Neuquén: La crisis económica profundiza la deserción estudiantil en la UNC
La secretaría Académica explicó que aun no están los índices de este año pero que todo apunta a que superarán el 26% del 2018 entre los reinscriptos.
29/08/2019 MUNICIPIOSLa secretaría Académica explicó que aun no están los índices de este año pero que todo apunta a que superarán el 26% del 2018 entre los reinscriptos.
Durante el 2018, el 26 por ciento de los estudiantes reinscriptos en la Universidad Nacional del Comahue no pudo continuar con sus estudios universitarios, según datos de la Secretaría Académica.
Aunque todavía no se elaboraron índices específicos del año en curso, la responsable del área, Lidia López, sostuvo que, por la situación económica, todo apunta a que este número se repetirá o incrementará.
A la crisis presupuestaria que atraviesa la universidad, este año se le suma una fuerte devaluación y la pérdida del poder adquisitivo. Alimentos básicos, material de estudio, transporte y alquileres elevados son los mayores obstáculos que deben atravesar los estudiantes. La imposibilidad de afrontar los altos costos se traduce en un notorio aumento de la deserción. López destacó que mientras que el número de inscriptos aumentó un 11 por ciento en el año 2018, también hubo una caída importante del 26 por ciento de alumnos reinscriptos: “Esto quiere decir que los estudiantes no han podido continuar con sus estudios”.
Aunque todavía no hay datos estimados sobre el primer semestre del año académico en curso, López enfatizó que se observa una deserción importante por el tema económico. “Es lo que se percibe dentro de las cátedras”, reconoció.
Celestino Luna, vicepresidente de la Federación Universitaria del Comahue (FUC), manifestó que “los chicos que tienen que soportar el alquiler, el material de estudio y la comida, terminan por abandonar la carrera y ponerse a trabajar”. Para los estudiantes del interior de la provincia, el mayor obstáculo es el de “los altos precios de alquileres y la poca capacidad de las residencias”, indicó. “Yo vengo de Zapala y estoy viviendo con compañeros de diferentes carreras porque nos bancamos el alquiler entre todos”, comentó y afirmó que esta es una modalidad muy usual entre los estudiantes.
El aumento de los alimentos básicos, también representa un problema. “Tenemos el comedor universitario que, si bien es accesible, no todos pueden pagar el bono de 50 pesos a diario”, manifestó.
3.300
pesos es el valor de la beca que otorga la secretaría de Bienestar Universitario a los estudiantes de bajos recursos.
Sin embargo, Marcela Debener, secretaria de Bienestar Estudiantil, destacó que “siempre está la sopa cargadita, completa y gratuita que brinda el comedor”.
Pese al incremento de los alimentos, la responsable aseguró que no van a aumentar el precio del bono. “Vamos a buscar mecanismos que nos sirvan para poder sostener los comedores más grandes que son los de Neuquén y Cipolletti”, sostuvo.
Por último, aunque excede a la universidad, los estudiantes deben afrontar los altos costos del transporte. “Hay muchos compañeros que vienen desde Roca, Regina, Centenario y Plottier que en muchos casos tienen que decidir que materias que van a cursar para no viajar tanto y gastar menos”, observó Luna.
Para la FUC las becas no alcanzan a cubrir la demanda
Frente al incremento de los costos las ayudas estudiantiles quedaron retrasadas. “La cantidad de becas y residencias es muy baja en relación a la cantidad de chicos que las tramitan”, enfatizó el vicepresidente de la Federación Universitaria del Comahue, Celestino Luna. Añadió que aunque hubo un aumento en las becas, de 2.750 a 3.300 pesos, “no alcanza a cubrir las necesidades básicas”.
La secretaria de Bienestar Estudiantil, Marcela Debener, argumentó que no se pueden incrementar más porque “es presupuesto de la universidad. No es que venga desde otro lado y, por lo tanto, nos afecta directamente”, aclaró. Destacó que unos 850 estudiantes reciben la beca y alrededor de 100 se alojan en las residencias.
Muchos estudiantes no tienen otra opción que trabajar. Es el caso de Nicolás que, al haber estudiado en escuela técnica, comenzó a dar clases en algunos colegios secundarios. “Tengo que acomodarme para poder cursar porque no me coinciden todos los horarios”, explicó. Agregó que tuvo que abandonar algunas materias. “El trabajar me quita mucho tiempo”, reconoció.
Luna subrayó que “para el estudiante que viene de una familia humilde el esfuerzo es doble, pero son los que se gradúan y los que sacan los mejores promedios”.