Por la crisis, más gente pide ayuda en los comedores neuquinos

Este año, en los centros de asistencia aumentó la demanda.

Este año, en los centros de asistencia aumentó la demanda.

La escalada de precios, que se siente con fuerza en los alimentos más básicos, está empujando a muchas familias neuquinas a pedir ayuda para tener algo calentito para llenar la panza. En los comedores solidarios de la ciudad, todos coinciden en que la demanda ha aumentado y esperan un invierno mucho más duro que en años anteriores, tanto desde el punto de vista climático como desde lo social.

Mary Salvo dirige desde hace siete años uno de los comedores solidarios más grandes de la ciudad. Está ubicado en Rincón del Valle, al norte del barrio Melipal, y recibe todos los días a 145 chicos, embarazadas y ancianos que almuerzan allí. Además, asiste con comida a domicilio a otras 70 personas.

«En mayo, salimos por todos lados a buscar donaciones porque la crisis se siente por todos lados: hay más gente que pide, los que colaboran ya no pueden tanto y nosotros tenemos que pagar más caro todo», contó.

Dijo que la garrafa de gas les cuesta 170 pesos y dura «sólo de lunes a viernes». Pudieron cubrir los aumentos de los insumos con nuevas manos solidarias, pero están complicados. «Además de que la plata no alcanza, en el barrio hay gente mayor muy enferma y se les complica con la lluvia y el frío de estos días, son muchos los que piden ayuda», remarcó.

12 Es el número de comedores que no dependen de ningún gobierno.

Indicó que este año, a diferencia de otros, «hubo gente que se había ido y volvió; y eso que estamos recién comenzando la etapa del frío, se nos viene un invierno muy complicado».

Un poco más cerca del centro, María Ester Payllalef sostiene como puede el comedor Hermano a Hermano en el barrio Muten. Hoy asiste con comida a unas 70 personas de Huertas Comunitarias y Villa Ceferino.

«Nosotros estamos muy mal porque nos aumentó la boleta de gas de 200 a 1530 pesos, y es un comedor que mantenemos con un grupo de colaboradores desde hace 11 años», comentó alarmada. Añadió que, además de necesitar más recursos para pagar los gastos, «el aumento de personas que vienen se notó muchísimo este año y tenemos gente que cae al otro día a las 10 de la mañana para ver si sobró comida; es muy triste».

En el corazón de Cuenca XV, Flor Pinilla les da de comer a cerca de 200 personas en el comedor Rincón de Colores. Ella coincidió en que este año «se nota un aumento en la demanda, y en parte son personas que habían dejado de venir, le dieron el lugar a otros y ahora vuelven».

Comentó que, como el comedor está cerca de las tomas más alejadas, también aparecen personas nuevas recién llegadas de otras provincias y hasta de otros países. «Tenemos mucha más gente pidiendo ayuda y acá todo el tiempo viene alguien a preguntar si no nos queda un lugar para comer», dijo.

Indicó que el trabajo solidario por estos días «es muy duro, porque también están los que necesitan leña y ropa, no es sólo comida». Resumió lo que está pasando en muchos comedores de la ciudad en una frase: «La ayuda no alcanza porque, a todo el problema económico que tenemos este invierno, la lluvia le sumó un poco más».

También en el interior de la provincia

En Rincón de los Sauces, una de las principales localidades petroleras, la crisis también está golpeando con fuerza a los que menos tienen. Paola, del comedor solidario Tabitas, hizo una descripción poco alentadora del invierno que se asoma. «Lo que está pasando es catastrófico», subrayó.
Contó que tienen 60 personas que asisten a comer y «están cayendo cada vez más niños que nos piden un plato, porque hay mucha necesidad».
Indicó que el aumento de la demanda «es algo que se empezó a sentir este último tiempo», y que la crisis no sólo afecta a los que van a comer, sino también a los colaboradores que aportan todos los meses. «Un comercio que antes nos daba 10 paquetes de fideos, ahora sólo deja 5 porque cuestan más», precisó.
«En lugares chicos, se piensa que quizás no hay tantas personas que necesitan, y mucho más en una localidad petrolera, pero el problema social en los barrios es grave y hay muchos que hoy están pidiendo ayuda», observó.

Fuente: La Mañana Neuquén