Inflación y salto del dólar: una espiral ascendente que se alimenta mutuamente

La fuerte suba de precios hace que se busque en el dólar no sólo una reserva de valor sino también una unidad de cuenta alternativa, mejor que la del peso. El análisis de un especialista.

La fuerte suba de precios hace que se busque en el dólar no sólo una reserva de valor sino también una unidad de cuenta alternativa, mejor que la del peso. El análisis de un especialista.

El significativo aumento en la cotización del dólar en los últimos días ha sumado una preocupación más al gobierno, que multiplica sus esfuerzos para tratar de contener las variables de una economía argentina muy compleja y con demasiadas aristas en situación de alerta por atender.

La inflación que no cede y que se consolidó en tres cifras interanual (una cuestión que parecía olvidada, tras más de 30 años, despertando así fantasmas y alarmas) trajo como correlato ahora una suba vertiginosa del tipo de cambio, que se estacionó este martes cerca de los 500 pesos.

Son dos estadísticas candentes, que muestran un panorama financiero inquietante. Pero, ¿cómo se explica esto?, ¿por qué se produce?, ¿de qué manera influye en la vida cotidiana de las personas?

Pablo Olivares, docente de la cátedra Economía Argentina de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL, brinda una explicación al respecto.

“Primero hay que entender que el dinero cumple tres funciones: el oficiar de medio de pago; el de ser unidad de cuenta, al que se refieren todos los precios de una economía; y ser reserva de valor. La economía argentina es bimonetaria, porque el dólar comparte con el peso la función de reserva de valor, pero cuando la inflación se acelera, el dólar también pasa a disputarle al peso el desempeño como unidad de cuenta y en algunos casos inclusive como medio de pago. ¿Por qué? Porque la inflación altera la función del peso como referencia de unidad de cuenta. Entonces, por esa característica pongo adelante la cuestión inflacionaria”, explica Olivares.

“Cuando la inflación se acelera, los agentes económicos buscan en el dólar una función de unidad de cuenta alternativa, mejor que la del peso. Eso lo podemos ver en dos planos. Por un lado, en las empresas, que tanto los movimientos de tipo de cambio como la inflación, que de alguna manera uno es un correlato del otro, generan mucha incertidumbre en relación no al precio actual sino a los precios relativos a los que están sujetas, por el precio de los insumos y materias primas por ejemplo. Eso genera fricciones en la cadena de producción, por los problemas en la reposición. Las empresas entonces, ante esa incertidumbre, o retiran el stock o tratan de cubrirse para no quedar descalzados, colocando precios que buscan al dólar como referencia de unidad de cuenta”, indica.

Y agrega: “Y en el plano de las personas, siempre en la Argentina ha habido una relación intuitiva entre tipo de cambio e inflación. No se mueven en el mismo momento pero siempre se afectan. Como la inflación se conoce mensualmente con un cierto retraso, entonces el movimiento del tipo de cambio a las personas puede ser una señal imperfecta de lo que puede llegar a acontecer con los precios. Eso genera dos preocupaciones: por la pérdida de poder adquisitivo del ingreso y, para aquel que tiene capacidad de ahorro, por cómo preservarlo. Y ahí la gente común, por una baja educación financiera, asocia al dólar como la única opción para evitar perder el poder adquisitivo de sus ahorros”.

Pero por qué se llega a este salto abrupto del tipo de cambio: “La razón de por qué se ha movido el dólar tiene que ver con desequilibrios macroeconómicos de varios tipos que venían desde hace más de un año y se profundizaron. Lo que sí ha cambiado en los últimos meses es la percepción de que el gobierno empieza a dejar de tener poder de fuego para poder controlarlos. ¿Qué desequilibrios son? Un sector externo donde se está mostrando que al Banco Central no le quedan reservas, hay una tendencia a un déficit en la cuenta corriente, con lo cual la sequía oficia de una anticipación de un año negativo en el balance de pagos. Una tasa de interés que va corriendo de atrás a la inflación, con lo cual da una señal de que los ahorros en el sistema bancario se deterioran. Una inflación que anticipa su ritmo, con lo cual hay una señal de que el dólar se retrasa, y eso genera la percepción de que en un momento va a corregir ese atraso. Y por último, un sector público que en el primer trimestre de este año se salió de la meta pautada con el FMI, con lo cual da una señal de que la dominancia fiscal de la política monetaria sigue estando presente. Entonces esos cuatro desequilibrios, por nombrarte los más importantes, son los que de alguna manera han llevado a esta inestabilidad del tipo de cambio alternativo al oficial en los últimos días”.

Finalmente, Olivares intenta avizorar lo que puede asomar en el horizonte: “Nadie sabe qué puede pasar. Es muy difícil saberlo. Por un lado, el Banco Central ha perdido poder de fuego para controlar el dólar. Pero ahora ha habido anuncios de que el FMI estaría aceptando trabajar con el gobierno para revisar el programa, lo cual es una señal de que no quiere ser un obstáculo para una situación de esta volatilidad. También hay una medida de habilitación del swap con China para habilitar autorizaciones de importación a través del pago con yuanes. Entonces, hay algún auxilio internacional, lo cual es clave porque el gobierno seguramente no va a querer una devaluación, y va a intentar por todas las vías hacerse de dólares para poder llegar con la mayor estabilidad posible a las elecciones. Eso es lo que se puede conjeturar hasta ahora”.

Fuente: El Litoral