La pandemia provocó el cierre de una decena de espacios culturales en Rosario

Son pequeñas salas de teatro o exposiciones que no pudieron sostener los costos de alquiler, impuestos y servicios. Piden no pagar la TGI.

Son pequeñas salas de teatro o exposiciones que no pudieron sostener los costos de alquiler, impuestos y servicios. Piden no pagar la TGI.

Habilitados para integrarse a la “nueva normalidad” de la pandemia hace diez días, los espacios culturales de la ciudad dan pelea para acomodarse a las exigencias de los protocolos y reclaman políticas públicas para sobrevivir al Covid-19. Según advierten, desde el comienzo del aislamiento obligatorio una decena de lugares cerraron sus puertas porque no pudieron sostener los costos de alquiler, impuestos y servicios. En el Concejo Municipal proponen eximirlos del pago la tasa municipal.

Los espacios culturales, con toda su variedad (ya que incluyen salas donde se dictan clases de música, danza o teatro; lugares de exposición o pequeños salones teatrales, lugares donde se dictan talleres, clases de música, danza, y expresiones artísticas, y bares culturales) son un sello distintivo de la cultura local. Pero, además, son una fuente de trabajo para docentes de distintas disciplinas, actores y músicos y un lugar de encuentro, aprendizajes y pertenencia para la comunidad. Ni más ni menos.

De acuerdo a un censo del Colectivo Rosarino de Espacios Culturales (Crec), en Rosario existen unos 70 locales donde se puede ir a tomar clases de distintas disciplinas artísticas, participar de un ciclo de charlas, ver una película o un espectáculo de stand up. Según el mismo relevamiento, desde el 20 de marzo, cerraron diez. La Bartolina, Le Bal, Bracco, Quilombo 27, Club 1518 y Combo Club son algunos de estos espacios.

“Estamos muy preocupados”, señala María Noel Alarcón, referente del Crec y alma máter de Aire, una escuela de circo que funciona en San Martín al 1900. “Los espacios culturales se mantienen abiertos por el enorme trabajo de los docentes y las personas que participan de ellos. Y, para todos, la situación está muy complicada”, apunta.

Y destaca que si bien tanto el gobierno nacional como la provincia dispusieron de líneas de ayuda para propuestas culturales, “no todos los espacios están en condiciones de acceder a estos beneficios”.

A prepararse

El próximo sábado, a partir de las 22.30, desde el centro cultural Quetepasa se trasmitirá (vía Facebook e Instagram) un recital en vivo de Homero y sus Alegres. Lo recaudado por el espectáculo se repartirá entre los espacios que necesiten ayuda para adaptar sus instalaciones a las exigencias impuestas por los protocolos para prevenir contagios de coronavirus.

A diez días de que el municipio autorizara su apertura, muchos lugares aún siguen cerrados. “Muchos aún no terminan de decidir qué hacer. Sabemos que si uno quiere tener actividad es importante cumplir con todos, pero los gastos de apertura son grandes y podemos trabajar con grupos muy reducidos de personas. Algunos empezarán el mes que viene, otros van a esperar a ver qué pasa”, señala Alarcón.

Entre otras medidas de prevención, se debe medir la temperatura temporal de todos los que ingresan, proveer de alcohol en gel o diluido y garantizar la higiene completa del lugar cada vez que ingresa un nuevo grupo.

En el Concejo

La preocupación de los dueños de estos espacios llegó al Concejo Municipal. Alejandra Gómez Sáenz (Frente de Todos) presentó un proyecto para eximir a estos espacios del pago de la tasa general de inmuebles y el derecho de registro e inspección durante un año.

La concejala advirtió que “Rosario se caracterizó históricamente por su fuerte producción cultural y por la gran propuesta que sus espacios culturales ofrecen. Pero, en los últimos 4 años, la fuerte caída del salario, los incrementos tarifarios y las escasas políticas públicas para el sector golpearon fuerte a los espacios culturales rosarinos, llevando al cierre definitivo de muchos de ellos. Sumado a esos problemas de fondos, el aislamiento obligatorio forzó el cierre de algunos de ellos”.

Para la edila, estos espacios son fundamentales, “ya que forman parte y construyen la identidad de la ciudad, publicitada tantas veces por su actividad cultural y reconocida así en el resto de las provincias. Pero estos lugares no son sólo un baluarte cultural, sino también como fuente de trabajo de artistas, docentes, gestores, técnicos, agentes de prensa y otros eslabones de la industria cultural de la ciudad”.

Fuente: La Capital