El Ejecutivo de Rosario vuelve a analizar un ajuste de la TGI para financiar gastos en alza
19/05/2014 ECONOMÍANúmeros complicados. La titular de Hacienda, Verónica Irízar, dijo que el aumento aprobado por el Concejo fue absorbido por la inflación. La definición se conocerá en semanas.
Por Guillermo Zysman / La Capital
Mayo será un mes clave para el futuro de la tasa general de inmuebles (TGI). A fin de mes se conocerá el nivel de recaudación por el vencimiento del impuesto a las ganancias y a los bienes personales y el municipio hará los cálculos finales para determinar cuánto recibirá de coparticipación federal.
Esa ecuación será determinante para definir si solicita al Concejo un ajuste adicional de la TGI para el segundo semestre. «El aumento que se aprobó a fines de 2013 ya fue absorbido por la devaluación y la inflación», advirtió la secretaria de Hacienda, Verónica Irízar.
La funcionaria aclaró que antes de promover una suba tributaria, el Ejecutivo buscará conseguir «apoyo político con otros bloques» del Palacio Vasallo para evitar un fracaso. Un escenario complejo con la actual composición del cuerpo, donde el socialismo con sus aliados tiene 8 votos sobre 24 .
La alternativa que estudian en el Palacio de los Leones apunta a sumar recursos a través de un aumento adicional de la TGI al aprobado a fines de 2013 (19,5 por ciento promedio), en un porcentaje aún no definido. Sería una suba diferenciada por radios catastrales como se viene haciendo en los últimos años.
Pero no se insistirá con el revalúo catastral que tanta resistencia encontró en los ediles del arco opositor, que implicaba una suba promedio del 47 por ciento. Y tampoco en el ajuste automático como el que tienen muchos municipios, entre ellos Roldán, San Lorenzo y la ciudad de Santa Fe.
Irízar reconoció que «el año viene complicado. La tasa quedó desactualizada por la inflación y ha perdido participación en el total de recursos propios, tanto que pasó en una década de representar el 50 por ciento a sólo el 30 en la actualidad».
«A eso hay que sumarle —continuó— el aumento de la pauta salarial para el año acordada en paritarias que supone 470 millones de pesos que no estaban contemplados en el presupuesto 2014».
Además, la titular de la Secretaría de Hacienda destacó que «todos los costos de los bienes y servicios que financia el municipio han tenido subas importantes en lo que va del año, desde los insumos médicos hasta el combustible para la movilidad» de la flota municipal y del transporte urbano.
Irízar remarcó que «aún hay dos paritarias clave abiertas que cuando acuerden un porcentaje de aumento van a impactar fuerte en la estructura del gasto local como son las de los choferes de colectivos y la de los recolectores de residuos enrolados en Camioneros».
La recaudación propia vinculada a la actividad económica tampoco le dio oxígeno a la Intendencia. En el primer trimestre del año lo recaudado en concepto de derecho de registro e inspección (Drei) fue un 34 por ciento superior al mismo período de 2013.
«Si a esa suba interanual uno le resta la inflación el crecimiento de la actividad económica de Rosario es casi nulo. No se nota una caída pero si un amesetamiento de la actividad», explicó Irízar.
La jefa del equipo económico de la intendenta Mónica Fein precisó que en los primeros meses de 2014 «hubo sectores que han tenido una fuerte baja en su facturación como el automotriz. En el comercio se nota una meseta y la actividad financiera tuvo un alza por la suba de las tasas de interés».
De allí que la titular de Hacienda planteó: «Será clave como cierre el mes de mayo a nivel nacional. Ahí veremos cómo anduvo la recaudación por los vencimientos de Ganancias y Bienes Personales. Esto impacta en la coparticipación y también muestra el verdadero nivel de actividad de las empresas. Ahí sabremos si será necesario sumar recursos propios», sostuvo, dejando abierta la puerta a eventuales nuevos ajustes de la tasa.
La oposición en el Concejo se muestra reacia a un nuevo aumento de la TGI
Las reservas se plantearon en torno a los gastos que genera el municipio y a la opción “reiterada” de echar mano al “bolsillo del contribuyente” sin buscar alternativas de ahorro o de reclamo al Estado provincial.
Por Silvina Dezorzi / La Capital
Como no podía ser de otro modo, la posibilidad de que la Intendencia pida al Concejo que apruebe un nuevo reajuste en la tasa general de inmuebles (TGI) para el segundo semestre no despertó entusiasmo en la oposición, que mostró todo un arco de reacciones. Desde un discreto “no hay respuesta seria sin números en la mano”, que sentenció el líder del PPS, Héctor Cavallero, hasta el rechazo de plano que pronunció el macrista Rodrigo López Molina, pasando por una resistencia muy argumentada del concejal del Frente para la Victoria (FpV) Roberto Sukerman. Las reservas se plantearon en torno a los gastos que genera el municipio y a la opción “reiterada” de echar mano al “bolsillo del contribuyente” sin buscar alternativas de ahorro o de reclamo al Estado provincial.
En una nota publicada ayer en La Capital, la titular de Hacienda municipal, Verónica Irízar, admitió que de las cifras de recaudación que arroje mayo se desprenderá la necesidad o no de recurrir al Concejo en pos de un nuevo retoque a la TGI.
Pero ocurre que esa tasa fue el eje de una de las polémicas que más calentó el clima en el Concejo a fines del año pasado, cuando el Ejecutivo propuso un revalúo que nunca logró sumar suficientes adhesiones.
Tras arduas negociaciones que hicieron fracasar más de una sesión, en diciembre el cuerpo terminó aprobando el presupuesto 2014 con un aumento promedio de la TGI del 19,5 por ciento, “por única vez en el año”. Sólo el PRO se opuso a la suba.
Cavallero, en cambio, dejó asentado que no compartía “muchas cosas” con el proyecto, pero terminó votando a favor por haber experimentado en carne propia lo que era “gobernar sin presupuesto”.
Ese bagaje fue, probablemente, el que ayer lo llevó a decir que no daría una “respuesta seria” hasta tener “todos los números en mano”.
De hecho, el Tigre recordó que la última suba de la TGI, del 19,5 por ciento, y la ordenanza general impositiva (“en la que le dimos al oficialismo todo lo que pidió”) rondan porcentajes similares a los del incremento anualizado para los empleados municipales, “del orden del 21,7%”.
Por eso pidió esperar a ver “cómo dan los otros números” (como los de las paritarias de otros dos gremios clave para las arcas municipales: choferes de ómnibus y recolectores) antes de adelantar su posición.
Aun así, dijo que “hubo mayor recaudación” y crecerá también la coparticipación nacional y provincial. Y recordó que su misión es “defender el bolsillo de la gente”.
En el caso del PRO, la negativa era una fija. “Si dijéramos otra cosa careceríamos de coherencia y responsabilidad”, adelantó López Molina, quien recordó las razones por las que votaron contra la última suba de la TGI. “Dijimos entonces, y reiteramos ahora, que lo que necesita la Municipalidad es una política de control de gastos: el problema no es sólo de recursos”, afirmó.
“Sostuvimos que este presupuesto no garantizaba la gobernabilidad e iba a obligar a la oposición a acompañar nuevos aumentos: lo que adelantamos en diciembre se está viviendo ahora”, advirtió.
Por eso, recordó, su bancada propuso “un conjunto de medidas” que el municipio tiene a mano “como herramientas para readecuar sus gastos, siempre excesivos”.
Entre ellas, “el congelamiento de pases a planta permanente; no más ingresos por contrataciones ni becas; un proyecto de retiro voluntario para quienes reúnan ciertas condiciones; el reacomodamiento de recursos humanos y un plan de refinanciamiento de las deudas de corto plazo, que hacen que por momentos el municipio quede ahogado”.
Respecto de los ajustes sobre el ingreso de personal, el edil dejó a salvo dos áreas: Salud y Control.
Para Sukerman, hay que buscar alternativas que generen ingresos “sin volver a meterle la mano en el bolsillo al contribuyente”.
“Rosario puede necesitar más recursos, pero la única respuesta no puede ser aumentar la TGI, que representa sólo el 25 por ciento de la recaudación propia”, sostuvo el concejal.
Como opciones, aconsejó a la intendenta Mónica Fein que “pida a la provincia” financiamiento para el transporte público, que actualmente “termina siendo interurbano y no sólo usado por los rosarinos, como ocurre en salud”, ejemplificó.
“Hoy el municipio pone más de 100 millones en subsidios directos al transporte, mientras que la provincia no pone nada”, agregó.
En su opinión, “Rosario no va a solucionar sus problemas con más aumentos de tasas, sino con una mejor administración y cuando aprenda a articular sus demandas con los otros niveles de gobierno”.
Sukerman recordó que el municipio “hoy casi no hace obra pública y de 2012 a 2013 duplicó su déficit”, mientras “mantiene atrasos galopantes con servicios y proveedores, y ha firmado contratos ruinosos para la ciudad, como el de recolección de residuos”.