La solidaridad supone justicia social

La muerte de compatriotas que vivían en situación de calle en pleno centro de CABA y el boom de la solidaridad de nuestro pueblo, a través de distintas organizaciones sociales y deportivas, facultades e iglesias son dos realidades que están íntimamente relacionadas.

La muerte de compatriotas que vivían en situación de calle, entre ellos Sergio Zacarías -–de 52 años–, en pleno centro de CABA y el boom de la solidaridad de nuestro pueblo, a través de distintas organizaciones sociales y deportivas, facultades e iglesias son dos realidades que están íntimamente relacionadas.

Si hay algo que generan las políticas neoliberales son muerte por un lado, y un crecimiento exponencial de las ONGs que aparecen como la respuesta de la sociedad civil a determinados problemas puntuales de injusticia social. Esto se vio claramente en los ’90 y hoy la historia se repite. ¿Por qué pasa esto? Porque el Estado, que es quien debe generar un marco estructural en donde cada ser humano, desde el momento de nacer, pueda vivir con dignidad, en el neoliberalismo se retira y no lo hace; abandona el ser garantía de los derechos básicos de lxs ciudadanxs: alimentación, trabajo, salud, educación, horizonte de sentido. Es un Estado injusto y asesino.

¿Alcanza con la solidaridad? NO ¿Es importante? SÍ, es fundamental porque la solidaridad está en estrecha relación con la justicia, ya que nace del hacerse unx con el dolor de lxs otrxs y de forma individual o colectiva da respuesta a dolores y angustias concretas. La solidaridad es la ternura del pueblo. Pero ninguna organización social, por más brillante y comprometida que sea, establece políticas públicas y decide el rumbo de un país.

La solidaridad supone la justicia social y adquiere plenitud de sentido cuando se sube a los hombros de las políticas públicas de un Estado presente y activo, y desde allí articula para potenciar esas políticas.

Este aumento del voluntariado es una buena noticia porque indica que hay una respuesta de solidaridad ante la indiferencia y el egoísmo que nos propone este sistema. Pero en este caso no lo es totalmente porque nos muestra con crudeza la ausencia del Estado; porque esto implica que cada vez hay más necesidad, más injusticia, más hambre, más exclusión y muerte.

Sergio Zacarías y nuestros otros cuatro compatriotas murieron de frío como consecuencia de que el Estado no les garantizó lo básico para la vida, pero también porque la solidaridad de la sociedad no se llegó en esos hechos concretos.

Un país distinto es aquel en donde la justicia social y la solidaridad se dan la mano, en donde las organizaciones sociales son un brazo del Estado y no su reemplazante, donde la idea de que “el otro y la otra soy yo” es un horizonte de sentido, una práctica de vida y no una frase declamada y vacía.

El prójimo es “aquel que tiene necesidad de mí”. Hoy hay argentinxs concretxs que tienen necesidad de nuestra solidaridad. Pero hay un país entero que tiene necesidad de un Estado presente que garantice la vida.

Por eso hay que decirle ¡BASTA! a este neoliberalismo excluyente y asesino.

Por Antonio Fenoy

Coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”

Fuente: Página 12