Un juicio pone a Temer ante su hora más difícil
La Corte brasileña inicia el proceso por el caso de donaciones ilegales en campaña. En el banquillo está la fórmula de 2016, que compartió con la destituida Dilma Rousseff.
06/06/2017 EL MUNDOLa Corte brasileña inicia el proceso por el caso de donaciones ilegales en campaña. En el banquillo está la fórmula de 2016, que compartió con la destituida Dilma Rousseff.
¿Será el comienzo del fin para el gobierno de Michel Temer? El presidente de Brasil afronta desde hoy hasta el jueves un juicio de tres días que podría acabar con su mandato en medio de la grave crisis institucional del país.
Inadvertido durante mucho tiempo en la sombra del gigantesco escándalo de corrupción que golpea a Brasil desde hace años, el proceso contra Temer y contra la expresidenta Dilma Rousseff, formalmente por presuntos delitos de financiación electoral, cobró relevancia ahora como posible salida a la crisis política en torno a Temer.
Desde hace casi tres semanas, el mandatario está en el ojo de la tormenta a raíz una denuncia por supuesta participación en una trama de sobornos y se niega a dimitir, con su gobierno casi paralizado por el escándalo y sufriendo una diáspora de apoyos políticos de aliados y copartidarios, algunos, inclusive, con rango ministerial.
En ese contexto, a partir de hoy, el Tribunal Superior Electoral (TSE) debe decidir sobre una vieja denuncia de que Rousseff y Temer recibieron donaciones ilegales durante la campaña de reelección de la mandataria en 2014.
La demanda fue presentada por la oposición inmediatamente después de esos comicios y tanto la Justicia como la opinión pública parecieron no darle importancia entonces.
Ahora, sin embargo, los adversarios de Temer ven el juicio como la llave para sacarlo del poder, mientras que sectores cercanos a él consideran la posible anulación del mandato por la Justicia como una “salida elegante” para el líder conservador.
“Lo que comenzó como un recurso de perdedores gana contornos de decisión histórica”, resumía la revista Época sobre las expectativas en torno al juicio.
La Corte y la definición
El tribunal, por su parte, intenta deslindarse de las presiones y del ruido del drama político. “No le cabe al TSE resolver la crisis política”, aseguró Gilmar Mendes, presidente de la Corte y uno de los siete jueces que pueden poner fin al gobierno de Temer.
El avance del juicio –cuyas sesiones están previstas para hoy, mañana y pasado– y su desenlace son inciertos. La mayoría de los magistrados evitaron cualquier tipo de consideraciones que hicieran prever sus respectivas decisiones.
El proceso puede terminar en ese plazo con un veredicto explosivo que anule el resultado de 2014 y declare con ello la vacancia presidencial, o puede exculpar a Rousseff y a Temer. Pero también es posible que la sentencia se aplace y el juicio se extienda más meses, como ya ocurrió en abril durante la vista previa.
El tribunal decidió entonces reabrir la recolección de pruebas por la avalancha de nuevas denuncias vinculadas con la constructora Odebrecht. La empresa, implicada en tramas corruptas por toda América latina, actúa desde hace meses como informante de la Justicia y acusa a Rousseff y a Temer de haber recibido fondos suyos.
Una de las estrategias de la defensa del actual presidente parece consistir justamente en la prolongación del juicio, dado que el tiempo corre a su favor: el presidente estará en el cargo sólo hasta el 31 de diciembre de 2018, cuando termina el mandato original de Rousseff, a la que Temer sustituyó tras el impeachment del año pasado.
En caso de que ese mandato sea ahora anulado, el Congreso tendría que elegir a un jefe de Estado interino por el próximo medio año.
Otras vías
Los nuevos vuelcos del escándalo de corrupción alimentan a diario las especulaciones sobre el presidente.
El sábado fue detenido uno de sus más estrechos colaboradores hasta hace poco, Rodrigo Rocha Loures, acusado en el mismo caso que implica a Temer. En el Palacio de Planalto crece ahora el temor a que Rocha Loures pueda delatar al mandatario, investigado por la Fiscalía por corrupción, obstrucción a la Justicia y asociación criminal.
En caso de que esas pesquisas progresen, la Justicia podría abrir formalmente un proceso penal contra el presidente.
El reciente escándalo se destapó el 17 de abril, cuando se conoció una denuncia del empresario Joesley Batista, quien acusó a Temer de haber participado en tramas corruptas desde hace años.
Batista, dueño del gigante del sector de la carne JBS, presentó, entre otras pruebas, una grabación de audio que hizo a escondidas de una conversación entre el mandatario y él, en la que el primero parece avalar el pago de sobornos.
El empresario decidió exhibir la grabación oculta porque llegó a un acuerdo de cooperación con la Justicia (delación premiada) para evitar ir él mismo a juicio y acortar la condena. La JBS admitió haber sobornado durante años a políticos.
Acuerdo de París
Temer reiteró ayer el apoyo de Brasil al Acuerdo de París. Durante una ceremonia en el Día Mundial del Medio Ambiente, dijo que el cambio climático que el estadounidense Donald Trump niega “ya tiene efectos concretos” en la Amazonas.
Tiempos de reemplazo. Llegado el caso de que el presidente Michel Temer deba renunciar, el sucesor para completar el mandato original de Rousseff hasta diciembre de 2018 debería ser elegido, 30 días luego de la dimisión o destitución, en una elección interna en el Parlamento. Eso es lo que prevé la Constitución brasileña.
Números en la crisis
3,8% La economía se desplomó en un 3,8 por ciento en 2015 y se volvió a contraer en 3,6 por ciento en 2016. El producto interno bruto (PIB) cayó en cifras totales a 1.900 millones de dólares. El último trimestre hubo una mínima recuperación.
14 millones el desempleo afecta a más de 14 millones de brasileños. Un 80 por ciento del PIB depende del consumo interno en un país con más de 200 millones de habitantes. La informalidad en el trabajo se duplicó en la última década.
6 de cada 10 las investigaciones judiciales de distinto tipo alcanzan a un 60 por ciento de los actuales parlamentarios, entre diputados y senadores. Casi toda una generación de políticos está bajo sospecha de corrupción.