Keiko Fujimori se apresta a ganar en Perú y a esperar rival en el ballotage
La hija del preso ex presidente Alberto Fujimori acapara un tercio de las preferencias de voto. La izquierdista Verónika Mendoza y el centroderechista Pedro Pablo Kuczynski pugnan por asegurarse un lugar el 5 de junio.
10/04/2016 EL MUNDO
Todo el mundo da por hecho que Keiko Fujimori, hija del último autócrata de Perú, Alberto Fujimori, será quien coseche más votos hoy en los comicios, aunque serán insuficientes para alcanzar la presidencia, por lo que la auténtica batalla se librará por el segundo puesto de cara al ballotage, previsto para el próximo 5 de junio. En la pugna por llegar a la segunda vuelta, chocan la joven congresista y psicóloga Verónika Mendoza, de 35 años, del izquierdista Frente Amplio; y Pedro Pablo Kuczynski, del centroderechista Peruanos por el Kambio, con amplia experiencia de gobierno, que aparecen segundos en los sondeos con un empate técnico en torno al 15 por ciento. Otros siete candidatos, entre ellos los ex presidentes Alan García y Alejandro Toledo, carecen de cualquier posibilidad.
Debate ideológico. En un país donde la palabra izquierda genera sarpullido en amplios sectores, Mendoza, congresista y psicóloga de 35 años, del Frente Amplio propugna más Estado. Impulsa un Estado que promueva el desarrollo y gestione sectores estratégicos como el energético «para tener un rol más activo en la recuperación de nuestro gas, petróleo u otros» y para proteger el medioambiente, reducir la minería y potenciar el turismo.
Kuczynski, un político de 77 años tan seguro de sí mismo que creó un partido con las siglas de su nombre PPK (Peruanos Por el Kambio), cuenta con amplia experiencia en puestos ministeriales y es un ferviente partidario de la economía de libre mercado. Los dos aspirantes al segundo puesto representan a dos generaciones, a dos idearios políticos distintos y su electorado dibuja la cartografía social del país.
La primera, de Cusco, en el sureste del país y capital del imperio Inca, atrae a las clases populares, más numerosas, y al sector rural. El segundo, más cosmopolita, que trabajó en Wall Street y el Banco Mundial, arrastra a un electorado urbano educado y pudiente, sobre todo en la capital, Lima, que con sus cerca de 10 millones de habitantes es el mayor centro electoral del país.
Diferente suerte. Pero su suerte puede ser distinta en caso de llegar a la segunda vuelta del 5 de junio. Según los sondeos, el gringo Kuczynski vencería a Keiko Fujimori en un duelo entre los dos mientras que ésta desbancaría a Mendoza. «La segunda vuelta es un partido de fútbol nuevo y se empieza con el marcador a cero», dice el economista Jorge González. Los cerca de 23 millones de electores, obligados a votar por ley, tendrán que elegir solo entre dos candidatos y no entre los 10 que concurren hoy a la primera vuelta presidencial.
El duro legado. Keiko Fujimori dio su mitin de cierre de campaña el jueves en Lima, prometiendo acabar con la inseguridad del país como hizo su padre, que libró una lucha sin cuartel contra los grupos insurgentes, como el maoista Sendero Luminoso. Sin renegar totalmente del legado que dejó su padre en diez años de gobierno (1990-2000), que sigue provocando profunda repulsa en buena parte de la sociedad, la candidata de 40 años y madre de dos hijas trata de dar una imagen de demócrata moderna e independiente.
No obstante los Fujimori no dejan indiferente a nadie en Perú. Keiko, que ya perdió la elección anterior ante Ollanta Humala, acapara un tercio de las preferencias de voto (35 por ciento), prácticamente las mismas desde el inicio de la campaña. En buena parte, un voto cautivo heredado de su padre. En el haber de Fujimori padre, figura el fin de la violencia de las guerrillas de izquierda, sobre todo de Sendero Luminoso, y la reversión de un desastrosa situación económica tras llegar al poder con una hiperinflación galopante. Pero muchos son los que tienen grabados a fuego las violaciones a los derechos humanos y la corrupción que acabó con su presidencia, y que le han valido una condena de 25 años de cárcel.
Las protestas que cada 5 de abril recorren el país en recuerdo del autogolpe de Fujimori en 1992, se han vuelto, con el correr del tiempo, en «una actitud más amplia, no solo de izquierda, sino de gente de cualquier ideología que defiende el Estado de derecho», dice un editorial del diario La República publicado el viernes. La principal perjudicada, según el editorialista Augusto Alvarez Rodrich, es la propia Keiko Fujimori, pese a sus esfuerzos por distanciarse de las posiciones autocráticas en las que se sustentó el partido fundado por su padre.
Los favoritos no siempre llegaron
Si hay algo seguro en las elecciones de Perú, es que ningún candidato, por muy favorito que aparezca en los sondeos, tiene la garantía de llegar a la presidencia. Y si no, que se lo digan al escritor y premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, quien en los comicios de 1990, siendo el gran favorito en la campaña se vio superado en el ballotage por un agrónomo desconocido de origen nipón: Alberto Fujimori, quien gracias al aval de las capas más pobres de la población y las zonas rurales arrasó con más del 62 por ciento de los votos.
También parecía tenerlo claro Alejandro Toledo, quien ya había desafiado a Fujimori en las urnas en 1995, en los comicios de 2000, coincidiendo con el final de la era del Chino, quien sin embargo volvió a imponerse en la primera vuelta, de manera fraudulenta. La retirada en segunda vuelta de Toledo, un indígena que llegó a ser profesor de economía en la universidad de Standford, le dejó el camino expedito a Fujimori para repetir la presidencia.
Pero no por mucho tiempo. Las denuncias de fraude y la corrupción rampante durante su década en el poder lo llevaron a huir del país y a presentar su renuncia por fax desde Tokio. Hoy purga una condena de 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción.
Toledo, quien aglutinó al anti fujimorismo, logró su meta en 2001, aunque se tuvo que emplear a fondo con el renacido Alan García, quien una década antes dejó el país sumido en una severa crisis.
Pese a la sombra que le perseguía de su desastroso gobierno anterior (1985-1990), Alan García logró alzarse en 2006 con la victoria ante Ollanta Humala, un militar que protagonizó un intento de golpe contra Fujimori. El turno de Humala llegó en 2011 tras vencer a la hoy candidata favorita a sucederle, Keiko Fujimori Si el modelo de los últimos comicios se reproduce, ésta parece ser la oportunidad de Keiko Fujimori.