La necesidad crece en los comedores y merenderos de Río gallegos
Un informe especial de La Opinión Austral dio cuenta de que unos 1.200 chicos se alimentan en comedores y merenderos diariamente en Río Gallegos. Dependen de las donaciones solidarias.
29/08/2018 MUNICIPIOSUn informe especial de La Opinión Austral dio cuenta de que unos 1.200 chicos se alimentan en comedores y merenderos diariamente en Río Gallegos. Dependen de las donaciones solidarias. Ayer el comedor de Los Lolos, que abre tres veces a la semana para alimentar a 70 personas, no pudo hacerlo.
Al menos 15 comedores y merenderos funcionan en Río Gallegos para alimentar a unos 1.200 chicos. A ellos se suman las familias que son asistidas con bolsones de comida o la tarjeta social.
Algunos comedores, según explicó el informe especial publicado por La Opinión Austral este domingo, son oficiales y funcionan en las escuelas, pero muchos otros son esfuerzo de alguna institución o grupo de vecinos que bregan por llevar un plato de comida ante la necesidad del prójimo.
Para hacerlo dependen, básicamente, de la solidaridad de la sociedad y si esta no llega a tiempo, sucede lo que le ocurrió a Sonia Torres, responsable del comedor que funciona en el barrio Los Lolos.
Ella y la gente que la ayuda abren tres días a la semana, los lunes, miércoles y viernes, para brindar un plato de comida a 70 personas “entre niños y papás”. No hace mucho ese número era de 50 y creció a la par de la necesidad social.
“Se ha incrementado la cantidad de gente que viene por un plato de comida”, reconoció Torres, “más niños que padres”, referenció y por eso más duro le resultó cuando ayer no pudo abrir. “Damos lo que podemos, con lo que tenemos”, dijo y lamentó que “hoy (por ayer) no pudimos abrir el comedor porque no conseguimos las donaciones”.
Contó por Radio LU12 AM680 que por ahí le solicitaba una colaboración a un diputado, a algún concejal, también a los comercios y siempre alguien donaba, pero esta vez no ocurrió.
Reconoció que hay personas “que me dijeron que una vez al mes me pueden donar algo, pero eso no alcanza para brindar el almuerzo los días que tenemos, que es lunes, miércoles y viernes”. Reconoció que abrir un lunes, cuando se viene de un fin de semana, termina siendo crucial, sobre todo para los más chicos y por eso el gran golpe de no poder hacerlo, por lo que Sonia dijo sentirse “decepcionada” porque “no pude abrirlo cuando los chicos estaban esperando, pero no pierdo la fe que el miércoles podamos abrir las puertas”.
Sobre las necesidades, comentó en el programa “En el Tintero”: “nos hace falta todo, pero mayormente el pollo, la carne o lo que sea para poder elaborar el plato de comida”.
Pero no sólo se trata de alimentos. “No nos alcanzan las sillas y hay chicos que comen parados o por turnos, por eso hablé con el gremio de la UOCRA para ver si me podían colaborar con banquetas y creo que esta semana las van a terminar”.
También contó otra necesidad: “no tenemos cucharas, por ejemplo los otros días hicimos arroz con leche y lo tuvieron que comer con tenedor”. Por lo que cualquiera que esté interesado en ayudar, puede hacerlo acercándose a Sotomayor Quilca 1147 (esq. Luis Varesse), en el barrio Los Lolos, o comunicándose con Sonia al Tel. 2966489077.
Más realidades
La gente de Paycan también puso un merendero. “Tenemos 41 chicos que están yendo al merendero. A veces son un poco más o menos, pero siempre hay alrededor de 40”, indicó Lorena Galeano, otro grupo que ve con buenos ojos cualquier donativo que se les quiera acercar.
Quien en cierta forma tiene resuelta su forma de funcionar es el comedor María Nazareth que funciona a cargo de la hermana Erika Saldivia.
“En el tiempo que llevo yo aquí, la realidad no ha cambiado mucho”, comentó la monja, aunque sí “hay bastante adultos mayores que vienen a buscar el pan cada mañana. Son alrededor de 60 personas que se acercan hasta el comedor entre las 10 y las 12 de la mañana, en general es gente que está sin trabajo o incluso jubilados”, señaló.
Reconoció en ese sentido que se ve cómo ha ido aumentando la necesidad. “Cuando les preguntamos por qué vienen… nos dicen que no tienen trabajo o están solos o hace poco llegaron y no tienen dinero para proveerse su alimentación diaria”, cuenta la hermana Erika.
En cuanto al servicio de almuerzo, lo dan de lunes a viernes, fundamentalmente a los chicos, pero también cuando son muy pequeños y vienen acompañados por sus madres, “ambos almuerzan”. En promedio, son 60 platos diarios, pero a veces ese número se eleva hasta los 80.
Sobre si la gente que asiste es recién llegada o afincada en la ciudad, la religiosa destacó que “hay de todo”, últimamente “se ve más gente que ha perdido el trabajo”.
Respecto a cómo resuelven su provisión de mercadería, reconoció que “recibimos donaciones de los supermercados, fundamentalmente La Anónima, que nos da donaciones dos veces al mes y La Serenísima, que nos provee el pollo y la leche”, reconociendo que “sin esa ayuda no podríamos dar alimentos, porque no tenemos de dónde sacarlos, ya que donación en dinero no recibimos, aunque sí gente particular por ahí nos trae alimentos”.
Destacó que la clase media es la más solidaria. Para la hermana Erika, “es notable que la pobreza está aumentando”, ya que observó que “en la ciudad no hay industrias, entonces ¿dónde la gente va encontrar trabajo? Mucha gente plantea que hace changas para poder sobrevivir”.