II Festival de la Olla, en el pueblo alfarero de Casira

El oficio fue un medio de vida transmitido entre generaciones que posibilitó subsistir a toda una comunidad.

El oficio fue un medio de vida transmitido entre generaciones que posibilitó subsistir a toda una comunidad.
Entre el 12 y 13 próximos, en la pequeña comunidad de Casira, se realizará el II Festival de la Olla, revalorizando la cultura milenaria de sus pobladores y la producción alfarera que se destaca en la Puna jujeña y en el resto del país.

La Comisión Municipal de Cieneguillas junto a la comunidad aborigen, organizaron la convocatoria, después de la excelente recepción lograda el año pasado donde se efectuó la propuesta a los pobladores de esa zona de la región y público que llegó desde otras comunas motivado por el interés en conocer más sobre la producción.

En la primera jornada desde las 14, se desarrollarán los festejos por el Día de Reyes Magos (cuya celebración es el 6), posteriormente a las 17 se lanzará la segunda edición en el marco de los actos por el 82º aniversario de la fundación del pueblo alfarero.

En su transcurso hablará el comunero Benjamín Cruz; el comisionado municipal Abel Santos; y un residente, para juntos cantar el Feliz cumpleaños al pueblo. En la noche, desde las 20.30 se cumplirá la serenata con presentación de conjuntos folclóricos y el servicio de ponche y vino hervido; la jornada finalizará con un baile popular.

Para el 13, a las 9, se previó la apertura protocolar del festival y una hora después se honrará a la Pachamama por parte de las autoridades, comunidad y alfareros.

Desde las 11 será la muestra de modelado de ollas: cerámica ancestral y contemporánea; levantamiento a pulso (a mano); ojales, dedales y semillitas; modelado de olla a molde; y vaciado.

Cerca del mediodía, se habilitará la Feria de comidas regionales y otros productos típicos elaborados artesanalmente en la zona; y desde las 14 será el espectáculo folclórico con la participación de Huku Mallku, Munay, Los Shulkas, entre otros.

Las prácticas cerámicas suceden desde tiempos remotos. Diversas comunidades tomaron un pedazo del suelo que habitaban, lo modelaron y quemaron construyendo objetos y con ellos sus costumbres, por lo cual se puede hablar de la cerámica como un modo de comprender, construir y habitar el mundo.

Así sucedió en la Puna jujeña, frontera con Bolivia, donde se encuentra Casira, un pequeño pueblo que se autodenomina pueblo alfarero, debido a que sus habitantes encontraron en este oficio ancestral su producción característica, medio de vida y realización comunitaria transmitida a lo largo de las generaciones.

Fuente: El Tribuno