Un equipo que comienza a resquebrajarse

El primer cambio en el gabinete de Macri fue el resultado de una extensa disputa de poder que mantenía el funcionario con los responsables del diseño de las políticas en la Casa Rosada.

El primer cambio en el gabinete de Macri fue el resultado de una extensa disputa de poder que mantenía el funcionario con los responsables del diseño de las políticas en la Casa Rosada. El ministerio se divide y lo reemplazan Dujovne y Caputo.

Alfonso Prat-Gay dejará de ser el ministro de Hacienda y Finanzas. Artífice de la devaluación y el desmantelamiento de las regulaciones cambiarias, el pago a los fondos buitre y la reinserción plena del país en la lógica del sistema financiero internacional, Prat-Gay estaba desplazado del centro de la escena económica. Sin embargo no fue la recesión, la aceleración inflacionaria o la ausencia de inversiones extranjeras las responsables de su salida. El primer cambio en el gabinete del presidente Mauricio Macri fue el resultado de una extensa disputa de poder que mantenía el funcionario con los responsables del diseño y supervisión de las políticas en la Casa Rosada. La novedad fue comunicada de manera oficial ayer por la mañana por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, mientras Prat-Gay viajaba hacia Villa La Angostura para reunirse con el Presidente que se encuentra de vacaciones.

El ministro coordinador enfatizó que Mauricio Macri le pidió al ex JP Morgan, ex banquero central y ex diputado por la Coalición Cívica que renuncie por diferencias políticas. Cuando abandone definitivamente el cargo la próxima semana, sus funciones serán repartidas entre dos nuevos ministerios. En Hacienda desembarcará el economista Nicolás Dujovne con el objetivo excluyente de avanzar en la reducción el déficit fiscal y a cargo de Finanzas será ascendido el actual secretario del área Luis Caputo, quien continuará al frente de la colocación de deuda externa (ver Pasión por la deuda).

Desde la Casa Rosada aseguraron que el desplazamiento de Prat-Gay no se vincula a la ausencia de resultados en materia económica sino a “diferencias políticas”, aunque el funcionario todavía no dio su versión de los hechos. Al momento de comunicar la salida del ministro, Peña destacó que durante su gestión “se lograron grandes cosas, como la salida del cepo, la normalización de las relaciones internacionales, la salida del default, mejorar el Impuesto a las Ganancias y el sinceramiento fiscal”.

El desplazamiento del autor de definiciones como “la grasa de la militancia”, “los sindicatos van a tener que elegir entre empleo y salarios”, “el trabajo sucio está hecho”, “el aumento en la factura de luz equivale a dos pizzas” o el pedido de disculpas a los empresarios españoles, no representa un giro en la política económica sino la profundización del ajuste en el frente fiscal.

Ese proceso estará a cargo de Dujovne. Tras un breve paso por la administración pública durante el primer tramo del gobierno de la Alianza donde llegó vinculado al radicalismo, el flamante ministro se desempeño durante diez años en el Banco Galicia. Finalizada esa etapa en 2011, comenzó a ofrecer servicios de consultoría asociado a su esposa y devino en un mediático analista económico. Con 49 años es columnista en La Nación y co-conductor de un programa semanal en TN. Antes de la victoria electoral de Cambiemos, el economista estuvo más de un año al frente del “equipo fiscal” de la Fundación Pensar donde conoció a los actuales vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.

Sin peso político propio, el economista estará subordinado a esa dupla de funcionarios con quienes buscará “equilibrar el frente fiscal”. Enrolado en la visión dominante de la economía donde la política fiscal se subordina a la regla antiinflacionaria seguida por el Banco Central, Dujovne propone impulsar leyes de responsabilidad fiscal que restrinjan la expansión del gasto público, recurrir al Fondo Monetario, cuestiona la expansión del empleo en el sector público, propone eliminar impuestos y bajar los aportes y contribuciones a la seguridad social. Desde esa perspectiva, la reducción del déficit y la minimización de la intervención estatal son claves para bajar la inflación e impulsar la inversión privada. La historia argentina evidencia que una política fiscal gobernada con esos dogmas ortodoxos no sólo no promueve el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo sino que agudiza los escenarios recesivos.

La relación entre Prat-Gay y la Casa Rosada se tensó el último mes con el fracaso de su proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias. El quiebre con el ministro fue sorpresivo, pero no implicó la salida de todo su equipo. El secretario de Finanzas, Luis Caputo, con quien co-protagonizó las negociaciones con los fondos buitre fue promovido a ministro y ayer se reunió con Macri. Junto con las elevadas tasas de interés que continúa pagando el país, el ex Deustsche Bank y titular de la firma Axis es un engranaje fundamental en el regreso a los mercados. Desde que comenzó la presidencia de Macri, el gobierno nacional, las provincias y grandes empresas colocaron bonos en moneda extranjera por 48.772 millones de dólares. A pesar de las habilidades de banqueros como Caputo para lograr la reinserción plena del país en el sistema financiero internacional, los resultados macroeconómicos no fueron los esperados.

Fuente: Página 12