Hacia el colapso de la economía real
La intensificación de la corrida cambiaria de hoy tiene su origen en un acontecimiento que para los grandes jugadores del mercado local e internacional no pasó desapercibido: se cayó el acuerdo con el Fondo Internacional firmado hace menos de tres meses.
31/08/2018 El PaísLa intensificación de la corrida cambiaria de hoy tiene su origen en un acontecimiento que para los grandes jugadores del mercado local e internacional no pasó desapercibido: se cayó el acuerdo con el Fondo Internacional firmado hace menos de tres meses. Ayer el Gobierno reconoció que no puede cumplir con las metas de variables claves del pacto definidas por el entonces presidente del Banco Central, Federico “Yo no me quiero ir” Sturzenegger, y el que era ministro de Finanzas, Luis Caputo, y hoy el principal mesadinerista del BCRA. La imposibilidad de acercarse a los compromisos con el Fondo fue el verdadero anuncio del presidente Mauricio Macri y del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
El desastre que provocaron fue que lo informaron sin tener cerrado uno nuevo ni, al menos, definido en términos políticos con el Directorio del Fondo. La titular del FMI, Christine Lagarde, difundió un comunicado con lo único que podía decir: que apoya y que van a renegociar el acuerdo. No podía hacer otra cosa porque la caída de la economía macrista también es su caída. Pero la definición de los nuevos parámetros del nuevo acuerdo tardará entre dos y cuatro semanas. Es un tiempo que parece una eternidad en este naufragio de la economía macrista. Es un espacio de incertidumbre extraordinario, que es lo que se refleja hoy las cotizaciones de tipo de cambio, las acciones y los bonos.
Los reclamos de cambios en el elenco de ministros, específicamente la renuncia del jefe de gabinete, Marcos Peña, son irrelevantes en medio de la actual crisis. Quienes piensan que realizar un cambio de figuritas modificará la tendencia del mercado no entienden la dinámica propia de los mercados ni el origen de la crisis de la economía macrista.
La reacción del Banco Central de subir las tasas al 60 por ciento anual y del encaje bancario en 5 puntos es más preocupante aún que la búsqueda de secar de pesos el mercado para evitar presiones sobre la paridad cambiaria. Es más inquietante porque la propia entidad monetaria anunció que va a mantener este nivel astronómico de las tasas hasta diciembre, lo que implica que la caída de la economía va a ser todavía más pronunciada, con los consiguientes costos sociolaborales inmensos. Para evitar el colapso por el lado financiero, que parece inevitable, el Gobierno avanza en un colapso de la economía real.