Inversión y salarios
Nuevas líneas de producción automotriz, más fábricas de aires acondicionado, de cerveza y de la rama textil son parte del acelerado proceso inversor que atraviesa la economía. La retracción de los salarios, sin embargo, hace lejana esa realidad para las mayorías populares.
02/05/2022 El PaísNuevas líneas de producción automotriz, más fábricas de aires acondicionado, de cerveza y de la rama textil son parte del acelerado proceso inversor que atraviesa la economía. La retracción de los salarios, sin embargo, hace lejana esa realidad para las mayorías populares.
La inversión privada acumuló en marzo diecisiete meses consecutivos de crecimiento interanual. El aumento de ese mes fue del 14,1 por ciento en términos de volumen físico, sin contar el efecto de la inflación. En dólares, llegó a 7263 millones, mientras que en el primer trimestre la suba de la inversión productiva alcanzó al 14,7 por ciento. Los datos surgen del relevamiento de la consultora OJF & Asociados, del economista del mercado Orlando Ferreres.
“Durante marzo la inversión productiva continuó mostrando buenos niveles de crecimiento, incluso ahora que dejó de compararse con los meses más débiles, que fueron los dos primeros del año pasado. La construcción y la importación de maquinaria se mantienen como una fuerte opción de los agentes económicos para tomar resguardos frente a la aceleración inflacionaria y las amenazas que presentan la escasez de divisas y los posibles limitantes a la entrada de importaciones”, analiza la consultora.
Aunque los factores asociados a la incertidumbre inflacionaria y cambiaria aceleren el proceso inversor, el motor que lo puso en marcha y lo lleva hacia adelante es la perspectiva de continuidad de la recuperación económica. El contraste con lo que ocurría durante el gobierno de Mauricio Macri lo deja más en evidencia. Desde junio de 2018 hasta el final del mandato de Juntos por el Cambio solo hubo caídas de la inversión, encadenando 19 meses seguidos en baja. La pandemia le agregó otros 10 meses a ese registro desastroso, hasta pegar la vuelta y empezar a repuntar en noviembre de 2020.
En el primer trimestre de este año también hubo una suba del 0,9 por ciento en la inversión productiva contra el cuarto trimestre de 2021 en la medición desestacionalizada.
Este viernes, por ejemplo, Nissan anunció la contratación de 550 operarios para abrir un nuevo turno de producción en su planta de Santa Isabel, Córdoba. En un acto del que participó Alberto Fernández, los ejecutivos de la compañía destacaron que se trata del avance de un plan de inversiones por 130 millones de dólares para aumentar la capacidad productiva y exportadora de la empresa.
El día anterior, la firma argentina Marshall Moffat, especializada en el desarrollo y fabricación de prendas ignífugas y elementos de protección personal, anunció una inversión de 180 millones de pesos para la construcción de una nueva planta en el Parque Industrial de La Rioja. El proyecto generará 200 puestos de trabajo, de los cuales 60 se crearán en la primera etapa.
También esta semana, la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) lanzó inversiones por 2700 millones de pesos para ampliar la producción de su planta en Luján, con la contratación de 180 trabajadores, mientras que York, empresa que pertenece a la multinacional Johnson Controls, anunció una inversión de 10 millones de dólares para producir nuevos equipos de aire acondicionado en Tierra del Fuego y afianzar su presencia en el país.
Los salarios, por la escalera
El desempeño virtuoso de una variable clave de la economía como la inversión, sin embargo, resulta un dato lejano para la realidad cotidiana de las mayorías populares, sacudida intensamente los últimos dos meses por la disparada de los precios y el atraso de los sueldos. En febrero, los ingresos perdieron por lejos contra la inflación. El índice de salarios de ese mes arrojó un alza del 3,1 por ciento, contra un incremento del IPC del 4,7. Así lo informó este viernes el Indec. En el acumulado del primer bimestre del año, los sueldos treparon 7,0 por ciento, y la inflación se escapó al 8,8.
La caída de los salarios en el inicio de 2022 fue generalizada. La peor parte la llevaron los trabajadores no registrados, con una recomposición de ingresos del 4,8 por ciento en el bimestre, contra una inflación del 8,8. El aumento para los trabajadores del sector público también quedó corto, con 5,4 por ciento. Las paritarias entre los trabajadores del sector privado registrado, finalmente, dieron mejoras salariales del 8,7 por ciento promedio, una décima abajo de la inflación.
La distancia entre lo que pasa con los sueldos y lo que viene sucediendo con la inversión, como símbolo de una recuperación económica que se sostiene a pesar de las tempestades de afuera y las que se generan adentro, mereció una referencia de Martín Guzmán en su exposición de este viernes ante empresarios en el hotel Llao Llao: «Cada vez que Argentina tuvo un período en el cual hubo un crecimiento económico que no se distribuyó de forma razonable, no se pudo sostener en el tiempo. Tenemos que construir colectivamente una sociedad que sea más justa, que tenga una distribución en donde el crecimiento se comparta al mismo tiempo en el que se alienta a la inversión».
«Si el crecimiento económico no es compartido no es progreso», siguió el ministro, con el lago del hotel a sus espaldas, frente a exponentes principales del poder económico. «Una sociedad que en serio no busca encontrar mecanismos para crecer en forma equitativa va a estar condenada a la ausencia de progreso», completó. El párrafo formó parte de su argumentación en defensa del proyecto de ley que busca captar una porción de la renta inesperada mediante una sobretasa del impuesto a las Ganancias. La iniciativa involucra a aquellas empresas que ganaron más de 1000 millones de pesos en 2021 y este año escalan arriba de ese nivel. La mayoría del auditorio ya fijó posición contraria a la ley a través de las distintas cámaras empresariales en las que participan.
El ministro se mantuvo en la línea que viene trazando desde su llegada al Palacio de Hacienda: trabajar por la normalización de las variables macroeconómicas, entendiendo que las soluciones a los problemas son secuenciales y demandan como condición básica un clima de estabilidad. Esa estrategia muestra resultados en indicadores como el crecimiento de la economía, la inversión y la creación de puestos de trabajo, camino que el gobierno considera acertado para ir respondiendo a las demandas de la sociedad.
La estampida de precios pone en aprietos esa estrategia. La respuesta con bonos a trabajadores informales, monotributistas y trabajadoras de casas particulares, junto con el refuerzo para jubilados y pensionados, ayudará a amortiguar el impacto. Pero el contraste entre la inversión, que avanza a toda marcha, y los salarios, que quedan atrás, es demasiado evidente y lastima la imagen del Gobierno. Las peleas internas del Frente de Todos agravan el cuadro, mientras la derecha se frota las manos y espera su turno para volver.