La inseguridad nace de la impunidad. Por Alberto Daneri

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Para dar la imagen de un país destruido que precisa urgentes cambios políticos y un retorno al pasado, los medios audiovisuales esgrimen la seguridad como meta, en la ciudad que tiene un tercio de la población. Y los partidos opositores la utilizan cual bandera criticando al gobierno.

Un fenómeno indeseable de este presente es ese afán simplificador a la hora de juzgar la intolerancia y cierto envilecimiento de parte de esta sociedad, que peregrina sin paz en busca de solucionar la inseguridad, pese a que Chile, Cuba y Argentina, en ese orden, son los tres países más seguros de América Latina en cuanto a promedios de homicidios. Un actor causó con su brulote verbal el reiterado escándalo mediático.

La inseguridad tiene un poliedro de matices que usualmente soslayan. ¿Acaso le conviene a la policía frenar la inseguridad? No, por la puerta giratoria: los retirados y echados trabajan para agencias de seguridad. Nadie hace un mea culpa frente a la impotencia de los ciudadanos. Y el proyecto del Código Penal debió tratarse en el Congreso, no en los medios y con tesis banales como las de Massa y quienes piensan así. Lo mejor sería educar en las paredes del país con el cartel que se lee en los colegios de USA: “¡Eres responsable de tus propias acciones!”.

 

ACCIDENTES

Por ignorancia o negligencia el país desdeña muertos y heridos en los accidentes de tráfico. Hace medio siglo, por no ir atado, falleció el más grande campeón de TC, Juan Gálvez (9 títulos). Demasiada gente aún no se ata. Según Luchemos por la Vida en 2013 hubo 7.896 muertes, casi una por hora. En 2012 fue menor: 7.485. Es decir, en vez de bajar esa cantidad mortal sube. La más alta cifra mundial, 3.000 % más que en Suecia. Con un parque mayor, España sumó 1.130. En 1995 tenía 5750. Cambió con autopistas y el carnet de puntos. Aquí excarcelaron a quien conducía un colectivo (sin registro) y mató a una niña e hirió a tres personas. En 20 años, se sumó una aberración: 153.000 víctimas.

Entre 1990 y 2012, en España los muertos bajaron el 79 %; en Suecia el 63 %; en EE.UU el 25 %. ¿Y en Argentina? Cero. Aumentaron. No olvide que la mitad son peatones, motociclistas y ciclistas. Debemos agregar más de 120.000 heridos anuales de distinta gravedad. Hace medio siglo llegaron dos suecas a correr 5.000 kms. del Gran Premio de TC. Hubo ironías machistas. Aunque muchísimos ni terminaron la carrera, las suecas ganaron todas las etapas. Y además, esa carrera.

Ni así las respetaron. Por accidentes todavía hoy nadie va preso, pues es caratulado “homicidio culposo”. La condena debería ser 2 a 5 años, pero se deja en suspenso. Inaudito. En este planeta, al responsable de los muertos o heridos causados en accidentes de tránsito, se lo acusa de delito y tiene real pena de prisión. Aunque no conduzca borracho ni drogado. En el caso de exceder el límite de alcohol, es un agravante y no una justificación, como dicen en la televisión abogados sacapresos.

Hace un tiempo otro señor alcoholizado, con antecedentes de conducir ebrio, mató a un niño en Paraná y dejó grave a otro. ¿Y si le hubieran sacado el registro? No habría pasado. Pero aquí siempre hay excusas. Los papás compran autos a sus hijos y cuando chocan borrachos en la noche los defienden y justifican, aunque hayan matado a una persona, porque tolerantes desde hace décadas los educan sin ponerles límites.

En España en la última década murieron 55.000 personas (menos que aquí) y hubo 1.500.000 heridos, pero el aumento de los castigos en el Código Penal arrojó una mejoría. En 20 años, desde 1995, duplicaron el número de autos y bajaron a la mitad los muertos, que se cuentan a 24 horas y a 30 días. Aunque lo dude, es punido hablar por celular. En 2014  denunciaron a 3.000 conductores los dos primeros meses: delito contra la Seguridad Vial. Y 180 de ellos están detenidos, algunos con sentencia firme y el resto en prisión preventiva a la espera de su juicio.

Las encuestas determinan que el 95 % de los que chocan a 120 kms. por hora mueren, y es la primera causa de muerte en menores de 32 años. Aquí, la conducta antisocial es creída una “viveza”. Un periodista atropelló a un ciclista, lo llevó en el capot de su auto 17 kms. y nunca paró, dio 1,45 en sangre y aunque el ciclista murió, salió libre. Adujo  que la muestra fue mal hecha. Aplausos al “vivo”. En la España de los años ´50 era ya un delito grave cuya hipocresía social en la clase alta denuncia un gran film, “Muerte de un ciclista” (1955, de J. A. Bardem).

Puesto que al asesino en ruta lo liberan “el error común hace derecho” (error communis facit ius). Hay jueces que actúan “en fraude de la ley” (in fraudem legis). El lector entenderá que las citas en latín las damos para remitirnos al Derecho Romano, que aún rige, con otras reformas,  la conducta jurídica occidental, junto al posterior Código Napoleónico.

Verdad es que aquí, si el responsable afrontara gastos por abogados y perdiera su libertad, temería a la ley. En Suecia, el máximo de alcohol permitido en sangre era 0.50 y hubo en 2012 apenas 460 muertes. Les pareció mucho. Se autorizó sólo 0,20 (un vaso de cerveza en un país muy frío) y para quien lo supere, pérdida del registro por 2 años. Los muertos bajaron a 264. De 2001 a 2012 Suecia redujo las muertes por tráfico un 51 %. Es el país del mundo más seguro. En ruta, las multas por sobrepasar 110 km/h van de 300 a 700 dólares. En los autobuses y taxis desde hace dos años colocaron el alcolok: el conductor sopla en una grabadora con una boquilla y si ha bebido el motor no arranca.

En Uruguay, un argentino fue preso dos años por matar con su auto. Y en Rumania toman la muestra de sangre en el sitio del choque; luego el conductor va al hospital, se le extrae sangre y orina y a la hora, otra vez sangre. No cuentan allí las excusas. Aquí tanta tolerancia impune (a veces pagada) terminaría al modificarse el Código Penal. Si rigiera en todo el territorio nacional, no habría más registros dobles y abriría el proceso penal de oficio. No bastaría el dinero para ocultar pruebas.

 

FEMICIDIOS

¿Cuántos femicidios hubo en 2013? Uno cada 30 horas, 295 mujeres. Y el revés de la trama: otra inocente condenada. En Tucumán, Teresa Seco sufría violencia física (su marido le pegaba con un palo); también psicológica y económica: le quitaba cuanto ganaba para tomar alcohol. En la comisaría, una mujer la persuadía de no denunciarlo. Y ante otra golpiza, su hijo de 13 años trajo un cuchillo de la cocina. La madre se lo quitó. El hombre le pegó y ella lo empujó con la punta del arma. “Es lícito contestar la violencia con la fuerza” (licet vim vi repellere). Por 16 horas no lo atendieron. Pudo salvarse, y a todos sorprendió su muerte.

Tenían otra niña de 3 años y un niñito de uno. Absurdamente, esperó el juicio privada de libertad. Al hombre que mata a un ladrón le toleran  una “defensa propia”. Por la violencia de género y la doméstica, a una mujer nadie le cree. Si no acepta los golpes, desconfían. La Cámara la condenó a 12 años de cárcel. La mujer dejó a sus hijos sin protección.

No admitió la Cámara su legítima defensa, porque “en el hospital no lo cuidó”. Fallo erróneo. Pues ella corría peligro de muerte y “la ventaja debe ser para quien corre el riesgo” (commodum eius ese debet, cuius periculum est). La familia del marido le sacó la beba y luego, tras tres años y cuatro meses de cárcel, le dieron prisión domiciliaria, pero a la beba no se la devolvían. ¿Hubo mujeres entre quienes la condenaron? Sí: de tres camaristas, dos mujeres. El machismo no es sólo algo de machos. Accidentada en la casa, fue al hospital tras avisar a la policía. Dijeron que violó su prisión domiciliaria y la Cámara la volvió a prisión

No la excarcelaban. Después, la Corte tucumana (de sólo hombres…) la liberó y censuró el fallo anterior. Al pegador, esas juezas con su fallo lo protegieron post- mortem. Y debido a él, a otros de similar proceder

¿Por qué? Porque hay mujeres que administran justicia y aún creen la falacia de que la Justicia es imparcial. Educadas en universidades que rigen hombres, carecen de una perspectiva de género. Creen que para ascender deben dar fallos masculinos, ser hombres con pollera. Quizá evitando la piedad se sienten superiores en su ejercicio del poder. ¿Yo discriminadora? No lo admiten. Ellas se autoexcluyen. Pero ascienden.

 

JUICIOS CON JURADOS

La batalla cultural para que las fiscales y juezas no actúen a favor de las corporaciones y sí del ciudadano, debe darse en el Poder Judicial. Incluso la fallecida Carmen Argibay, tildada de progresista, fue neutral en la Ley de Medios y se opuso elitista a que tras 160 años haya juicio con jurados: “”No tenemos garantía de que la gente comprenda cuál es la visión; ni garantía de que no sea presionada por la víctima o los imputados”. En EE.UU “la gente” juzga. ¿Aquí es estúpida, no puede?

Argibay había resistido presiones de bancos y sus AFJP. Pero la élite jurídica rechaza el juicio por jurados pues anula su burocracia escrita, maestra del amiguismo. Miles de fojas que nadie lee y de pronto fallos raros por motivos ignorados. Con jurados no habría ya sorteos a dedo, condenas y absoluciones sin lógica. Esta apertura al hombre común le quitaría el engolamiento a los juicios, el viejo lenguaje de “usía”. Como narra Leonardo Sciascia en su novela “Puertas abiertas”. Que ocurre durante el fascismo. Aunque su álbum de secreteos es muy argentino.

“Donde se requieren pruebas, no bastan sólo las palabras” (ubi factum requiritur, verba non sufficiunt). Argibay justificó en una nota de 2008: “¿Cómo voy a exigirle a los chicos que respeten la vida de los demás si nadie respetó la de ellos?”. Dijo que no tenían educación ni salud, lo cual no es cierto: hay subsidios por ir a la escuela y en los hospitales cuidan a todos, incluso a gente de otros países. Justificó la libertad del criminal: “El juez no puede saber si dentro de un mes comete un robo y si se le resiste una víctima, la mata”. ¿No cuentan los antecedentes, la peligrosidad, como en otros países? Un modo de lavarse las manos.

Nunca los juristas copian la lección de Jefferson, quien aseguró que la ley, en su forma más pura, sirve para defender las libertades de todos.

 

DROGAS

Una excusa discutible en boca policial, para justificar la extensión del delito, es la droga. Por cierto, el paco devora a los niños y jóvenes y ni saben lo que hacen. Incluso otras drogas como el “chocolate” (hachís), ahora producen daños más severos que en otras décadas, por aditivos químicos solventes que le agregan. Es sabido que la cocaína exagera la violencia delictiva. Y consumir sustancias es una elección personal, en casi todo el planeta ilícita. Aún no está socialmente aceptada. Pero nadie obliga a consumir, salvo en el caso de las mujeres secuestradas para la trata. Si bien los excesos son malos, quien vaya a una fiesta de treintañeros verá drogas. Mire y analice el efecto opuesto que causan.

Desde que a principios de los años ´50, Jack Keoruac promoviera feliz fumarse un porro en su novela “En el camino”, su uso se universalizó y hoy impera en casi todo el mundo. Sirvió para dominar a los inseguros y para que las corporaciones impongan, sin reacción de las masas, las injusticias sociales. El Gran Hermano de Orwell halló el mejor placebo.

El actor Robert Mitchum fumaba en USA desde antes de la prohibición de 1937. Fue detenido en 1949 y el escándalo casi arruinó su carrera. No obstante, actuó otro medio siglo. Pero si alguien es neurótico/a, o violento/a, lo exaspera. Incluso al conducir. Si le suma ser delincuente es, para sus víctimas, muy grave. Lo certificó el escritor Norman Mailer (muerto hace poco, a los 83). En su último libro, confesó que los cinco años que la fumó fueron los más terribles de su vida. Se peleaba con todos y quiso matar a su esposa, salvada por milagro. Ella lo narró en un libro que leímos. Mailer fue soldado raso en la Segunda Guerra en el Pacífico y, como todo ex soldado, contenía su gran violencia interna hasta que estallaba. Él era una mecha. Y la marihuana fue su fósforo.

Pero en la mitad de los 50 Estados de USA toleran el uso terapéutico de la marihuana y en Colorado se puede comprar para recreación. No es inocua, como quizás cree Uruguay, el primer país que la legalizó. Si bien el 51 % de los estadounidenses está a favor de la legalización (y el 72 % de los menores de 30 años) su uso contra el dolor se limita a una de las 60 variedades, la CBD. La reacción del fumador (excepto la habitual risa) depende de su carácter. Histérica, anodina o peligrosa.

Desde hace 70 años se acepta al alcohol como droga que enferma. La más dañina es la morfina, que tras medio siglo resurgió ahora. Por ella partieron sin cumplir 40 años grandes músicos de jazz: Charlie Parker, Clifford Brown, Bud Powell, Fats Navarro, Chet Baker. Uno de los que logró salir fue Miles Davis, encerrado en una pieza de la granja de su padre a los 46, como Frank Sinatra en el film “El hombre del brazo de oro”. Tras no volver a utilizarla y retornar al esplendor, moriría a los 65.

 

IMPUNIDAD

En Argentina, existe cierta hipocresía en los medios de comunicación. Puertas adentro se sabe que hay políticos, conductores, actores, que se drogan. Y periodistas. Algunos defienden cierta “libertad indulgente” con el crimen. El conflicto es una polémica entre quienes normalmente aprecian declararse “progresistas”, y muchos reaccionarios que piden “tolerancia cero”. Para éstos, la solución sería matar a todos, o cárcel para el pobre. Los primeros, aparentan ser más justos. Y no es cierto.

Quien se cree un transgresor, tiende a justificar a otros transgresores. Un pedófilo rico, psiquiatra, acordó breve pena y la cumplió en la casa. Nadie reaccionó. Hay algunos/as periodistas permisivos con actitudes delictivas que utilizan su medio para exculpar sus costumbres. Ningún periodista puede decir que aquí se sale a robar “por hambre”. En tanto un jubilado gana 3200 pesos, el que hurta celulares reúne al revender seis buenos, $ 2.500. Por día. Unos $ 75.000 al mes. Es algo estúpido aludir a la derecha o izquierda; vale más informarse sobre qué ocurre.

 

POLICÍAS Y OTROS

La derecha elogia a la corporación policial, aunque la integren inútiles, como el que el 9 de setiembre tomó un pedido al 911 en Rosario y en pleno asalto preguntó entre qué calles estaba ese número, la ropa de los maleantes, e inquiría “Señor, ¿me escucha?” mientras se oían los tiros. Su tarea era apretar un botón y enviar un móvil, no indagar a las víctimas. Final: un muerto de 38 años y dos heridos graves. Lógico. Y la “izquierda” (se lee o escucha en periodistas que conocen el planeta) habla de reinsertar al delincuente. Sabe que en otros países no ocurre.

Si bien los excesos policiales menguaron, subsiste un resto al que hoy se denuncia (Correpi defiende al ciudadano) pero la policía dulcificada, que tolera hurtos y robos en los subtes y calles, dista por fortuna de la policía “brava” de otras décadas, pronta a pegar a cualquiera, a tirarle el caballo encima en las puertas de las canchas, a torturar con picana para sacar información. Con la anuencia de jueces. No había abogado de oficio. Quienes se quejan y esgrimen su derecho ignoran que antes no existía; el que acusaba a los policías a veces emergía suicidado, se “arrojaba” desde una ventana del Departamento de Policía. Siempre el que mataba a un policía cavaba su tumba. Valore el lector el presente.

La vieja cadena de favores (quinieleros, prostitución) se extendió en el Proceso y continúa. El saqueo policial a los bienes de “desaparecidos” en la dictadura, punteros políticos (amigos de 150 concejales radicales con cargos durante la dictadura) que permitían en los años de Alfonsín zonas liberadas a los delincuentes para recaudar votos. Barras bravas  –arribistas con prontuario- que en épocas de Menem hicieron lo mismo para el PJ. Gran parte de los barrios de Buenos Aires no tiene policías que los vigilen. Hay comisarías tolerando 20 departamentos por barrio donde ejercen prostitutas. ¿Y por qué el Gobierno de C.A.B.A  admite bailar en esos boliches habilitados sólo como “bares”? El billete libera.

 

CÁRCELES

Dentro de las cárceles, cualquiera sabe que circulan mucho la droga y los celulares, incluso para secuestros virtuales. Si bien existen ciertos protocolos estrictos para el uso de la fuerza, en realidad cuentan poco. Se pega a algunos delincuentes pobres y atienden cual Vips a quienes pagan. Ciertos simplones dan lecciones en la tele apelando a “la unión de los políticos” sobre la inseguridad, tarea imposible en nuestro país. En otros, desarrollados, no hay pabellones sino celdas individuales, lo cual impide que haya “autito” (homosexual), “águila” (el que lo acecha)  o buscando “cantos” (nalgas) un “quitamarido” (saca el amante a otro).

Otro ejemplo: progresistas que desconocen el mundo carcelario piden no construir más cárceles, afirman que ya hay muchos presos. Eso no es real. En EE.UU, los presos equivalen al 7 por mil de los habitantes: son 2.200.000 personas. Aquí las cárceles están superpobladas por la prisión preventiva, cualquiera cumple condena sin un fallo. La realidad: explotó la inseguridad en 2002 por la situación social y porque existían pocos presos, uno cada mil habitantes. Si bien en la década aumentó la población penal (de 40.000 a 60.000), equivale al 1,5 por mil de los habitantes, sólo un 20% (proporcionalmente) de los presos de EE.UU.

Si se desea más seguridad, el promedio debería aumentar; quizá no al de EE.UU pero duplicar el actual y llegar al 3 por mil. Es decir, 120.000 detenidos. Con celdas individuales, no pabellones en donde ordena un “capanga” y el 90 % de las fugas (40 en 2014) las paga la corrupción. Con juicios serios, para que la legislación no se use contra los pobres, armando causas falsas (para ascender) contra quien no tiene medios. También es leal blanquear las amenazas de los presos a sus guardias y a sus familias, si no les dan privilegios a los detenidos. Esto se calla.

 

ABOGADOS

A la angustia del temor al delito y a la paranoia que recrean los medios en el imaginario al repetir la noticia 30 veces al día generando terror (y quizás un voto castigo al Gobierno) une la tele el desparpajo excesivo. Deambulan en frívolos canales de cable (cínica escuela de engreídos)  multitud de abogados buscando defender a victimarios. Uno famoso por litigar contra la niña Ángeles, víctima propiciatoria, no fue juzgado aún (pero estuvo preso) por trastocar pruebas en el caso Grassi. ¿Y?

Hoy día la excepción es estar detenido, porque fiscales y jueces toman su tarea con liviandad, debido a que el Consejo de la Magistratura, de acuerdo a lo que se dice en Tribunales, no gestiona del modo correcto.

¿Hay pan para tanto ladrón? La “Justicia” se adecúa a los tiempos. No es casual que ex jefes de la KGB (policía secreta) fueran presidentes de Rusia (Yuri Andropov y ahora Putin), como George Bush, ex jefe de la CIA, lo fue de EE.UU. Aquí, el Poder Judicial tiene mucho poder. Y otros también. Un exladero de Moyano propone reintegrar 2 millones de dólares robados a su gremio y que en juicio abreviado lo condenen a 2 años en suspenso. ¿La fiscalía? Acepta. El tipo seguirá en la casa.

 

REPARACIÓN

Además, nunca hemos compartido las opiniones de los funcionarios o periodistas para quienes es igual la víctima que el victimario. Desde la Biblia en adelante, ninguna regla milenaria lo certifica. Lo similar es el derecho a la defensa en juicio. ¿Pero es igual a su víctima quien entra a una casa y le deshace la cara a abuelos vulnerables de 80 años y a veces los mata? Sería como argüir que el SS que asesinaba a un judío era idéntico a él. Ambos son parte de la raza humana. Pero nada más.

La educación familiar cesó. Parientes de acusados aterran a víctimas, atacan a médicos y a maestros. Los filman, pero luego no hay castigo.  La ley tampoco legisla la “reparación”, algo frecuente en otros países. ¿Quién paga los años de psicólogos para la víctima o sus parientes? Ellos mismos. Quien sufrió algo procura no recordar, pues la memoria le duele. Antes, un “pesado” usaba su arma en los asaltos a bancos, o si la policía lo perseguía. Sólo para defender su vida. Nunca contra un civil desarmado. Se nota en los viejos films argentinos. Ahora tiran a la cabeza, no a las piernas. Por impunidad y una ausencia de reparación.

 

RECUPERACIÓN

Como Sartre, quien escribe se auto indaga. ¿Es recuperable ése que acaba de matar a su mujer y tirarla con su hija (que vivió aún 72 horas) por una alcantarilla en Córdoba? ¿Debe la sociedad pagar su estadía sin trabajar en prisión y verlo luego vivir a dos cuadras de su casa cual el que asesinó a sus dos hijas, mujer y suegra y cumplió sólo 13 años? ¿En qué sociedad del mundo desarrollado purgan penas tan irrisorias? Quienes quemaron al fotógrafo Cabezas estuvieron presos siete años.

 

PENAS

Compartimos la “prudencia en el uso de la pena” que exige Zaffaroni, pero debe haber equilibrio. Adjudica casos de “gatillo fácil” al Sistema y reclama la “prevención jurídica”. ¿Cuál es la prevención, si liberan a violadores y asesinos? En una sociedad multiviolenta como ésta, un 3 por mil es cantidad lógica, no excesiva. Si la gente espera ver presos modelo, liberándolos no lo logrará. Un rompepuertas entrará armado a su casa. Hoy no existen los códigos. Combatir al delito no es reprimir.

Castigan con cárcel sólo el 2% de los delitos. Y es sabido que incluso abunda el poliladrón. Es “pasado a disponibilidad”, con cierto disimulo. Los policías que viven con lujos son muchos más que en otras épocas.

 

NUEVO CÓDIGO PENAL

Mientras tanto, el progresismo le cede una bandera a la derecha, que exige aumentar las penas. ¿Es preciso hacerlo? En Israel cada crimen vale una perpetua. Aquí son 20 años totales, y salen a los 13 años. Un Código Penal nuevo y justo sería útil. Para cumplir la ley consensuada. “La ley es dura, pero es la ley” (dura lex sed lex). No parece lógico que para aparentar ser “políticamente correcto”,  deba proclamarse que los delincuentes son angelitos a los que se redimirá mediante las caricias.

Muchos compañeros erran la mira: critican al mensajero (ese actor) en lugar de rever el mensaje social. ¿Cuál? El reciente video que recorre el mundo del turista que filmó su propio asalto: se ve al delincuente, su arma, y se oye su amenaza. Tenía antecedentes y casi 600 gramos de marihuana encima. Y una jueza lo liberó. Porque la víctima no realizó  denuncia. ¿Qué debía hacer un fiscal? Acusarlo de tentativa de robo con arma: 6 a 10 años de cárcel. Y de vender droga. Con la lógica de la jueza, si lo mataba, salía libre. Porque alguien muerto no denuncia. ¿No sirve el video? Al carabinero que en Chile mató al cámara que lo filmaba, al irse Pinochet 25 años más tarde, ese video lo mandó preso.

 

CONCLUSIÓN

El día en que los jueces piensen más en la víctima que en el victimario o en sí mismos, el país dará un paso gigantesco hacia la real Justicia.

 

Fuente: Diario Registrado