En pandemia, más trabajo infantil

La pandemia afectó especialmente a los niños, niñas y adolescentes de sectores vulnerables. Un nuevo estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que 1 de cada 2 menores que realiza tareas laborales para el mercado empezó a hacerlo desde la llegada del coronavirus.

La pandemia afectó especialmente a los niños, niñas y adolescentes de sectores vulnerables. Un nuevo estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que 1 de cada 2 menores que realiza tareas laborales para el mercado empezó a hacerlo desde la llegada del coronavirus. En total, son el 16 por ciento de las personas  de entre 13 y 17 años. La Unicef y el Ministerio de Trabajo también participaron de la investigación.

El impacto de la pandemia de la covid-19 es un factor que intensificó las actividades productivas que desarrollan niños, niñas y adolescentes en todo el país. El problema del trabajo infantil tiene varias causas a resolver, como el ingreso nulo o informal de los padres. En este sentido, Bárbara Perrot, coordinardora del proyecto de la OIT en Argentina, manifestó que «las políticas como la AUH de alguna manera contribuyen a que los niños no trabajen porque generan ingresos adicionales».

“La pandemia afectó especialmente a los niños, las niñas y adolescentes de los hogares más vulnerables, que vieron ese impacto en muchas dimensiones de su vida cotidiana, como la educación, la alimentación, la salud, la recreación o el ocio. Cuando se piensa el trabajo infantil y cuáles son las causas que lo determinan, ahí aparece fuertemente el tema de la inserción laboral de los padres. Pero no es lo único, este es un problema multicausal”, explicó Perrot a PáginaI12.

El 32 por ciento de las niñas, niños y adolescentes entre 13 y 17 años encuestados que trabajan para el mercado y que realizan tareas de cuidado viven en hogares que se encuentran endeudados. A su vez, el 36 por ciento realiza tareas de cuidado a niños, niñas o personas mayores con quienes conviven, y 1 de cada 3 no lo hacía anteriormente o lo realiza ahora con más intensidad, según el informe de la OIT.

En esta línea, Perrot agregó: “El trabajo doméstico intensivo es una actividad que va en detrimento del desarrollo de los niños. El trabajo dentro de la casa implica una responsabilidad y una carga horaria que los obliga a dejar cuestiones educativas. Durante la pandemia el tema educativo fue un problema, por más que se intentó mejorar la conectividad y proveer de dispositivos”.

«En algunos hogares se ve al trabajo infantil como una oportunidad de aprendizaje, de preparación para la vida adulta y no se percibe el costo que tiene en el desarrollo de una niñez plena”, afirmó la coordinadora de la OIT. «Es por esto que para nosotros la tolerancia social y la naturalización del trabajo infantil son dimensiones fundamentales que deben atenderse, en el marco de una respuesta integral, en las políticas de prevención y erradicación del trabajo infantil», concluyó Perrot.

Fuente: Página 12