El Papa, sus “veedores” y la crítica a Milei

La mecha del enojo la encendió la decisión del Presidente de comunicar, tras la reunión en el Vaticano, un supuesto apoyo al modelo libertario. Quiénes son los curas y dirigentes barriales que le informaron detalles de la crisis económica y social.

La mecha del enojo la encendió la decisión del Presidente de comunicar, tras la reunión en el Vaticano, un supuesto apoyo al modelo libertario. Quiénes son los curas y dirigentes barriales que le informaron detalles de la crisis económica y social. Por qué el Sumo Pontífice decidió cuestionar la legitimidad de origen.

La respuesta política del Papa Francisco a la crisis socio económica que está generando el gobierno de Javier Milei no fue una casualidad sino un hecho buscado. El documento en el que pondera al Estado y cuestiona al mercado tiene mucho de la doctrina social de la Iglesia pero, sobre todo, es producto del cuadro de situación que el Papa se hizo luego de charlas diarias con curas villeros (moderados y de los más jugados), con sus hombres en la iglesia Argentina y hasta con dirigentes de movimientos sociales y sindicatos. Toda esa foto, según supo Página I12, derivó en que, 15 días después de que Milei vendiera un apoyo papal a su modelo, el mismo Francisco echara la versión por tierra y marcara la cancha hacia adelante, incluso a la espera de una posible visita al país.

Tantas veces repitió el presidente Javier Milei que el ajuste económico que lleva a cabo está avalado por el 56 por ciento de votos que obtuvo que en el ballotage, que esa idea quedó como un título en la cabeza del Papa Francisco. La teoría del libertario no es ninguna novedad y la expone asiduamente en público, pero en las oficinas del Vaticano generó sorpresa. Más raro fue lo que vino minutos después de aquella reunión entre ambos. Por sus propios medios y vía voceros periodísticos, el Presidente vendió un apoyo de Francisco al modelo de ajuste.

Quince días después de ese hecho, con un timing y sentido de la oportunidad que los que lo conocen cuentan como habitual desde que era Obispo de Buenos Aires, el Sumo Pontífice expuso un mensaje político, claramente dirigido al gobierno de Milei y contra el ajuste. Todo en un escenario particular: grabó un video leyendo una carta para los miembros del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju), ente presidido por el juez Andrés Gallardo. A la vez, el ex juez de la Corte Eugenio Zaffaroni integra la Copaju, que es el organismo del que depende el Instituto para la Investigación y Promoción de los Derechos Sociales Fray Bartolomé de las Casas. En ese lugar lo designó el propio Francisco y la institución responde directamente al Vaticano.

El escenario en el que el Papa dejó su proclama anti libertaria, tras dos semanas de silencio, fue elegido -también- estratégicamente para graficar su posicionamiento. Y aquella charla con Milei y su idea del aval social que le dieron los votos explica, según contaron a Página I12 fuentes de la Iglesia, por qué fue tan directo: «no alcanza con la legitimidad de orígen (…) el ejercicio también debe ser legítimo», aseguró Francisco, y completó preguntándose «de qué sirve tener el poder si se aleja de la construcción de sociedades justas?».

Un dato interesante en este contexto es que, en general, las visitas del Papa a países tardan hasta cinco meses en armarse. Quien está a cargo es el obispo venezolano Edgard Robinson Peña Parra, hombre de la diplomacia y jefe de encargados de los viajes papales. Hasta ahora, en un contexto turbulento del país, Parra no envió a los tres curas que envía a todo el mundo, en la previa a una visita, a reunirse con representantes sociales, de la iglesia y el Gobierno. De todos modos, cerca del Papa no descartan la visita este año y hasta aseguran que, de llegar, su estadía será en la curia, frente a Plaza de Mayo.

Los que le cuentan la crisis
Francisco se entera del devenir local con conversaciones que mantiene con diferentes sectores. Muchos de los que consulta son referentes sociales o de la Iglesia. Uno de los que más viene hablando de la crisis en Argentina con Bergoglio es Oscar Ojea, el titular de la Conferencia Episcopal. Ojea tiene hace tiempo un nexo con sindicatos y empresarios, y sigue la diaria de la recesión en los barrios. Además, es uno de los que instaló la idea de un pacto social con ceos y gremios. En esa misma línea de influencia está el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, uno de los más escuchados por Francisco. El tercero de ese grupo de «veedores» es Alejandro Russo, el rector de la Catedral Metropolitana y uno de los que mejor conoce los modos y estilos papales.

La otra fuente de contacto con el Papa que le acerca los síntomas del ajuste de Milei son los curas villeros, en sus diferentes tendencias. Por un lado, según contaron a este diario los que conocen desde adentro el asunto, aparecen los moderados «francisquistas», encabezados por Gustavo Carrara, vicario episcopal para la Pastoral en Villas de Emergencia. Es el encargado de coordinar los barrios de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires, donde, según le contó al Papa, la situación por la falta de alimentos y la inflación ya está generando focos de violencia y conflicto. Carrara es uno de los más férreos militantes de la idea económica y social del Papa, y ha salido a defenderlo en medios de los ataques recientes del presidente Javier Milei.

Por otro lado, Francisco tiene línea directa con el ala más progresista de los curas villeros, la de Curas en Opción por los Pobres, que encabeza el Padre Pepe Di Paola. Pepe, que como Bergoglio tiene varias líneas de conexión históricas con actores del peronismo, fue el primero que alertó sobre un triunfo de Milei en loos barrios y, desde el año pasado, viene criticando el ajuste y la política de contracción en los ingresos de sectores bajos.

Pero no sólo el Papa se informa vía directa. Emilce Cuda, según relatan a este diario fuentes vaticanas, es teóloga y primera mujer en la Iglesia: es la secretaria Pontificia de la Comisión para América Latina y, muchas veces, es intermediaria en las charlas. Cuda, no casualmente, se especializa en teología de la moral social. Es una de las personas que mejor conocen al Papa y tiene fuertes contactos con la realidad social argentina.

«No alcanza con la plata a Cáritas»
Hace unos días, un alto dirigente de la CGT se juntó con un cuadro alto en la estructura de la Iglesia Católica local. Hablaron del ajuste de Milei y de cómo veía el Papa el escenario. No es uno de los dirigentes cegetistas más cercanos a Francisco, pero quería saber. Le contaron allí la realidad del encuentro de Milei con el Sumo Pontífice. Vale decir que Francisco mantiene una relación estrecha con dos grandes titulares de gremios que integran esa central sindical.

«Su primera herramiento es la doctrina social de la Iglesia, en segundo lugar valora el rol del estado y, en tercer lugar, hace política todos los días con sus acciones», describió a Bergoglio alguien que lo conoce bien y siguió las alternativas en las últimas horas. La misma fuentes contó, de hecho, que si Milei no hubiese forzado una lectura personal del encuentro entre ambos, la reacción a su modelo de ajuste no hubiese tan radical en un plazo de tiempo tan corta.

Fue el mismo Papa, además, quien se encargó de dejarle en claro a su círculo íntimo que los movimientos sociales son aliados de la Iglesia. Son precisamente, los sectores que Milei más rechaza y a los que ahoga pisándoles los ingresos y el envío de alimentos. Tampoco cayó bien en los interlocutores del Papa la decisión del Gobierno de tratar de aplicar los ánimos con la Iglesia dándole dinero a Cáritas y borrando a las organizaciones social. «No alcanza con eso», expresan. Cáritas, en provincia de Buenos Aires y el Interior trabaja con 5 mujeres voluntarias por barrio, los movimientos sociales son los que, para el Papa, tienen territorialidad y garantizar la asistencia.

Fuente: Página 12