La reparación de la peatonal de Córdoba, el disgusto de los comerciantes

Los plazos para completarla se extienden y los dueños de los negocios sufren las pérdidas sin ver resultados.

Los plazos para completarla se extienden y los dueños de los negocios sufren las pérdidas sin ver resultados.
Desde la Municipalidad reconocen que todavía quedan unos tres meses de obra en la zona.
Los comerciantes de la calle 9 de julio, entre Sucre y Jujuy, recibieron en agosto una carta que les informaba que a partir del 10 de ese mes, y durante 60 días, se iba a trabajar en el Plan de Recuperación del Centro Histórico de la Ciudad de Córdoba.

Pese a que en la misiva se explicaba que se trabajaría teniendo en cuenta el normal desarrollo de la actividad comercial, las obras tardaron un 50 por ciento más de lo estipulado e implicaron complicaciones en el paso de los peatones, lo que, indefectiblemente, se tradujo en menores ventas, además de no quedar del todo terminadas.

“Entre Jujuy y General Paz está completada la reposición de solado y avanza la iluminación. Faltaría terminar con los canteros, que ahora se definió que van a ser de chapas de acero y ya fueron mandados a hacer, y también la reposición del equipamiento urbano”, explicó Daniel Mentesana, director de Arquitectura de la Municipalidad de Córdoba.

Además, el funcionario municipal agregó que quedan más de tres meses de obras –en toda la peatonal– que se pueden extender, en virtud de molestar lo menos posible a vecinos y a comerciantes.

Pero la paciencia ya no abunda entre los afectados . “La velocidad con la que se hacen estas obras es muy importante para el comercio, porque se pierde mucho dinero durante la construcción. Y eso para poner el mismo suelo que hace 30 años, que está condenado a muerte. Una laja de ese espesor no va a durar”, vaticinó Manuel Zeler Krautz, de la agrupación Preocupados por el Microcentro.

“Uno no ve una peatonal por la que la gente vaya a venir gracias a lo linda que quedó, y que nosotros entonces podamos recuperar todo lo que perdimos en más de 90 días. Sólo cambiaron el suelo, por lo mismo que estaba antes, y pusieron luces led que, por la noche, a veces están apagadas, y prendidas en el día”, añadió el dueño de un negocio de la zona que prefirió mantener su anonimato.

Piso nuevo, lajas flojas

La obra de puesta en valor que realiza la Municipalidad de Córdoba ya atravesó el espacio entre Jujuy y General Paz. Ahora, se encuentra vallada la 9 de Julio pasando Rivera Indarte, con operarios renovando el solado.

Las discutidas lajas fueron colocadas ya en tres calles, como también las luces led reemplazando el alumbrado público. Sin embargo, el estado de canteros, carteles y tachos de basura no ayuda a mejorar la imagen del icónico lugar del Centro cordobés.

“También varias veces han venido a repasar las juntas, porque está mal hecho ese trabajo. Vienen unos operarios con unas espátulas a repasarlas, porque en el momento en que las pusieron no las tomaron y se empieza a filtrar el agua, y se aflojan las lajas”, mencionó Norberto Naselli, comerciante del sector.

“No son más de 20 las lajas que se rompieron. Tuvimos el desprendimiento causado por dos problemas. La gente no respeta las vallas y pisa cuando la obra no está terminada y además hay ingreso de vehículos pesados, lo cual se está tratando de corregir. En ocasiones, la misma empresa ha tenido que ingresar con maquinaria y ellos mismos admiten que rompieron”, mencionó Mentesana.

Sueltas. Muchas lajas están flojas por falta de toma de juntas. (Nicolás bravO)

Lo atamos con alambre

En los 300 metros de 9 de Julio donde ya se trabajó hay más de 20 canteros, todos sumamente comprometidos e incluso con cables a la vista que no sólo suponen contaminación visual, sino riesgos para los transeúntes.

Las roturas que se tuvieron que hacer para pasar cables por la estructura de los canteros, hace más de dos meses, fueron emparchadas con ladrillos mal tapados por cemento y, a su lado, las tapas que contienen otros cables se encuentran oxidadas, se abren o cierran al ritmo del viento, o fueron reemplazadas por maderas atadas con alambre.

Un cable que alimenta un puesto de carga de Red Bus sale de una caja en las afueras de un local y cuelga sin ningún tipo de protección sobre el paso peatonal. Además, varias enredaderas se encuentran atadas de manera improvisada por hilos que los propios comerciantes colocan.

Caños rotos y destapados que emergen de la tierra, carteles publicitarios oxidados y tachos de 200 litros cortados a la mitad para arrojar la basura terminan de completar un escenario apartado de cualquier criterio estético.

La promesa de solucionar estos problemas en los próximos meses continúa.

La paciencia de los comerciantes se va agotando.

Fuetne: La Voz