Hoteles de Embalse: entre dudas y promesas

Hay poca actividad y necesitan inversión. Empleados plantean su incertidumbre. El Gobierno nacional anuncia un plan de obras de refuncionalización.

Hay poca actividad y necesitan inversión. Empleados plantean su incertidumbre. El Gobierno nacional anuncia un plan de obras de refuncionalización.

“Tendremos que andar changueando”, apuntó Gabriel Álvarez (49), desde hace 16 años mozo, lavaplatos o sereno en la Unidad Turística Embalse. El cierre por 40 días por refacciones del complejo turístico dispuesto por el Estado nacional se traduce en 40 días sin ingresos económicos para varias familias embalseñas.

El Ministerio de Turismo de la Nación anunció que en junio iniciará arreglos de los hoteles 4 y 7, los únicos activos en la actualidad, lo que demandará la interrupción en la prestación de los servicios por unos 40 días. A su vez, el plan prevé reformas integrales posteriores en los otros cuatro hoteles, de mayor capacidad.

“Esperamos llegar al verano con la mayor cantidad de plazas posibles”, apuntó Alejandro Lastra, secretario de Turismo de la Nación. Aunque desde Buenos Aires se asegura la continuidad del complejo estatal y de las fuentes laborales, la situación sigue siendo de incertidumbre entre los lugareños.

El de Embalse es el principal complejo de turismo social (subsidiado por el Estado) del país, junto con el de Chapadmalal, en Buenos Aires.

Desde hace muchos años funciona a media máquina, lejos de la que fue su época de esplendor, décadas atrás.

Walter Ramírez, secretario de Uthgra, gremio de los empleados temporarios que dependen de las empresas concesionarias que explotan los hoteles, advirtió que este parate producirá un impacto negativo en el mercado laboral. Sugirió que los arreglos se hagan de forma más paulatina para seguir sosteniendo la actividad y los empleos. “Los edificios están complicados, sí, pero no para pararlos”, opinó. En promedio, los trabajadores cobran unos diez mil pesos de bolsillo.

La Unidad Turística tiene además unos 30 empleados estables que dependen del Estado, cuyo trabajo no está vinculado a la afluencia de turistas. Están afiliados al gremio ATE, que ayer organizó una marcha para reclamar una reactivación.

En los gremios comentan que hay unas 32 mil plazas ya solicitadas para julio, que no podrían cubrirse si el complejo se paraliza por obras ese mes.

Actualmente, con dos de las seis unidades abiertas, apenas unas 40 personas tienen trabajo en las dos firmas concesionarias que atienden a los turistas. Ese número llega a incrementarse hasta 200 cuando la cantidad de turistas crece. “Hoy el complejo no funciona ni al 25 por ciento de su potencial”, precisó Ramírez. La baja actividad viene ya desde el año pasado.

Las dos unidades en funcionamiento son las más pequeñas, con capacidad para 200 huéspedes cada una. Los hoteles 1, 2, 3 y 6, que pueden albergar hasta 500 huéspedes, también serán sometidos a reparaciones.

El complejo tiene una capacidad potencial de 3.500 plazas, que hace más de 20 años no se ocupan plenamente.

Un séptimo hotel, el 5, ya ni se cuenta: hace dos décadas que es una cáscara vacía, vandalizada y abandonada.

“Teníamos otras expectativas con el cambio de gestión, pero en los últimos tres meses no hubo más de 200 turistas; está siendo peor que años anteriores”, comentó Ramírez.

Desde el Ministerio de Turismo indicaron que en los últimos 60 días no superaron los 400 turistas alojados.

Además del empleo directo, el funcionamiento del complejo también incide en otros rubros satélite, como vendedores ambulantes y transportistas.

“Si no trabajamos no cobramos, y hay mucha gente afectada”, relató Mónica Pino (54), moza que trabaja con intermitencia en los hoteles desde hace una década. “Siempre ha bajado el rendimiento en invierno, pero no tanto como este año, nos preocupa y además no se sabe qué va a pasar”, apuntó Gabriel Álvarez, sereno y quien por estos días goza de vacaciones, a la fuerza.

Fuente: La Voz del Interior