La Algarrobeada, festividad ancestral en Cruz del Eje, 2, 3 y 4 de febrero

“A juntar algarrobo madrugó un tuerto / con un ojo cerrado y el otro abierto / Alojita de algarroba molidita en el mortero / ¡Se me sube a la cabeza como si fuera sombrero!”, copla de autor anónimo.

“A juntar algarrobo madrugó un tuerto / con un ojo cerrado y el otro abierto / Alojita de algarroba molidita en el mortero / ¡Se me sube a la cabeza como si fuera sombrero!”, copla de autor anónimo.

Como una herencia cultural de los pueblos nativos del actual territorio provincial, la Algarrobeada es una ceremonia que agradece a la tierra la cosecha del fruto del árbol de algarrobo. La ceremonia se realiza los días 2, 3 y 4 de febrero en la localidad de Cruz del Eje, y congrega a representantes de otros pueblos ancestrales, como los tobas, los collas, los aimaras, los wichis y los mapuches.

Cada delegación trae consigo artesanías típicas. En tanto que hay espectáculos musicales y rondas de tradición oral, en los que se cuentan historias y se recrean leyendas propias de cada comunidad. En tanto que se elaboran productos de la cosecha de la algarroba, como el patay, la aloja y la añapa, según los métodos tradicionales.

La palabra «algarrobo» es un término de origen árabe, y fue elegida por los conquistadores españoles para llamar a estos bellos ejemplares de nuestra fitogeografía por su semejanza con otra especie europea. En nuestro país, existen dos grandes tipos de algarrobo, el blanco y el negro, cuya denominación científica es Prosopis alba y Prosopis nigra, respectivamente.

Organizada por la comunidad Toco Toco y la ciudad de Cruz del Eje, la festividad tiene el apoyo de la Agencia Córdoba Cultura.

Como ellos lo hicieron

Javier Horacio Pereyra está al frente del área de Pueblos Originarios en la Agencia Córdoba Cultura. Descendiente de una familia originaria de Cruz del Eje, cuenta: “Mi abuela junto con otros vecinos y gente que venía de otros pueblos se juntaban en los meses de verano para salir a recolectar las vainas de algarroba. Después molían los frutos hasta que tomaban la consistencia de un polvo, y de ese producto se valían para preparar chicha y patay”.

“Los otros pueblos nativos que participan en la Algarrobeada traen para ofrecer sus artesanías típicas, las que difícilmente se consiguen en las grandes ferias de artesanos y están hechas de acuerdo con las tradiciones más antiguas que se conocen en nuestros días”, agrega el especialista en culturas nativas.

“Grandes fiestas”

La ceremonia de la Algarrobeada ha resistido a las sombras del progreso material, gracias a la tradición oral y a la práctica de los pueblos.

El eminente Aníbal Montes, padre de la arqueología local, afirma que al momento de la llegada de los españoles “grandes centros agropecuarios” existían en el actual territorio de la provincia.

“Entendemos aquí por ‘centro agropecuario’ una provincia indígena con numerosos pueblos relacionados entre sí, en los cuales además de la cría de animales domésticos se practicaba agricultura con regadío y se mantenían grandes bosques de algarrobo, fuente importante de recursos alimenticios en esta tierra”, cuenta Aníbal Montes en El indio, el criollo, el gaucho (1948).

Puntualmente, Montes cuenta que “el 10 de enero de 1573 la expedición de Lorenzo Suárez de Figueroa llegó a la zona de Soto, en un momento en que los indígenas de la comarca festejaban su árbol totémico: el algarrobo. Grandes fiestas se desarrollaban con este motivo”.

“El árbol”

El nombre «algarrobo» deriva del árabe al caroob, que puede traducirse como “el árbol”. La voz qechua taku tiene el mismo significado. Mientras que en el norte de Córdoba se lo conoce como loloba.

Los atributos del fruto están resumidos en el libro Arboles nativos de Argentina, escrito por Pablo Demaino, Ulf Ola Karlin y Mariano Javier Medina: “Las vainas son ricas en azúcar, almidón, proteínas, fibras, calcio y vitaminas. Con ellas se hacen muchos productos comestibles, el patay y a aloja son los más populares. El patay es un pan muy dulce elaborado con harina de chauchas de algarrobo blanco… La aloja es una bebida muy potente obtenida de la fermentación de las algarrobas con agua”.

Los autores agregan que “otros alimentos tradicionales son la añapa; similar a la aloja pero sin fermentar; el tulpo, guiso de harina de trigo tostado, y chauchas de algarroba molida, grasa de oveja y sal; el gualuncho, sopa dulce de algarroba molida con maíz; y el arrope, dulce espeso como miel”.

Fuente: La Voz