su presidente José Simonella sostuvo que «son una bomba de tiempo hasta tanto la tasa de inflación no baje a un dígito».

También desde el Club de Derecho encienden alarmas. Esta asociación civil que defiende los derechos de los consumidores comenzó a recibir desde fines del año pasado numerosas consultas por el aumento de las cuotas. «Advertimos una defraudación. Desde entonces comenzamos a estudiar en profundidad los contratos de estos créditos según cada banco otorgante y estamos aconsejando a los que todavía no entraron en el sistema, que no lo hagan», precisó Federico Macciocchi, presidente de la entidad.

«Hemos advertido un sinnúmero de violaciones a la ley de defensa de los consumidores. El más flagrante es del derecho a recibir información clara y cierta: no se les explicó adecuadamente las condiciones y la forma de actualizar las cuotas o si se podían dispararse porque el capital iba a indexar. También les hicieron renunciar a la teoría de la imprevisión en el contrato. Esto es si ocurre un suceso que hace que una de las partes esté imposibilitada de cumplir con los términos por causas ajenas a su dominio. Nadie puede renunciar a esto y representa un abuso de la posición dominante que está previsto en el código civil», sostuvo el abogado.

Por el momento están reuniendo la mayor cantidad de casos posibles para comprender mejor cuál es la situación de los tomadores de los créditos. «Hay mucha angustia y preocupación y se manifiesta en el miedo a perder la casa», añadió y dijo que en club@clubdederecho.org se acumulan las consultas.

Una de las preocupaciones que también manifiestan desde la ONG es la posibilidad de que las entidades bancarias transfieran las carteras de créditos a fideicomisos financieros. «Con eso se liberarían del problema y podría ocurrir lo que pasó en España, donde la crisis del 2008 derivó en miles de ejecuciones hipotecarias», describió.

Coincidencia

Sin embargo, en lo que coinciden la mayoría de los consultados es en la necesidad de encontrar una solución política que flexibilice algunos términos de los condiciones de los préstamos. Así se podría asegurar que puedan pagarse en forma acorde a los ingresos de quienes los tomaron y evitar consecuencias como las que dejó a principios de los años 80 la tan tristemente recordada Circular 1.050.

Fuente: Puntal