La capilla más impactante y extraña, en un campo cordobés

Cerca del pueblo de La Playosa, un arquitecto levantó un singular templo de ladrillos. A cierta hora, la luz natural forma con sombras una cruz que asombra.

Cerca del pueblo de La Playosa, un arquitecto levantó un singular templo de ladrillos. A cierta hora, la luz natural forma con sombras una cruz que asombra.

Villa María. Casi en el medio de la nada, donde todavía crece el monte y la llanura se extiende salpicada de lagunas, se levanta una de las construcciones religiosas más extrañas que pueden encontrarse en el país.

Es la flamante capilla San Bernardo, construida íntegramente con ladrillos, con una cúpula que se abre hacia el oeste, y que en cada atardecer de sol genera en su interior un juego de sombras naturales que van armando una cruz.

La cruz, en realidad, no existe materialmente. Es la orientación del Sol, única fuente de iluminación del templo, la que le da forma cuando reposa en el horizonte.

El diseño y dirección de la obra es del arquitecto Nicolás Campodónico, quien vive en Rosario y la hizo por un pedido especial en un campo que pertenece a su familia, ubicado a medio a camino entre La Playosa y Los Zorros, cerca de Villa María y a 170 kilómetros al sudeste de Córdoba.

“No es una iglesia formal. Es un lugar de oración, en medio de la nada, pensado en las ideas de recogimiento, interioridad y fe, que buscan despojarse de lo material y el confort”, contó el profesional a La Voz del Interior.

El lugar no cuenta con electricidad ni otros servicios. Es barro hecho ladrillos, y luz. Con sólo eso, impacta.

Campodónico explica que trató de repensar algunas cuestiones que se dan por sentadas en la arquitectura religiosa, y que aquí son abordadas lateralmente: “Siempre lo más importante es la cruz, pero acá no hay una cruz física”.

Otro detalle que rompe con los moldes de la arquitectura de templos es que la entrada no es una puerta grande en el frente, como en la mayoría de las iglesias, sino un recorrido entre sombras a través de muros, que comienza en una pequeña e inesperada puerta lateral. “Es como ir perdiendo de vista lo material para llegar a lo intangible”, graficó el creador.

La construcción es abovedada. Sólo usando ladrillos tuvo que atravesar varias dificultades, propias de una técnica que no se utiliza hace siglos. Es una obra de 90 metros cuadrados que tomó cinco años terminar.

Construir el interior requirió un alto grado de precisión para que no se produjeran más sombras que las de los maderos que forman la cruz, únicas que se ven desde el interior a la hora adecuada.

En el lugar había una casa rural muy antigua. Se aprovechó un espacio en el patio sin árboles, y con los ladrillos de la vieja construcción se recubrió el exterior.

El proyecto se inició en 2010 y terminó de construirse en 2015, justo antes de que las aguas empezaran a cubrir los campos de la zona. Por estos días, el lugar está inaccesible por la inundación. Por ahora, es un espacio reservado al uso familiar, pero no descartan que en algún momento se puedan hacer visitas o actividades religiosas puntuales.

Seleccionada

Bienal. La capilla de San Bernardo fue seleccionada entre las 26 mejores obras de las 1.110 que se presentaron a la 10ª Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (Biau), que se realizará del 4 al 8 de julio en San Pablo, Brasil. Conformará la serie Panorama, que pretende exhibir lo más destacado de la actualidad de la arquitectura internacional. Campodónico ya participó en la bienal de San Pablo.

Fuente: La Voz del Interior