«En Rosario se ha dado el mayor cambio en investigación científica» asegura Lino Barañao
26/03/2014 OPINIÓNEl ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, destacó las bondades de la Universidad local. El funcionario ponderó la puesta en valor del Cerider.
«En Rosario se presenta una conjunción de ciencia básica avanzada con aplicaciones al sector productivo de gran impacto económico», declaró el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, en una entrevista con La Capital en su despacho de la cartera a su cargo. «Claramente, Rosario es la ciudad donde se ha registrado el mayor cambio cuali y cuantitativo en la intensidad de la investigación científica, y esto posibilitado por la larga trayectoria de investigación y formación de recursos humanos a nivel de grado y posgrado en la universidad», abundó.
—¿Cuáles son los proyectos de mayor envergadura en Rosario y en la provincia de Santa Fe que cuentan con financiamiento de la cartera nacional de Ciencia?
—Tal vez el proyecto más emblemático de Rosario tenga que ver con la puesta en valor del Cerider (Centro Regional de Investigación y Desarrollo Rosario) en lo que se conocía como La Siberia, que durante mucho tiempo fue un territorio despoblado, y que ahora gracias a la inversión continua que hemos hecho se están completando los edificios proyectados. En 2007 este centro se transformó en el Centro Científico Tecnológico Rosario (CCT-Rosario) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En este sentido, recientemente se ha inaugurado el Centro Internacional Franco Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas (Cifasis), dedicado a temas de modelado y uso de supercómputo. Previamente se había inaugurado el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), con una inversión de 17 millones de pesos. Esto forma parte de un programa integral, el Plan de Obras para la Ciencia y la Tecnología, que involucra también al Instituto de Física de Rosario. Vale la pena destacar que Rosario es uno de los pocos lugares del país en donde tenemos tantos centros de investigación básica, y al mismo tiempo cuenta con el primer emprendimiento público-privado de investigación: el Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (Indear), que también fue financiado con un crédito de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (La Agencia) hace ya varios años, y que además es hoy sede de las plataformas tanto de genómica como de informática, que ha permitido secuenciar los primeros genomas humanos; que a su vez está haciendo importantes desarrollos en nuevas variedades vegetales, algunas de ellas para la producción de insumos para la industria láctea. Claramente no hay un lugar en el país donde se presente esta conjunción de ciencia básica de avanzada con aplicaciones al sector productivo de gran impacto económico. Rosario no es la única ciudad, también en Santa Fe tenemos desarrollos muy importantes en lo que hace a biotecnología vegetal que oportunamente fueron difundidos, como el hallazgo de la doctora Raquel Chan del gen que da resistencia a la sequía y que incrementa la productividad de distintos cultivos. Claramente, Rosario es la ciudad donde se ha registrado tal vez el mayor cambio cuali y cuantitativo en la intensidad de la investigación científica, y esto posibilitado por la larga trayectoria de investigación y formación de recursos humanos a nivel de grado y posgrado en la universidad. Es uno de los mayores aportes registrados para una ciudad en todo el país por parte del Fontar (Fondo Teconológico Argentino); y siete proyectos en los que participan grupos de Santa Fe por 21.511.803 pesos del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec), que es el de más reciente creación. Todo esto hace un total de 384.338.809 pesos, para el período 2012-2013, que corresponden a 618 proyectos, una cifra altamente significativa que da cuenta del grado de desarrollo actual y del potencial que tiene Santa Fe en cuanto investigación científica e investigación.
—¿Cuántos científicos argentinos fueron repatriados y cuál fue su reinserción laboral?
—En Rosario contamos con 93 repatriados que se distribuyen entre la UNR, institutos del Conicet, institutos asociados al Conicet y empresas. Es importante destacar no sólo a los científicos de áreas del conocimiento como ciencias exactas, ingeniería, agrimensura, bioquímica, sino que también tenemos el caso de un analista de sistemas, Javier Verrone, que vino a instalar su propia empresa de ciencia y tecnología a esta ciudad. Esto muestra que los repatriados contribuyen no sólo a actualizar y dar competitividad a la ciencia argentina, sino que también aportan a la creación de empleo a través del desarrollo de nuevas empresas de tecnología.
—¿Cuáles son las políticas del ministerio para despertar vocaciones para carreras científicas y qué demanda de trabajo ofrece el país? ¿Por qué es importante trabajar en el fomento de las vocaciones científicas?
—Una de las preocupaciones centrales de nuestro ministerio es promover vocaciones para las carreras científicas y tecnológicas. Por un lado, porque son las carreras que tienen desempleo cero, es decir que no hay graduados en ingeniería, programación, en química que no tengan empleo con salarios que superan al promedio nacional. Por otra parte, los graduados de estas carreras son esenciales para el cambio de matriz productiva que se está dando en el país a través de la creación de nuevas empresas de base tecnológica. El hecho de que se incorpore un graduado universitario a una empresa le da mayor competitividad y en muchos casos permite a su vez que esa empresa contrate personal no calificado. Para proponer estas vocaciones realizamos muchos tipos de actividades. Muchas de ellas se centran en el área de la programación porque el año pasado hubo cinco mil puestos de trabajo que no fueron cubiertos en el sector. Entonces en el área del software en particular, la Fundación Sadosky ha realizado el concurso «Dale Aceptar», que implica el uso de un software desarrollado por la universidad americana Carnegie Mellon para permitir que los jóvenes puedan hacer animaciones o diseñar videojuegos usando sus computadoras. Esto ha tenido muy buena aceptación ya que han podido participar chicos de todo el país, muchos de ellos con su netbook. El resultado ha sido que una alta proporción de ellos consideró seguir la carrera de computación a partir del entusiasmo que les despertó participar en esta iniciativa. Más recientemente se ha lanzado el proyecto Program.ar que también involucra a nuestro ministerio y que sigue los lineamientos de este movimiento a nivel internacional que tiende a la enseñanza de la programación desde temprana edad, a partir de la escuela primaria. Argentina es uno de los pocos países en que el Estado tiene un rol significativo en la promoción de esta nueva tendencia. Esto lo estamos implementando a escala piloto en distintas escuelas de todo el país para ver la manera más efectiva de lograr que los chicos aprendan que la computadora no es solo un elemento de obtención de información sino que puede ser una herramienta de trabajo futuro.