El proyecto “Nave Tierra” aterriza en General Alvear

Ushuaia. Vista de Tol-Haru, primera vivienda en su tipo en América Latina.

Ushuaia. Vista de Tol-Haru, primera vivienda en su tipo en América Latina.

Michael Reynolds, arquitecto famoso por la construcción de viviendas autosustentables, anunció la ejecución de una aldea ecológica en San Pedro del Atuel.

«Abandonarán las ciudades e irán a poblar el campo. ¡Basta de rascacielos insalubres!, dirán. ¡A vivir en las márgenes de los ríos, como los beduinos; no hacia arriba, lejos de la tierra, sino a lo largo! Oh, y algún día la vida será otra vez ancha y hermosa…». La frase de puño y letra es de Abelardo Castillo pero tranquilamente podría ser de Michael Reynolds un arquitecto estadounidense visionario y rebelde que impulsó un nuevo tipo de arquitectura en base al reciclaje y la autosuficiencia alrededor del mundo.

Michael Reynolds visitó, junto a los actores Elena Roger y Mariano Torre la ciudad de General Alvear, para analizar la posibilidad de construir una aldea ecológica en el departamento sureño. Su aliado en estas tierras es Esteban Servat, científico proveniente de Buenos Aires que intentará llevar a cabo el proyecto ecológico en la Colonia Rusa perteneciente al distrito de San Pedro del Atuel.

El proyecto «Tol-Haru, la Nave Tierra del Fin del Mundo» ubicado en Ushuaia, es el antecedente más inmediato en nuestro país, bautizado como «la primera vivienda autosustentable de América Latina». Su construcción comenzó en los primeros días de enero de 2014 y tuvo el impulso de los actores Mariano Torre y su mujer, Elena Roger, integrantes de la Fundación NAT (Naturaleza Aplicada a la Tecnología).

Esta vivienda se construyó completamente con materiales reciclados y tiene la capacidad de calefaccionarse y refrigerarse a través de energía eólica y solar, de reutilizar el agua de la lluvia y hasta de reciclar sus propios residuos.
Michael Reynolds llegó al departamento de General Alvear para recorrer el predio, que Esteban Servat dispone para poner en marcha

«Evita» la eco-aldea. El nombre juega con «Eva» la denominación del primer proyecto de eco-aldea desarrollado en los Estados Unidos por el genial arquitecto. La figura de «Evita» es conocida como símbolo de la Argentina y podría facilitar la visibilidad del proyecto en todo el mundo.

El intendente Juan Carlos De Paolo recibió a Reynolds, le manifestó el interés por alentar el proyecto desde el Departamento Ejecutivo, y acompañar así a dos emprendimientos ambientales que lleva adelante la comuna como la planta de tratamiento de residuos y la de líquidos cloacales, que servirán de apoyo a la hora de proveer materia prima a la futura ciudad ecológica alvearense.

«Llevo cuatro décadas desarrollando esta manera de ayudar, a las personas y al planeta», expresó Reynolds a su arribo al sureño departamento. Su idea se sostiene en seis ejes: un hogar, tener electricidad, agua, tratamiento de aguas servidas, producción de comida y la reutilización de basura. «Aquí hay más posibilidades porque no hay tantas barreras que uno encuentra en Estados Unidos. Una vez que comienza se desarrolla solo y la municipalidad no tiene que ocuparse de los servicios, porque cada una de las viviendas los genera».

Reynolds agregó que «estos edificios lo que hacen es hacer la vida más fácil a las personas que viven en ellos, y se ocupa del problema de la basura».

Tanto Esteban Servat como Michael Reynolds señalaron que General Alvear reúne las condiciones ideales para concretar el sueño de la aldea ecológica «Nave Tierra». Sus campos son tierra fértil y virgen para la producción de alimentos orgánicos, su histórica defensa del medio ambiente, el apoyo del gobierno en materia legislativa, como parte de las razones que, según Esteban Servat, hacen que «desde Alvear se pueda proyectar una nueva forma de vivir».

Las viviendas son construidas por más de 60 personas a través del reciclaje de 333 neumáticos, 3.000 latas de aluminio, 5.000 botellas de plástico y 3.000 botellas de vidrio. La construcción consta de dos volúmenes cilíndricos de 50 metros cuadrados y un armazón de cristales que permite que la vivienda mantenga una temperatura constante de entre 18 y 22 grados, ahorrando energía eléctrica.

Fuente: Los Andes