La informalidad es casi una condena: comportamiento del mercado laboral entre 2003 y 2011
22/02/2014 OPINIÓNEl estudio del Instituto de Investigaciones Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR destacó el carácter persistente del mercado informal, adelantó Laura Di Capua, responsable del proyecto junto a José Luis Pellegrini.
Por Silvana Di Stefano*
El comportamiento del mercado laboral argentino en el período comprendido entre los años 2003-2011 es objeto de estudio del Instituto de Investigaciones Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas y Estadística de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La investigación se centra en el empleo informal e intenta determinar si existe una dependencia entre el estado ocupacional de las personas en un momento dado y sus posibilidades futuras de acceder a un empleo formal.
«Quienes provienen de ocupaciones informales tienen menores probabilidades que los ocupados formales y prácticamente similares chances que los desocupados e inactivos de acceder a empleos formales» señalo Laura Di Capua, responsable del proyecto junto a José Luis Pellegrini. «La mayoría de los resultados obtenidos en este trabajo apoyan la opinión de que la informalidad en nuestro país es una situación persistente de la cual es difícil salir en forma individual», aseguró la investigadora de la UNR.
El estudio refiere que la informalidad se define como una actividad laboral desarrollada por fuera del marco regulatorio y caracterizada por su precariedad y vulnerabilidad. «La visión adoptada en este trabajo percibe a la informalidad como un fenómeno socioeconómico complejo, de múltiples dimensiones y que abarca distintas esferas del sistema productivo y del mercado de trabajo», explicó Di Capua, becaria del Conicet.
Este proyecto forma parte de una línea de investigación que sigue Di Capua en la que se aborda el tema de la desigualdad desde varias perspectivas, y en su caso particular sobre el empleo y la calidad del mismo. «El mercado laboral es muy importante por sus consecuencias para la vida y desarrollo del trabajador y su familia y también para la sociedad ya que malas condiciones laborales están emparentadas con la pobreza, y a nivel macro con la posibilidad de la economía de lograr un crecimiento con equidad», dijo la investigadora acerca de las motivaciones para trabajar sobre este tema.
Para el análisis se utilizaron datos referidos a los aglomerados urbanos del país para el período 2003-2011, provenientes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y permite conocer las características sociodemográficas y socioeconómicas de la población. Actualmente cubre 31 aglomerados, todos ellos con más de 100 mil habitantes, que representan al 71 por ciento de la población urbana del país.
«El período elegido para el análisis permite explorar el comportamiento reciente del mercado de trabajo, que abarca el lapso en que la economía argentina superó la crisis económica del 2001/2002 y la marcada recuperación económica posterior que provocó una caída sostenida de la tasa de desempleo», indicó Di Capua. «En cambio, a partir de 2008, cuando comienzan a impactar en la actividad económica factores internos como la crisis del campo y otros externos derivados de la crisis financiera internacional, la tasa de desempleo deja de mostrar un comportamiento monótonamente decreciente como el que venía exhibiendo desde 2003», agregó la investigadora de la UNR.
Di Capua describió los distintos estados tomados en cuenta a la hora de analizar la informalidad laboral, que se presenta como uno de los problemas más graves del mercado de trabajo. «Los estados ocupacionales considerados fueron la inactividad, el desempleo, empleos formales o de buena calidad y empleos informales o precarios», precisó.
Las conclusiones permiten demostrar que la inactividad y los modos informales de empleo son las principales vías de escape de la desocupación. «Esto reflejaría el impacto potencialmente desalentador que el desempleo genera entre los desocupados y, posiblemente, el rol del empleo informal como red de contención para aquellos que carecen de protección social y no pueden permanecer demasiado tiempo fuera del mercado laboral», señaló Di Capua.
La investigadora consideró que podría concebirse a la informalidad como una situación a la que es fácil acceder, en principio como alternativa al desempleo e incluso a la inactividad, pero difícil de abandonar en favor de una ocupación formal. Por el contrario, se observa una elevada estabilidad entre los ocupados formales en su categoría, ya que «aproximadamente el 86 por ciento de los mismos conservan su carácter de ocupados formales entre un año y el siguiente».
Según Di Capua, «a pesar de que no es posible apresurar conclusiones en base a estos resultados, una cuestión que valdría la pena evaluar es si las experiencias y habilidades que desarrollan los trabajadores informales en sus empleos les aportan un capital adicional a la hora de cambiar de trabajo por uno formal, o si en realidad las destrezas adquiridas por su experiencia laboral previa no son valoradas en ocupaciones formales y, en cambio, estos trabajos no los dotan de las cualidades que sí son valoradas en empleos formales»,
*Integrante de la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR