La mano del Estado en medio de la crisis

El IFE, la ATP y los créditos para monotributistas a tasa 0 por ciento fueron utilizados para abordar gastos diarios, fundamentalmente comida, y también en el pago de servicios esenciales como gas en garrafas. 

El IFE, la ATP y los créditos para monotributistas a tasa 0 por ciento fueron utilizados para abordar gastos diarios, fundamentalmente comida, y también en el pago de servicios esenciales como gas en garrafas.

El 74 por ciento de los hogares obtuvieron algún tipo de ayuda estatal, nacional o provincial durante la pandemia. La ayuda fue destinada a evitar una de las herencias más pesadas que deja la crisis: el endeudamiento de los hogares medios y bajos. El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la ATP y los créditos para monotributistas a tasa 0 por ciento, por ejemplo, fueron utilizados para abordar gastos diarios, fundamentalmente comida, y también en el pago de servicios esenciales como gas en garrafas.

Los datos son resultado del estudio sobre dinámicas de endeudamiento de familias que llevó adelante el Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes) de la Universidad de San Martín bajo la coordinación del sociólogo Ariel Wilkis. El informe realiza especial énfasis en la fuerte presencia de ayuda estatal en los hogares, y deglosa su importancia en función de la condición sociolaboral y el destino de las mismas.

La mayor proporción de estas ayudas corresponden a IFE  en el 47 por ciento de los casos, créditos a monotributistas a tasa 0 por ciento en el 23 por ciento de los casos y la ATP en 15 por ciento de los hogares. También aparecieron otras asistencias estatales anteriores a la pandemia y que siguieron otorgándose durante la misma, como la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar.

Estatales, los menos beneficiados 
«El grupo de trabajadores estatales fue el que menos ayuda estatal recibió, porque no lo solicitaron o porque, cuando lo hicieron, las solicitudes fueron rechazadas, como el caso de hogares donde algún miembro lo había solicitado, pero se incumplía con los requisitos», asegura el informe.

El IFE fue una ayuda que abordó a hogares de todos los perfiles sociolaborales, pero con mayor participación en los del grupo de trabajadores informales. En este grupo, además, el IFE se conjuga, en algunos casos, con otras ayudas como AUH, pensiones no contributivas por madre de 7 hijos, pensiones por discapacidad y módulos o bolsones alimentarios. Por su parte los créditos a tasa 0 por ciento fueron mayormente solicitados en el grupo de comerciantes y profesionales, seguido muy de cerca por monotributistas. La ATP es una ayuda donde predominan hogares del grupo de trabajadores del sector privado.

Deudas para sobrevivir
En cuanto al uso de estas ayudas, el IFE fue mayormente ocupado en gastos diarios y corrientes, fundamentalmente comida, y también en el pago de servicios esenciales. También fue utilizado en menor proporción para el pago del alquiler, de vencimientos de tarjetas de créditos y distintos tipos de deudas. Del mismo modo, fue utilizado también para contrarrestar la falta de ingresos del hogar a través de la compra de maquinarias o establecer emprendimientos que aseguren algún tipo de ingresos como la compra de ropa para la reventa.

Por su parte, los créditos a tasa 0 por ciento tienen un uso más diversificados, que va desde compra de alimentos y financiación de gastos corrientes, el pago de deudas de tarjetas de crédito hasta otros pagos menos urgentes o incluso, suntuosos. Estos créditos, al igual que los subsidios y créditos provinciales brindan la posibilidad también de financiar negocios y comercios parados temporalmente o reconvertir actividades comerciales.

En el caso de la ATP, la ayuda estatal suplantó al ingreso por salario y cumplió esa función: financiar el consumo y gastos cotidianos, pagar alquiler, servicios e impuestos, como así también deudas.

Finalmente, el informe identifica «tensiones con las regulaciones estatales» como las moratorias que “desorganizan la planificación de las economías domésticas generando una incertidumbre al futuro». Además asegura que no siempre son eficaces dada la alta informalidad por ejemplo en el caso de los alquileres. Mención aparte resulta el vinculo de los sectores medios con respecto al IFE, que rechazan la nueva situación de “beneficiarios».

Fuente: Página 12