Francisco visitó los campos de exterminio nazis con un recorrido en silencio
29/07/2016 EL MUNDOEl pontífice hizo un recorrido por ambos campos de concentración y conoció la celda en la que el sacerdote polaco San Maximiliano Kolbe murió en manos de los nazis.
El papa Francisco llegó hoy a los campos de exterminio nazi de Auschwitz y Birkenau, donde pasó cerca de dos horas, pero prefirió que su recorrido sea en silencio por lo que no pronunció discursos.
El pontífice argentino fue recibido por el director del museo de Auschwitz y después se trasladó en un pequeño coche eléctrico al bloque 11, donde se encuentran las celdas subterráneas en las que se encerraba a los prisioneros para que murieran de hambre y sed.
Allí Francisco se detuvo para rezar y luego se encontró con diez supervivientes de estos campos y con 25 de los «Justos de las naciones», las personas que contribuyeron de alguna manera a oponerse al holocausto o salvar judíos.
Más tarde recorrió los lugares que recuerdan a San Maximiliano Kolbe, el sacerdote polaco que murió en Auschwitz al ofrecerse a cambio de otra persona.
Francisco pudo retirarse en oración en la celda donde el santo polaco fue encerrado para que muriera de hambre, y justo este viernes se recuerda los 75 años en los que Kolbe fue condenado a morir.
Tras dejar Auschwitz, Francisco se dirigió al campo de Birkenau, parte del mismo complejo.
Por la tarde, visitará el hospital pediátrico de Prokocim, uno de los más importantes del país y donde podrá saludar a unos 50 niños que se encuentran hospitalizados.
Francisco eligió no pronunciar discursos durante su visita a los campos de exterminio.
En esta tercera jornada de su viaje a Polonia, que concluirá el domingo, asistirá en la explanada de Blonia al Vía Crucis organizado con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud y dirigirá unas palabras a los jóvenes.
El peso de la nación cuyos líderes ordenaron la masacre de seis millones de judíos acompañó al anterior papa, Benedicto XVI, hasta la puerta de Auschwitz donde la frase ‘»rbeit macht frei» (El trabajo hace libres) acogía a los prisioneros que llegaban hacinados en trenes.
Aunque el Papa alemán hizo referencia a su deber de visitar este lugar de dolor y habló de «perdón y reconciliación» y se preguntó: «¿Por qué, Dios, has callado?», muchos de los pasajes de su discurso fueron duramente criticados.
Mientras que Karol Wojtyla entró como el papa Juan Pablo II en Auschwitz el 7 de junio de 1979, un lugar que ya había visitado como arzobispo de Cracovia, para celebrar una misa «en el lugar donde ha sido pisoteada de modo tan horrendo la dignidad humana», dijo.
Su gran gesto fue el recuerdo al pueblo judío y ruso cuando al hablar de las lápidas colocadas en el campo con los diferentes idiomas de los prisioneros afirmó sobre la que llevaba la inscripción en lengua hebrea: «Ante esta lápida a nadie le es lícito pasar delante con indiferencia».